El estremecedor relato de un ganadero sobre el presente y futuro del mundo rural
Un ganadero que convive con el lobo explica su día a día en el campo y hace un llamamiento a las nuevas generaciones si no llegan soluciones.
La hija de Félix Rodríguez de la Fuente afirma que su padre nunca afirmó que «al lobo no se le puede tocar», como afirman en falso los animalistas.
Redacción | Se llama Alfonso Muñoz y vive en Galve de Sorbe, un municipio del norte de Guadalajara. «Yo quiero a mis animales, verlos con sus madres y disfrutar de todo el ciclo de proyección que tenga el animal; no estar dando de comer a unos auténticos asesinos del monte». Muñoz es uno de los muchos ganaderos que sufren los ataques del lobo. Ha perdido tres terneros en un mes. No quiere dinero y solo pide defender a sus animales.
En 2012 era ganadero de ovino y sufrió un ataque masivo. El lobo mató a muchas de sus ovejas e hirió a los mastines que las protegían. Esto le obligó a dejar las ovejas y pasarse a la vaca, que con su mayor corpulencia son presas menos accesibles para los cánidos salvajes. Sin embargo, Muñoz y otros ganaderos sufren el ataque del lobo a sus terneros. «Esto es una auténtica ruina: en sí ya no es el ternero ni la madre, que tienes que esperar 13 meses a quedarse gestante y volver a dar un ternero, si lo da, porque las suele costar quedarse preñadas al sufrir un gran ataque de lobos».
Este ganadero afirma que no quiere el dinero que la administración ofrece de compensación por los ataques. Quiere criar el ternero y ver a la vaca con su ternero. «El lobo no puede estar al pie del ganado y del ganadero», concluye.
Félix y el lobo
«Siempre he pensado que el mejor modo de defender al lobo es ponerse del lado del ganadero», contaba en una entrevista Odile Rodríguez de la Fuente. La hija del mítico Félix cuenta que su padre fue uno de los mayores defensores de las poblaciones de lobo en España, con niveles «bajísimos» cuando existían los «alimañeros». En aquel contexto social, Rodríguez de la Fuente «trató de cambiar la mentalidad» y concienciar a la sociedad de la importancia de la naturaleza que nos rodea.
A pasear de transmitir una defensa constante del lobo ibérico, la hija del divulgador afirma que su padre «jamás dijo el lobo no tuviera que ser controlado. Y ahora se pone en su boca que él dijo —como afirman los animalistas defensores de la especie—que al lobo no se le puede tocar. Y eso es falso».
Incremento del lobo
Cuando Félix Rodríguez de la Fuente rodaba junto a su equipo de «El Hombre y la Tierra» la naturaleza de España la situación de las poblaciones de lobo eran muy distintas de las actuales. La población de Castilla y León se ha incrementado durante la última década en un 20%, según datos de la Junta castellanoleonesa. Esta es la comunidad autónoma en la que habitan más de la mitad de los lobos ibéricos.
Las manadas presentes en Castilla y León que campean por la vertiente sur del sistema Central, como son las provincias de Madrid y Guadalajara, se han duplicado y cifrado en unas 30 actualmente. Esta expansión e incremento de los grupos familiares al sur del Duero, donde la especie no se puede cazar, es las que describe el ganadero Alfonso Muñoz, que vive en un municipio de apenas 100 habitantes de la comunidad vecina.
«El mundo rural se acaba»
«El pueblo es ganadero; el 90% vivimos de la ganadería», dice Muñoz poniendo énfasis en el hecho de que son ellos, los habitantes de Galve de Sorbe y de otros tantos municipios rurales españoles, los que están sosteniendo la ganadería y el propio mundo rural. «El mundo rural con estas cosas se acaba», lamenta.
Las vacas de este ganadero y los lobos que medran por estos campos se encuentran entre una zona reservada para la caza y otra protegida. La Reserva de Caza de Sonsaz y el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara. Pero Muñoz reprocha que haya cogido más auge el parque natural «que verdaderamente lo que somos la gente» y denuncia que haya más agentes medioambientales que de la Guardia Civil.
«Yo les abro los brazos a cualquiera —sigue Muñoz— y mira, así se amplía el mundo rural. Si tanto deja, pues vente». El ganado es muy esclavo y este ganadero no animará a su hijo a que siga con la ganadería. Si ganado y lobos siguen conviviendo, para las próximas generaciones que quieran meterse a ganaderos, advierte, «que se lo piensen y se vayan santiguando».