El calentamiento de los cañones del arma de fuego

Términos como “echan fuego”, “están que arden”,  “como queman”, entre otras expresiones son las que se nos oyen decir cuando estamos en una cancha de plato, haciendo un recorrido de caza, en un ojeo o en una de esas cacerías mayores de antaño.

Todo elemento metálico del arma absorbe, en mayor o menor medida, calor cuando hacemos una serie de disparos con ella. Principalmente nuestros cañones.

Desde hace bastante tiempo se han llevado a cabo una serie de ensayos para detectar y evaluar la cantidad de calor que absorbe el arma en el momento del disparo.

Los primeros experimentos los hizo el ejército con morteros construidos con distintos materiales, observando que el alcance, a igualdad de proyectil y carga, dependía de la conductibilidad de aquellas.

Posteriormente estas pruebas se llevaron a cabo con fusiles, y por último nos llegó el turno  a los que utilizamos las armas deportivas, en nuestro caso  las escopetas y rifles.

¿CUALES SON LAS CAUSAS QUE HACEN QUE SE LLEVE A CABO EL CALENTAMIENTO DE LOS CAÑONES?

A medida que los perdigones o proyectiles están más cerca de la boca del cañón, el calor aumenta. El mayor calor cedido corresponde al caso de que la carga se quema sin los proyectiles en el ánima.

Cuanto mayor sea el gramaje del cartucho y el calibre del arma, aumentará el volumen interior del ánima, proporcionalmente al cubo, y la superficie del ánima, al cuadrado; La cantidad de calor absorbida es proporcionalmente menor; sucediendo también que la cantidad de calor cedida por disparo disminuye a medida que aumenta el número de tiros, y que la carga menor cede, proporcionalmente, más cantidad de calor, dependiendo en todos los casos del tiempo que el proyectil tarda en recorrer el ánima de nuestra escopeta.

Si observamos detenidamente al tocar los cañones cuando efectuamos un disparo veremos que el calor es notorio. Pero si se hace un nuevo disparo cada  “x” segundos, se calienta el cañón siempre al crecer el número de disparos, hasta un punto en el cual el estado térmico del cañón es casi estacionario, o sea, que la temperatura en los distintos puntos del cañón, independientemente del tiempo, dependiendo sólo de la posición de cada plomo o proyectil.

La cantidad de calor cedida al cañón por un disparo, es la misma que el que pierde por la radiación que va aliviando al mismo entre disparo y disparo.

Dicho esto, con ésta fórmula podemos calcular el incremento Δ t de la temperatura del cañón para un disparo hecho después de otros n anteriores; todos efectuados con intervalo de tiempo entre uno y otro de 30 ˝. Por lo que lo expresaríamos de la siguiente forma:

Δ t = 3,2 [1 –  n / 100]²

Rafael Martín Díaz: Entrenador Nacional de Tiro Olímpico