El respeto por la pieza abatida

13 marzo, 2017 • Pluma invitada

 

Los tiempos cambian, y hoy en día las redes sociales se han convertido en elementos e instrumentos de comunicación principales. En lo que nos atañe al mundo cinético, no nos hemos quedado atrás y a través de ellas nos enteramos de varios asuntos, nos permiten conocer gente con nuestras mismas aficiones, noticias de nuestro sector y hasta descargar fotos. Pero como todo, es un arma de doble filo, y me refiero al tema de las fotos que se suben a las redes sociales.

Efectivamente, los tiempos cambian como decía al principio, y si sabemos que estamos bajo el punto de mira de los grupos animalistas, pues no les demos ni motivos ni razones para que nos critiquen. Quizás haya gente de nuestro sector que se me eche encima por lo que voy a decir, pero deberíamos cuidar más las fotos que se suben a las redes sociales. Además, pienso que un animal abatido se merece mucho más respeto que el que se le da cuando le hacemos una foto en una junta de carnes o en el suelo de un garaje con el suelo lleno de sangre…

Un animal abatido se merece, como mínimo, la foto en su medio natural, intentando cuidar aspectos como la sangre, vísceras etc. Y no me refiero solo a especies de caza mayor como jabalíes o corzos; también me refiero a especies de caza menor como perdices y conejos. Esas fotos con esas perchas cuajadas de perdices, aunque sean en cotos intensivos —que todos sabemos lo que hay—, no dicen nada ni nos benefician en nada porque nos hace parecer lo que no somos: unos carniceros. O, por ejemplo, esas fotos con esas parvas de conejos. Todos sabemos que hay zonas en las que son plaga y que no queda más remedio que hacer un control masivo, pero una cosa es que haya que hacerlo y otra el presumir de ello.

Debemos concienciarnos de que debemos ser cazadores y no tiradores. Y yo siempre digo que para mí, en la caza, prima más la calidad del lance que la cantidad de estos. Deberíamos aprender o tomar nota en este sentido de las cacerías que hacen en centro Europa, y de cómo preparan los tapices de las piezas, sobre hierba, bien colocados, cuidando al máximo todos los detalles.

Cuidemos más las fotos que hacemos, intentando hacerlas mostrando el máximo respeto hacia la pieza abatida.

Javier Pérez Gutiérrez


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