El águila irreal
El diario extremeño HOY se hace eco de una feliz noticia: la recuperación de un águila real con fracturas provocadas por un disparo. Hoy mismo será liberada en la zona donde se encontró herida. Con motivo de la recuperación de la rapaz, la asociación que se ha encargado de ello hace unas manifestaciones de corte generalista y con el aparente fin de crear aversión contra la caza y los cazadores entre el público lector. ‘El matancero cacero’ saca el hacha de las palabras y se pone a trabajar porque… La información sobre caza y naturaleza que aparece en los medios de comunicación generalistas no siempre está contrastada y muestra todas las caras de un mismo hecho. En muchas ocasiones, las noticas que se publican en esos medios, ya sean impresos o digitales, muestran la tendencia de ofrecer una visión negativa de la caza y los cazadores. La sociedad que “consume” esas informaciones tergiversadas no hace sino alimentar la corriente anticaza y animalista que se expande por la sociedad urbanita y que crece como una bola de nieve… tendenciosa y mediatizada. CAZAWORLD ha creado ‘El cuarto de despiece’, un rincón donde sacaremos el hacha para desmenuzar con cierta sorna, cuando se pueda, esos textos que atentan contra la caza y la compresión racional de la naturaleza. ¡Que aproveche!
La organización AMUS (Acción por el Mundo Salvaje) ha conseguido recuperar el águila real que fue recogida por un agente del Medio Natural con una grave fractura en un ala provocada por un disparo y que, después de tres meses de cuidados en su hospital de Hornachos, será liberada el próximo viernes, día 3.
Hemos de felicitar a Acción del Mundo Salvaje por haber sido capaz de hacer que ese ejemplar de águila real vuelva a volar. Junto a la singular y exclusiva imperial, el águila real es quizá la rapaz más imponente de nuestros cielos ibéricos, por lo que su recuperación nos satisface. El motivo de la herida y de su ingreso en el centro de la asociación, todo lo contrario. Ignoramos cómo sucedieron los hechos, pero el ave llegó con perdigones dentro de su cuerpo. No creemos en el azar pero tampoco sabemos quién ni por qué apretó el gatillo de la escopeta. Sin pudor, rechazamos esa vil acción. No lleva el nombre de un cazador.
AMUS ha explicado que este ejemplar adulto de águila real, incluida en el catálogo regional de especies amenazadas como «vulnerable», ingresó en su hospital en noviembre de 2016 tras ser disparada en la Campiña Sur de Extremadura.
Aquí hay gato encerrado o se quiere enmarañar el ovillo. La asociación cuenta que la real ingresó en su centro en noviembre de 2016. Pues bien, es difícil saber qué periplo recorrió o dónde anduvo la rapaz durante un mes, ya que la primera noticia sobre su aparición y recogida data del 6 de octubre… http://www.hoy.es/prov-badajoz/201610/06/amus-recoge-aguila-real-20161006135928.html
O sea, que la cosa no cuadra: o se recogió a principios de octubre o en noviembre. ¿Habrá intencionalidad en esta dislocación de fechas, cuando las mismas salen de la propia asociación? Pelillos… plumillas a la mar.
Desde su admisión, los distintos equipos de técnicos han trabajado sin descanso para convertir a este águila «en todo un símbolo, en la heroína de una historia de superación».
Queda claro que la admisión no queda clara, pero sigamos rajando, que hay chicha para cortar. Los «equipos de técnicos» de la asociación han «trabajado sin descanso»… ¿Equipos de técnicos? ¿Sin descanso? La verdad es que hay que preparar el terreno y hacer épica una labor veterinaria y de recuperación que consiste en determinar la herida, hacer los vendajes pertinentes de inmovilización, chutar dosis de antibióticos y dejar que el ave se recupere tranquila, lentamente y lo más aislada posible, para que finalmente muscule en algún jaulón de vuelo. Toda la labor ha de ser, cuando menos, pausada. O sea, que descansan la rapaz y «los distintos equipos…». Nadie niega el valor al trabajo realizado de recuperación, pero no contemos batallitas.
Y sigo tajando… Hay que engrandecer el hecho en sí por una sencilla razón: si metemos en la misma coctelera un mensaje de dolor provocado a un animal, el esfuerzo heroico por intentar curarlo de sus heridas, y finalmente personificamos al animal, nos sale el batido perfecto para derretir las sensibilidades del asfalto ajenas a la realidad del campo. Y esto, así de simple y premeditado, se traza en este párrafo del artículo diciendo lo que se dice del águila: «… heroína de una historia de superación». ¡Oh, amor, qué eximia tu condición, que vuelas como las nubes y herida, en nuestras manos, te rehaces por tu afán de superación! Tiene bemoles. Mejor sería que hubieran dicho que se hicieron bien los trabajos veterinarios y santas pascuas, en lugar de encasquetarle al ave un talante humanoide.
Así que tenemos la perdigonada de un cabrón, un águila malherida, su equipo de salvación y un final de epopeya que acaba en liberación… hoy.
Ah, para el o la escribiente, los nombres femeninos que empiezan por «a», sean tónica o no, llevan un demostrativo del mismo «sexo», ejem, así que sería «esta águila».
Así, este viernes será devuelta a la naturaleza en la misma zona en la que se halló herida, «desafiando una vez más la afrenta de un gremio que en estos momentos está envuelto de enorme polémica».
Hoy, como decimos, el águila volverá a los cielos de donde no debió caer de esa sucia manera. Hoy, repetimos, nos alegramos de ello, sí, pero bajo ningún concepto podemos tolerar que sucias acciones manchen los ropajes del cazador. Desde la asociación, sin personalizar la declaración, se dice que esa rapaz «desafiará la afrenta de un gremio envuelto de enorme polémica». Es fácil sacudir heces entre palabras cuando no sabemos de qué boca o culo salen, porque soltarle al público generalista que el colectivo cazador resulta una afrenta para esa águila real y demás habitantes de los campos resulta, quedándonos cortos, una insolencia sin gusto ni razón.
A ver, esa águila real recupera el vuelo tras una buena curación, que aplaudimos desde este rincón, después de la fechoría de un… pues eso. Ahora bien, el que soltó el ‘tirascazo’ no es cazador ni un señor ni nada de tal condición. Los cazadores, por el contrario, los que se visten por la cabeza, son un baluarte de la naturaleza, esa que defienden con tesón y a la que entregan tiempo, sus dineros y mucha dedicación.
La polémica, esa de la que hablan los ecologistas, viene por la cantidad de mierda —suciedad, inmundicia— que día tras día se vierte en los medios generalistas, en las redes, en las calles de las ciudades, en los pubs de moda, en los patios de escuela. Ese ramalazo de sensiblería animalista, de relato de la naturaleza irreal, que campa a sus anchas y que la sociedad urbanita se traga por el embudo de su ignorancia es el que genera, miembros y miembras de AMUS, esa «enorme polémica». También es cierto, y con pena asumimos el dolo, que esa irrealidad que se propaga a diestro y a siniestro, y esa animadversión y hasta odio desatado contra la caza y el cazador, ha nacido de una falta de educación. Entiéndase, la de algunos miembros del colectivo para mostrar, enseñar, compartir y difundir lo nuestro. Vale pues.
Para la organización, este caso pone de manifiesto, una vez más, «el determinante impacto del ejercicio de la caza sobre las especies protegidas».
Según AMUS, se consideran por miles los ejemplares que son abatidos anualmente por acciones ilegales que contravienen toda la normativa al respecto y que, de acuerdo a las estadísticas, suponen «una de las mayores amenazas para las especies silvestres, junto a las electrocuciones y colisiones con líneas eléctricas».
Tremendismo. Ese es el mensaje. E hincar el colmillo de la desinformación. No entraremos en detalles, que ya está uno bastante guarreado de sangre y vísceras, y solo dejaremos caer unas ideas a modo de reflexión… ¿Imagina la sociedad urbanita, esa que detesta la caza producto de la contaminación, que todo el campo patrio fuera terreno público, gestionado por la administración y de libre acceso a cualquiera, sean cuales sean sus maneras o sus intenciones? ¿Imaginan que sea todo el campo sea una inmensa área de libre esparcimiento y solaz regocijo? ¿Imaginan a las hordas animalistas plantando cara y detestando la agricultura y la ganadería, intensivas y agresivas con el medio natural, de las que comen? ¿Imaginan…?
Ha destacado que Extremadura forma parte de un área biogeográfica dispar en ecosistemas y exclusiva en lo genuino de especies de gran valor en Europa y en el Mundo, que la hacen «referente como primer destino para observar aves y paisajes conservados».
Un exponente de biodiversidad que, a su juicio, debe ser correspondido con una buena gestión, para que «todo este crisol de fauna y paisajes perduren en el tiempo sin riesgo de erosión».
Por supuesto que Extremadura es tan singular como variopinta, y constituye un referente medioambiental por paisajes, especies animales y mucho más. ¿Se debe a un trabajo de la administración? ¿A la labor de los grupos ecologistas? ¿A la tarea diaria de las plataformas animalistas? No, claro que no. Extremadura es ese bastión de monte mediterráneo, que alberga además otras mixturas forestales y gana riqueza y variedad, porque desde tiempo atrás ha sido coto de caza. Y en Extremadura, en España, se ha cazado, y ello ha permitido mantener el valor de la naturaleza ibérica, que es como un crisol que contiene, de lo bueno del campo, lo mejor. Y si ha habido desfases, asumamos la culpa y procuremos actuar mejor. Palabra de cazador.
Para AMUS, una de sus principales amenazas es la caza pues la «versatilidad» de las órdenes de vedas generan «la picaresca» y ha criticado que se permita ejercer «la acción cinegética casi todo el año», con la autorización de «acciones venatorias durante muchos meses en la anualidad».
AMUS habla de picaresca, ay. Pero vamos con los meses de la caza. Para empezar, se cuentan con los dedos de una mano y cada modalidad tiene su tiempo. Aunque sí, cazamos todo el año porque todo el año intentamos pisar el campo y estar ahí, cazando en sí o ayudando, mirando, escuchando, sintiendo… Sepan los ecologistas o no quieran saber, los periodos de caza se vienen recortando con los años y cada vez encuentra el cazador más constreñido su tiempo de caza, el motor de su pasión.
La picaresca, sí. La picaresca podría ser vender bien la papeleta a las administraciones y esperar que caigan los euros. O sea, agarrarse a la teta y conseguir la «concesión directa de subvención», que es lo que recibe la asociación: una asignación a dedo con los dineros de todos. Más curioso es aun cuando en la Comunidad extremeña existe un centro de la propia administración para la recuperación de la fauna. Está claro que esto de recuperar animales, salvarlos de las sucias garras de los siniestros cazadores, y luego salir en los medios haciendo campaña, vende. Y vende porque el medio ambiente está de moda, está en la onda de la gente de ciudad y de la gente de campo, pero cada uno la sintoniza de una manera. No vean qué distinto suena.
El medio ambiente está de moda y la prohibición de la caza, como diría aquel, por la puerta asoma. Como los políticos sigan buscando la imagen dócil y melosa, como la sociedad urbana siga creyendo que el campo es de color rosa, como las tendencias animalistas sigan creciendo a tontas y a locas, como todo eso pase y siga pasando, ay señor, qué latazo.
Y con este hachazo sobre la mesa cierro el cuarto y me voy dándoles la paz.
El matancero cacero