El Gobierno italiano planea batidas controladas de lobos para reducir la población

2 febrero, 2017 • Noticias de caza

El Gobierno italiano va a considerar hoy en una reunión la posibilidad de realizar batidas «controladas» de lobos con el fin de controlar la población de este cánido salvaje. Protegido desde 1976 en Italia, ahora se valora poder cazarlo «en casos excepcionales». El ministro de Medio Ambiente, Gian Luca Galleti, afirma que son muchas las explotaciones de ganado que tienen que cerrar a causa de los ataques del lobo. Los ecologistas se oponen a esta posible medida de gestión mediante la caza.

El 2017 se presenta como un año difícil para el lobo italiano (Canis lupus). Por primera vez desde 1976 —cuando fue incluido en la lista de especies protegidas de Italia—, el Gobierno italiano está considerando llevar a cabo batidas “controladas” para reducir la población. Una posibilidad que se plantea cuando se han registrado algunos episodios particularmente crueles de ejecuciones de estos animales en varios puntos del país.

Imagen de lobo en un bosque / Alessandro Cristiano

El plan, cuya aplicación se decidirá en una reunión prevista para este jueves y que admite la caza «en casos excepcionales», ha sido presentado por el Ministerio de Medio Ambiente y los representantes de las administraciones regionales de Italia. La iniciativa remite a un conflicto en alza en los últimos años: el que contrapone la repoblación de la especie con los intereses de los dueños de granjas en zonas donde el lobo se había extinguido. «Algunas empresas están cerrando por culpa de estos cánidos», ha dicho el ministro de Medio Ambiente, Gian Luca Galletti.

Protección y campañas ecologistas

El lobo italiano, casi desaparecido en los sesenta del siglo pasado —cuando se contaban pocas decenas de ejemplares—, se empezó a proteger en la península italiana en los setenta. Y gracias a campañas ecologistas se ha salvado, con hoy una población estimada de entre 1.000 y 2.000 ejemplares. Animales que viven en toda la cordillera de los Apeninos, desde Calabria hasta Liguria, y en muchas zonas de los Alpes, donde habían desaparecido en el siglo XVIII y reaparecieron en los noventa.

«Es eso lo que agita a los ganaderos. Ya no estaban acostumbrados a la presencia del lobo y a tener que proteger a sus animales», observa Antonio Morabito, de la asociación ecologista Legambiente. «El lobo, sin grandes impedimentos para comerse a las ovejas, es lógico que las prefiera ante los peligros que conlleva atacar a ciervos o jabalís», puntualiza, al subrayar que el asunto se zanjaría con medidas de prevención para evitar los ataques. «Eso sí, hay que invertir dinero y tiempo», afirma.

De hecho, en Italia, existe una legislación —la ley número 394 de diciembre de 1991— que prevé que los ganaderos reciban compensaciones por los animales abatidos por los lobos. No obstante, el problema está en la burocracia, que relentiza los tiempos de indemnización, provocando pérdidas a los productores. Algo que a su vez sitúa a los ganaderos ante la encrucijada de usar la violencia o invertir en sistemas para desincentivar las agresiones, como perros guardianes y cercos eléctricos, para los que se requieren fondos.

Actos de crueldad

Así la guerra entre cánidos y payeses se ha hecho real. «En Toscana hay 600 lobos, y 300 ganaderos ya se han ido de la Maremma (entre Toscana y Lacio)», se ha quejado el presidente regional de la asociación de agricultores Coldiretti, Tulio Marcelli. «El año pasado se perdieron 1.200 millones de euros a causa de los lobos», ha añadido. A la par, en algunas zonas del país han empezado a registrarse actos de extrema crueldad hacia estos animales. Como el de un lobo decapitado que recientemente apareció en plena ciudad de Pittigliano, una localidad de Toscana.

«El riesgo es que con este plan se incentive la caza de una especie que solo después de tantos esfuerzos hemos logrado reintroducir», coincide Stefano Spinetti, presidente de la Asociación de las Guías Excursionistas de Italia (AIGAE). «Por no hablar de los daños que eso puede conllevar para el turismo. Los lobos son tan odiados como amados», dice Spinetti, cuya asociación organiza excursiones para avistar a estos mamíferos en las montañas italianas.

Más aún que, según muchos observadores, también existe otra cuestión de fondo. Que es que cada año centenares de ejemplares de este animal —300, según WWF Italia— son cazados de manera ilegal y terminan en mercados clandestinos.

Informa Irene Savio para elperiodico.com


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