El desconocido y polémico historial furtivo de Francis Franco

23 enero, 2018 • Actualidad

El hijo de la recientemente fallecida duquesa de Franco tiene ya una condena por cazar de manera irregular y ahora se enfrenta a otra.

Francis Franco ha tenido que acudir este lunes a la Audiencia Provincial de Teruel acusado de tres delitos —atentado contra la autoridad, seguridad vial y daños a un vehículo de la Guardia Civil—para los que la Fiscalía pide seis años de cárcel. A esta petición se une la acusación particular representada por uno de los agentes que sufrió heridas al embestir el todoterreno del imputado al coche de las fuerzas de seguridad.

La historia se remonta a la madrugada del 30 de abril de 2012, cuando, según consta en la documentación del procedimiento, una patrulla se cruza en la N-234 con un Toyota Hilux pick-up que circula sin luces. En vez de parar, el conductor y el copiloto emprenden la huida “a gran velocidad, sin respetar las señales de tráfico y poniendo en peligro la vida de los ocupantes y de la Guardia Civil”.

Después de una persecución de treinta kilómetros, los agentes les dieron alcance. No se acaba aquí la historia. Francis Franco y su acompañante vuelven a escaparse y más tarde abandonan el vehículo registrado a nombre de la empresa que regenta su hijo en un camino vecinal. Esta documentación se acompaña de la declaración de los agentes que dijeron reconocer al hermano de Carmen Martínez-Bordiú, así como otros testigos relacionados con el suceso.

El imputado negó desde el primer momento encontrarse en esas fechas en ese lugar y aseguraba que es “consciente de la animadversión que produce mi nombre y los prejuicios sobre mí”, como declaró a ‘Vanity Fair’.

Aragón es una comunidad autónoma que conoce muy bien el ahora imputado, que tiene dos aficiones fundamentales: la caza y la velocidad. La primera la practica habitualmente en las monterías a las que le invitan, pero sobre todo en una finca en Aranda de Moncayo, cerca de Calatayud, que es de su propiedad.

Lío en el AVE

Precisamente, volviendo de una jornada cinegética el 3 de junio del 2009, protagonizó un altercado en la estación de Delicias en Zaragoza. Quiso subirse al AVE cuando ya se había cerrado el control de acceso. En ese violento desplazamiento increpó y empujó a dos azafatas y arremetió contra una guardia de seguridad de origen sudamericano, a la que, según se publicó en su día, le dedicó comentarios racistas. Este juicio contó con el visionado de las cámaras de seguridad y el propio Francis Franco reconocía parte de los hechos. Este suceso acabó con la marcha de la empleada de seguridad y su marido (también trabajador de la empresa de seguridad), al que meses más tarde rescindieron su contrato con un despido improcedente. Como dijeron los protagonistas, “en España aún se teme a los Franco”.

La vida del señor de Meirás y sus contenciosos judiciales empezaron a la muerte de su abuelo. Hasta ese momento, el primer nieto varón del dictador recorría los montes de El Pardo cazando con total libertad sin miedo a las multas por hacerlo fuera del tiempo estipulado o en una reserva protegida. Hay varias anécdotas de esa época que figuran en el libro ‘Carmen Martínez-Bordiú. A mi manera’.

“Mientras fue “nietísimo” y tenía venia para cazar en El Pardo, se organizaba sus chanchullos con los restaurantes de la zona, a los que llevaba liebres, conejos y gamos a tanto la pieza. Como no estaba al tanto de los precios de mercado, le pagaban menos. Pero él ni se enteraba. En otra ocasión, y sin que su familia lo supiera, afanó varias cornamentas -trofeos del abuelo y de su progenitor-, las metió en un camión y las vendió en Galerías Preciados,donde su abuela era accionista. Los cuernos tenían poca salida comercial, pero por “ser vos quien sois” le entregaron diez mil pesetas (60 € actuales)”, se puede leer en dicho libro.

En 1979, fue condenado a un mes y medio de arresto mayor y a la retirada de armas de caza durante dos años por el Juzgado de Primera Instancia de Tortosa. Quedó demostrado que el empresario se encontraba en los puertos de Tortosa y Beceite cuando no podía. En aquellas fechas, también intentó escapar a pie abandonando su automóvil, pero fue controlado por los guardias de seguridad del lugar.

Informa Paloma Barrientos para elconfidencial.com


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