El gallo banda
Amanecía un día con marea y un poco frío, pero esto no era algo de lo que preocuparse, ya que con el paseo que venía, la temperatura no era problema.
Salía con Lis para intentar dar con ese bando de perdices tan escurridizas y difíciles de cazar.
Al poco tiempo de buscar por sembrados y rastrojos, veo que se levanta una perdiz a lo lejos, y de repente se levanta todo el bando empezando a correr y al poco echando el vuelo. Se metieron en una zona con bastante maleza, Lis estaba quedándose puesta a los calientes de las perdices, y cuando llegaba veo que en la parte final de la maleza sale todo el bando fuera de tiro. Dejo que Lis busque por todos los rincones para ver si alguna se había quedado rezagada pero en esta ocasión, solo habían dejado ese olor a perdiz que a los perros les vuelve locos.
Intento dar de nuevo con el bando, y tras una larga caminata doy con él. Esta vez se meten en la ladera, y con paso ligero me dirijo a la ladera pero vuelven a salir fuera de tiro pero esta vez, se separan, una parte del bando se aleja hacia los sembrados y otra parte marcha ladera adelante.
Sigo por la ladera hasta llegar al nuevo emplazamiento de las perdices, Lis comienza a buscar y con su movimiento del rabo indica que no están muy lejos, no pasaron más de treinta segundos cuando salen como a 100m 5-6 perdices pero sigo mi camino y de repente Lis se da la vuelta y en semi-parada, levanta una perdiz que se mete encima de mí, pero al verme gira rápidamente, la dejo tomar un poco de distancia y después al primer impacto consigo bajarla. Lis la cobra y me la deja cerca de mí.
Me pongo a examinarla, era un macho con los espolones muy grandes, le miro la cola y veo dos pintas en dos plumas diferentes, ¡era un gallo banda!.
Tras unas fotos de rigor, decidí acabar mi jornada, ya que esa perdiz era un gran premio, no solo del día sino también de toda la temporada.