Dos caras de una misma moneda de Gonzalo Chacón

29 agosto, 2013 • Miscelánea

Hoy es lunes por la tarde, ayer cuando hable contigo me estaba yendo a Ciudad Real a recoger a Gonzalo que venia de Londres de dejar a lo niños (se van un mes de agostadero…), total que le recojo, pasamos por abenojar para ver la cosechadora y nos dejamos caer por La dehesilla (ya sabes que me tocaba tirar a mi), nos ponemos en los Molinos en un comedero nuevo que hemos hecho mas tapado que el que había, y después de cambiarnos tres veces de sitio porque el aire revocaba mal, nos tumbamos en unas pizarras desde donde no aireábamos, y a eso de las 11:15 (aun no había salido la luna pero se veía para tirar)

sentimos tumbar el comedero…………………….guarro, solo, macho, alto de agujas, regular de cara, se movía poco y solo daba de frente, esperamos un buen rato por si entraba otro, se acababa de comer esa parte y se atravesaba, total que sin estar totalmente atravesado me da el costado derecho, que ya tenia apuntado hacia rato, afino la cruz al hombro delantero para tratar de romperle el pico de la paleta y que le salga por el costillar contrario (no por la tripa) aprieto y………… guarro al suelo, carrera hacia el monte, silencio total (no bufido), Gonzalo me dice que cayó al tiro, y después, le vió correr hasta el monte……… Como estamos cerca de la casa le dejo el rifle y me voy a por los perros, tardo una media hora, vamos al tiro con el sabueso y Loli, subimos la vaguada y al volver dan con él en la misma raya del monte, un buen navajerete de tablilla con lance bonito.

Lo arrastramos hasta el arroyo, le saco el ventruyo para que no se estropee y nos vamos.

Como la noche, igual que las señoras estupendas daba mucho mas de si, dejamos los perros en la casa y seguimos cazando con el aire de cara, con la idea de revisar la solana de los Civiles, pero al llegar a la puerta, rodeados de una ventena de venaos, que ahora con el correal se les ve bien las cojo-cuernas, localizo un bulto sospechoso al fondo del vallejo, casi junto al camino de entrada de la Dehesilla, habrá sus buenos 700 metros.

Media vuelta, ahora el aire lo llevábamos del costado derecho, donde estaban los venados. Lo difícil no era llegar al guarro, lo complicado era quitarse la pelota de reses de encima. Nos fuimos tapando de ellos por una bajada del terreno y como dejaron de vernos no nos ladraron. Bajamos hacia el bulto, ya claramente identificado como guarro, alto y bastante largo, 500 metros y el aire seguía bien, las reses al salir de la vaguada corrieron hacia detrás de donde estaba el guarro, y aunque se puso a escuchar  su carrera no se mosqueo, solo cambio de sitio, subió al morrete por donde corrieron las reses y al rato, dando un rodeo volvió al arroyo alejándose un poco de nosotros.

Nos seguimos acercando de un árbol a otro sin dejar de verlo, en esto se mete en una desenfilada del terreno y lo perdemos; El arroyo en esa parte se hace mas inclinado y no se ve desde  el alcornoque donde estábamos. Seguimos mirando porque por algún sitio tiene que salir, pero nada, solo una cierva miraba fijamente en la dirección donde le habíamos visto perderse, y lo mismo podía verle a él que a nosotros, debería de estar mosca con el guarro porque al rato se alejó con su cría con el aire de cara. Del guarro ni rastro. Seguimos avanzando hacia donde le vimos la ultima vez, y venga a mirar con los prismáticos. O bien se había dado la vuelta y se había subido hacia la solana de Los Civiles por el otro arroyo, o se había bajado por el arroyo hasta el final de la Dehesilla y no lo habíamos visto.

Después de un buen rato, y pensando que se había evaporado (como pasa muchas veces con esos guarros) lo localizo cuatro alcornoques más hacia nuestra izquierda, un poco mas abajo de donde miraba la cierva, estaría a unos 100 metros.

No acercamos un poco más con el aire de medio lado, solo tres árboles. Como el aire esta fijo y el guarro parece entretenerse en la sombra del alcornoque donde le había localizado, otro intento mas: nos acercamos hasta la siguiente sombra, un bornizo enorme al que nos arrimarnos , el suelo esta limpio y nos permite colocarnos cómodamente. Gonzalo de pie, con el rifle apoyado en la horquilla, y yo de rodillas mirando con los prismáticos. No estaríamos a más de cuarenta metros. El guarro da vueltas al alcornoque buscando raíces, no se atraviesa, esta de culo, incluso hace ademán de alejarse a otros árboles hacia la derecha, por donde venia la poca marea que hacia. Al final se da la vuelta y se atraviesa caminando hacia la izquierda, ofreciendo todo su costado izquierdo al visor de Gonzalo, me dice que va a tirar, yo entiendo que esperara a que pase del tronco del alcornoque y se pare el cochino. Lo sigo de rodillas con los prismáticos, el guarro sigue andando, despacio, pero no esta quieto. Me avisa que va a tirar y se oye el click de no haber metido la bala en el monotiro. El guarro oye algo, pero no hace nada, solo encampana las orejas y sigue buscando raíces.

Por fin Gonzalo carga y dispara, oyéndose un piiinnn de haber chocado la bala contra una piedra. El guarro salio corriendo a toda pastilla y con dificultad le sigo. Corre toda la vega a nuestra izquierda sin pararse, no bufa, cambia de ritmo y entre el alto pasto blanco del fondo le dejo de ver. Habrá caído, un poco mas allá comienza a subir todo el costado de una solana bastante limpia y en la que su bulto se destacaría entre el pasto. No dejo de mirar esa solana.  Esperamos. Después de llamarle torpe un par de veces vamos hacia donde le dejé de ver, una regata de pasto blanco bastante alto que termina en el cauce del arroyo. Rifle cargado, pocos aumentos en el visor y la vara de los prismáticos por delante, tanteando el terreno. El guarro se arranca y sale despacio hacia la solana, nos quedamos quietos para tirarle, pero en vez de subir coge hacia la izquierda, muy despacio, debe ir jodido de verdad. Se para y se tumba.

Habíamos dejado la mochila en una sombra al localizar el guarro, Gonzalo se va a por ella para hacer tiempo, en esa media hora preparo un asiento al borde del arroyo desde donde veo el bulto del guarro, que alguna vez levanta la cara, hay bastante pasto pero se ve el bulto. Las nubes se despejan y hace un lunazo de impresión, de vez en cuando busco caza hacia el fondo del valle, cruzan algunas gamas y ciervas pero ningún guarro. Una de las veces que miro al bulto me parece no verle o que ha cambiado de forma.

Pasada casi una hora vuelve con la mochila y decidimos (mal hecho) ir a por el bicho que entendemos estará ya tieso. Damos un rodeo para entrarle de arriba abajo y cuando estamos bastante más altos de donde se tumbó, se nos arranca otra vez despacio mas arriba de donde estábamos. Solo dá el culo por lo que es complicado tirarle, además no nos gusta hacer ruido, una costumbre de otras épocas…… No le tiro, cuando se traviesa ya esta bastante lejos, se mete entre unas matas y ya no sube, solo coge a media altura y se tapa con las jaras.

Al día siguiente vamos a buscarlo con los perros pero hacia un calor sofocante y no encontrábamos sangre. En las primeras jaras di con una rozadura de sangre, bastante alta, en una jara del lado izquierdo, y un cuajaron negro en el suelo del lado derecho, pero esa fue la única sangre que encontré.  Buscamos el guarro pero no dimos con él. Estará muerto en esa solana porque la alambrada que la limita no tiene gateras cerca, y las que hay las revise y por allí no había pasado. Mal rollo, es el tercer guarro grande que se le va en idénticas circunstancias: Atravesados, jodidos, pero no se cobran. Hay que apuntar más.

Cuando fui a recoger el mío a la mañana siguiente, se habían comido el ventruyo entero sin dejar nada, y un poco de maíz que eche sobre el tronco de otro alcornoque: Esta claro que había otro guarro, solo me queda colgar sus  colmillos junto a los de su compañero, pero ya se andará……….. y encima ahora me toca tirar a mi.

relato a concurso de Gonzalo Chacón


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