Denuncian el grave impacto medioambiental de los «gatos libres» que defiende la ley animalista
El Proyecto de Ley de Bienestar de los Animales contempla la figura del «gato comunitario», que es todo «gato libre que convive en entornos humanos y que no es adoptable debido a su falta de socialización»
Redacción | El impacto de los gatos sobre la biodiversidad es altísimo, tal como lo han demostrado estudios a pie de campo realizados por científicos. Uno de ellos es Manuel Nogales, doctor en Biología y delegado en Canarias del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), así como autor de una decena de artículos científicos sobre la repercusión de los felinos en la biodiversidad canaria.
Nogales afirma que Canarias es el lugar donde mejor se ha estudiado el impacto de los gatos en la biodiversidad. Desde 1986 se han publicado una veintena de artículos sobre las devastadoras consecuencias que estos felinos domésticos provocan en el medio natural. «Se ha demostrado que como especie exótica invasora es una auténtica amenaza para la biodiversidad, incluso por encima de la destrucción del hábitat», afirma el científico del CSIC.
Los gatos asilvestrados son una «amenaza constante» para las especies endémicas y protegidas de las islas. Por ello, tanto Nogales como otros muchos investigadores alertan de la gravedad que supondría aprobar el Proyecto de Ley de Protección, derechos y Bienestar de los Animales, que actualmente se encuentra en trámite parlamentario y cuyo Capítulo VII se dedica íntegramente a la creación y gestión de colonias felinas.
El problema de los gatos asilvestrados
El investigador Nogales explica que ante el grave problema de los gatos asilvestrados y su impacto sobre la biodiversidad, es tiempo de solucionarlo pero no de fomentar la existencia de colonias de gatos. «Tenemos que resolverlo y evitar este tipo de leyes que vayan en contra de la conservación de la biodiversidad».
La ley animalista contempla la figura del «gato comunitario», que es todo «gato libre que convive en entornos humanos y que no es adoptable debido a su falta de socialización». Esta ley también fomenta la creación y gestión de colonias felinas, además de establecer el método CER, que define como la «actividad de gestión que incluye la captura, esterilización y retorno de gatos comunitarios».
Nogales advierte que «hay poblaciones de gatos sin contacto con el ser humano nacidos en libertad o asilvestrados a partir de núcleos rurales. Mientras que otra parte de la población está ligada a los seres humanos y a los centros urbanos. Son dos realidades completamente distintas. Los gatos que están en el campo viviendo libremente son los que tiene mayor afección sobre la biodiversidad».
Especies amenazadas
Para conocer el impacto de los gatos sobre las especies protegidas y endémicas de las islas Canarias, los investigadores han analizado los excrementos de felinos y en ellos han encontrado restos de petreles, tarabillas canarias, pardelas cenicienta, mosquiteros canarios y de pinzones azules —en peligro de extinción— como algunas de sus presas.
Los científicos también señalan la gran amenaza que suponen los gatos para los reptiles endémicos de Canarias, en especial para los lagartos gigantes de El Hierro, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria. «El que tenía mejor estado de conservación era el de Gran Canaria, pero con las serpientes su situación se ha complicado», señala Nogales.
El profesor de Zoología y de Biología de la Conservación de la Universidad de La Laguna, Juan Carlos Rando, afirma que la ley animalista supone un conflicto con normas de rango superior, como lo establecido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad y las directrices europeas sobre aves y hábitats. «La Unión Europea dice que hay que mantener las especies protegidas en la Red Natura 2000 en buen estado de conservación y mitigar las amenazas», y los gatos asilvestrados lo son.