El cuarto de despiece
En canal: Un meloncillo a 7 kilómetros de la Puerta del Sol
Rumiado en: elmundo.es
El dulce meloncillo
Alfredo Merino firma esta noticia aparecida en elmundo.es el pasado 9 de enero y en ella se trata con aparente alegría la presencia de meloncillos en un tramo del arroyo Meaques próximo a Madrid capital. ‘El matancero cacero’ saca el hacha de las palabras y se pone a trabajar porque… La información sobre caza y naturaleza que aparece en los medios de comunicación generalistas no siempre está contrastada y muestra todas las caras de un mismo hecho. En muchas ocasiones, las noticas que se publican en esos medios, ya sean impresos o digitales, muestran la tendencia de ofrecer una visión negativa de la caza y los cazadores. La sociedad que “consume” esas informaciones tergiversadas no hace sino alimentar la corriente anticaza y animalista que se expande por la sociedad urbanita y que crece como una bola de nieve… tendenciosa y mediatizada. CAZAWORLD ha creado ‘El cuarto de despiece’, un rincón donde sacaremos el hacha para desmenuzar con cierta sorna esos textos que atentan contra la caza y la compresión racional de la naturaleza. ¡Que aproveche!
De sensacional debe calificarse el hallazgo que han realizado los miembros del grupo conservacionista Entorno Meaques Retamares en las cercanías de la Ciudad de la Imagen, junto al barrio de Campamento. Gracias a un trabajo de observación de la biodiversidad de la zona realizado con cámaras de fototrampeo, han conseguido grabar la presencia de un meloncillo en este entorno fuertemente humanizado.
¡Bemoles, de sensacional no tiene nada! La expansión del meloncillo desde el sur está mellando la naturaleza ibérica y los miembros de la plataforma ‘Entorno Meaques Retamares’ debieran estar más que preocupados si realmente quieren proteger ese corredor ecológico. La «biodiversidad de la zona» se verá alterada y no enriquecida si el herpéstido se asienta en buen número en el área de este afluente del Manzanares.
El abandono del campo y la regeneración del matorral es una de las causas que ha propiciado su expansión, sobre todo cuando las administraciones se cruzan de brazos.
Veamos… ¿Por qué no tiene nada de “sensacional”, señor Merino? Pues fácil, verá. Cuando una especie experimenta una expansión inusual y la vemos aquí y allá de un día para otro, cuando esa especie no es endémica pero va “conquistando” nuevos territorios, cuando además ese animal o ave se establece en ecosistmas que pueden trastocar… Cuando ocurre todo eso, habrá primero que valorar cada situación y luego, llegado el caso, sorprenderse o no, alegrarse o no, porque ya se sabe que uno ha de ver cómo se comportan los nuevos vecinos para darles los buenos días o desearles viento fresco. Y este matancero piensa que los del “grupo conservacionista” no saben lo que se les ha metido en casa.
El descubrimiento pone patas arribas el conocimiento que hasta el momento se tiene de la fauna de la Comunidad de Madrid, pues no existen datos sobre la presencia del mamífero en esta zona tan humanizada. El avistamiento en el entorno de Meaques hace aumentar el valor de la biodiversidad en la región madrileña, convirtiéndose el meloncillo en un caso paralelo al del lince ibérico, otra especie en peligro de extinción detectada en el sureste madrileño y con el que comparte el ecosistema de monte mediterráneo.
¡Qué gran verdad! El meloncillo les puede poner patas arriba el ecosistema que tanto protegen. Hay que recordar que esta especie de mangosta es carnívora y su dieta engloba artrópodos, anfibios, reptiles, lagomorfos y carroña. Se ha constatado en áreas del sur peninsular cómo el meloncillo siente predisposición por zonas conejeras. Sobra decir por qué… El asunto es que los “amigos del Meaques” ignoran que se les mete un competidor para sus queridas ginetas, garduñas, etc., y un depredador de la interesante fauna del cauce y ribera que tanto admiran.
Sería discutible que este «avistamiento» aumente «el valor de la biodiversidad en la región madrileña». Para preocuparse, vamos.
Llegado este momento, el señor Merino se crece y hace una parábola sin precedentes ni lógica medioambiental: compara al meloncillo con el lince ibérico. ¡Qué cosas! ¿Cómo puede dar el mismo valor a una especie endémica de la península ibérica que a una mangosta procedente y abundante en el continente africano? ¿Sabrá acaso que ambos mamíferos no pueden compartir el mismo área? ¿Sabrá que si el primero se atreve a adentrarse en terreno lincero puede ser lo último que haga? Sí, señores de la plataforma del Meaques, de los madriles y del mundo mundial, los linces le quitan el gabán a los meloncillos siempre que pueden.
En primer lugar, el meloncillo se ha ido expandiendo, traído en su día desde África, por el sudeste del territorio peninsular, y sigue “subiendo”. Por otra parte, en aquellos escasos territorios donde se establece el lince ibérico, este actúa como superpredador eliminando competidores como son el zorro y el meloncillo.
«Caso paralelo al del lince ibérico, otra especie en peligro de extinción…», y se queda tan ancho. Veo a algunos socios de la plataforma en defensa del Meaques preparando un altar para adorar al nuevo visitante. ¡Señores, abran los ojos! No se aumenta el valor de la biodiversidad, no, sino que se trastoca el que ya existe.
El meloncillo (Hespestes ichneumon) es la única mangosta que habita en todo el continente europeo. Mamífero carnívoro de pequeño tamaño tiene una silueta inconfundible. Larga y afilada, de hasta 55 centímetros, similar a la de turones o nutrias.
Señor Merino, ¡no me j…! Qué es eso de que habita en todo el continente europeo… ¡si no ha saltado los Pirineos! Si hace usted europea a la mangosta de marras, igual los eurodiputados lo incluyen en alguna directiva y ya no podemos tocarle el pelaje.
Pelaje coto y coloración del pardo grisáceo al negruzco, tiene patas cortas y una larga cola con mechón de pelos largos en la punta. Aunque su característica más especial es que tiene una pupila horizontal, rasgo exclusivo entre los mamíferos.
Esta descripción la clava, las cosas como son. Y cabría añadir que tienen una dentadura que haría sombra a la de cualquier perro de compañía; o sea, una mandíbula poderosa que muerde y tritura como carnívoro que es. Ah, y de cerca echa un pestazo de aúpa. Lo digo por si algún iluminado urbanita lo pretende adoptar, que miren ustedes los gustos de muchos descerebrados animalistas.
Esas patas cortas y morfología alargada le convierten en un perfecto husmeador de vivares, es decir, madrigueras de conejos. Si bien es un depredador generalista, tiene mayor preferencia de consumo de conejos que el zorro y es debido a su adaptación a la caza en madrigueras. O sea, que si el meloncillo ha llegado al Meaques, señores conservacionistas del entorno, protejan con celo los conejos que habiten en ese corredor ecológico porque dentro de unos años pueden ver más negros rabos largos que cortos blancos y brincones.
Propio del continente africano, en España tiene una distribución no muy bien conocida, a tenor de este descubrimiento en Madrid. Hasta la fecha se pensaba que solo habitaba en el cuadrante suroeste de la península Ibérica, con presencia especial en el Parque Nacional de Doñana, Sierra Morena y serranías del norte de Málaga y Cádiz. El descubrimiento se añade a otros recientes de diferentes partes de España, como en diferentes lugares de Castilla-La Mancha y en Zamora.
Y más al norte de Madrid se han visto. Incluso se capturó un ejemplar en el valle del Sil (León) a principios de la década de los ochenta del siglo pasado. Que quieren ustedes, periodista y miembros de la plataforma, darle protagonismo por su cercanía a la capital… Qué quieren que les diga: que ustedes lo disfruten.
La falta de referencias fósiles de la especie en nuestro territorio, ha hecho pensar en su introducción por parte del hombre en época de los fenicios o, más recientemente, durante la dominación árabe. Según el Ministerio de Medio Ambiente, la especie está catalogada como insuficientemente conocida. La ausencia de censos recientes hace que se desconozcan tanto su número como su distribución exacta.
Cierto es que nada claros quedan los orígenes del meloncillo en la península ibérica. Sea como fuere, lleva entre nosotros muchos años, pero su expansión es patente. La amplitud de su distribución se achaca a las bondades climáticas peninsulares, pero el abandono de los campos y la posterior regeneración del matorral ha sido un factor favorable. Y sí, poco se sabe acerca de su exacta distribución, pese a que se trata de un animal diurno, pero no vean lo escurridizo que es…
El meloncillo no ataca al ganado y por su tamaño y pequeñas garras se encuentra entre los carnívoros más débiles ya que sólo capturan presas de menos de medio kilo.
No, a las vacas no las ataca, pero decir que es de los «carnívoros más débiles»… es de traca. Ahora lo vamos a tratar de “dulce meloncillo”.
El caso es que el meloncillo avanza y hay quienes se alegran de ello. Quizá la ignorancia sea el motivo de sus sonrisas. Si hubieran visto las bocas de madrigueras de conejos agrandadas y vaciadas en su interior de lagomorfos para ser ocupadas por estos nuevos predadores, quizá su opinión sería distinta, sobre todo si aprecian la riqueza de los ecosistemas que pisan durante los fines de semana y festivos con gran alborozo.
El meloncillo no está considerada especie cinegética, pero algunas comunidades autorizan su caza mediante permisos especiales. Y es que si no se controla la población de estos mamíferos, se suma a la cadena trófica de los ecosistemas mediterráneos un nuevo depredador, cuando lo que se necesita es ensanchar y sanear la base que servirá de recurso alimenticio para los estratos superiores. O sea, más conejos y menos meloncillos.
«A 7 kilómetros de la Puerta del Sol». Una buena pieza que hemos abierto en canal tras apartar con cuidado los mondongos. Ya tenemos los chorizos y demás embutidos bien colgados y veremos qué tal curan.
Lo que está claro es que, ¡ay cielos!, desde los medios generalistas se informa a veces de manera imprecisa y poco documentada. Si se tocan fuentes extremistas pues salen datos tendenciosos y el público general se hace una idea trastocada de la madre naturaleza, de la caza y de todo aquello sobre lo que no se quiera informar con la mayor objetividad. ¡La madre que nos…! Cuando hablemos sobre noticias que traten de caza, prepárense ustedes, que vamos a salpicar más.
Y con este hachazo sobre la mesa cerramos el cuarto y me voy dándoles la paz.
El matancero cacero