Dos activistas acusados de causar destrozos en un coto de caza por valor de 24.000 euros

Varios testigos, entre los que se encuentra en agente de la Policía Local, coinciden en sus versiones sobre cómo los acusados destrozaban el estanque de un coto tinerfeño de San Andrés.

El  martes de la semana pasada tuvo lugar la primera sesión del juicio a dos jóvenes que están acusados de destrozar el estanque de un coto de caza en la zona alta de San Andrés, en Santa Cruz de Tenerife. Ambos negaron que fueran los autores de los daños valorados ahora en 23.700 euros y manifestaron que acudieron al lugar en busca de unos supuestos perros usados en peleas clandestinas; unos canes que nunca aparecieron. Fueron interceptados e investigados por los desperfectos materiales gracias a la actuación del guarda rural de Anaga, que observó los hechos con sus prismáticos, avisó a socios del colectivo de cazadores del lugar y a la Policía Local, a la vez que facilitó su posición en todo momento.

La línea de defensa de los procesados es que los destrozos en el estanque ya estaban cuando ellos llegaron al lugar. Uno de ellos dijo que se dedica a la construcción y que por eso se llevó del lugar una maza (que apareció en el maletero de su coche). El otro dijo que se cayó en el antiguo depósito cuando buscaba a un presa canario que le robaron hace tres años en Adeje.

La versión del guarda rural concuerda perfectamente con lo declarado por otros testigos que prestaron declaración, concretamente dos cazadores y un oficial y un agente de la Policía Local de Santa Cruz.

El vigilante oyó ruidos en el valle y buscó la procedencia mediante sus prismáticos. En la parte alta de la conocida como «pista militar» vio a una persona que daba golpes con una maza en las paredes del estanque y a otro que destrozaba la cubierta. Después vio cómo caminaban hasta un Opel Corsa negro. Cuando los ahora acusados se quitaban algunas prendas, ya dos socios del coto de caza estaban a la altura del citado turismo.

Estos siguieron al Corsa y apuntaron su matrícula. Los dos varones circularon por la autovía de San Andrés y fueron interceptados en Valleseco. El guarda también pidió a los agentes que miraran en el maletero, donde los funcionarios encontraron un pasamontañas y la maza con signos de haber sido usada recientemente con un material igual al del estanque. Un acusado dijo en el juicio que reconoció a los policías locales que había participado en los destrozos al estanque. Pero matizó que hizo esa declaración «bajo presión», tras estar «más de tres horas» retenido en la calle con mucho frío. Los cazadores negaron que en el estanque hubiera perros de pelea y aclararon que una vez a la semana llevaban comida para los conejos y perdices que criaban allí. En la instrucción del caso se incluyó un vídeo de los daños. Según consta en el expediente, esa grabación presuntamente fue hecha por el activista Cristo Gil. Pero el martes la abogada defensora y el propio Gil dijeron que este se limitó a recibir el vídeo y subirlo a las redes nueve días después de que se lo enviara una persona de la que prefirió no divulgar su identidad.

La motivación animalista

Durante el juicio, en varias ocasiones se planteó que el motivo de la presencia de los acusados en el lugar fue para salvar a perros usados en peleas. Por eso, varias veces la titular del Juzgado de lo Penal número 5 tuvo que aclarar que la vista era por los daños causados en un bien privado. Un perito detalló a la abogada defensora por qué el presupuesto estimado para reparar el estanque casi llega a los 24.000 euros.

Informa eldia.es