Denuncian el aumento de ‘chanteos’ de fincas en la provincia de Zamora

El olor a naftalina vació de jabalíes los terrenos del coto de «La Devesa» y es otro caso de confrontación entre los intereses cinegéticos de la zona.

La abundancia de jabalíes en los terrenos cinegéticos de la comarca viene dejando en los últimos tiempos no pocos desencuentros. Y ello por los variados intereses que genera la actividad de la caza.

En no pocas ocasiones, las malas prácticas cinegéticas se vienen incrementando en los últimos tiempos con el fin de que cada terreno gestionado por un coto disponga de mayor abundancia de capturas y para ello se utilizan estrategias que no tienen inconveniente en dejar el buen nombre del cazador por los suelos.

Lo sucedido el pasado sábado en Villaferrueña ha provocado cierta alarma entre el sector. La utilización de bolas de alcanfor para ahuyentar a los jabalíes y ello con el fin de que el grupo de cazadores no logre sus deseados objetivos, de batir el mayor número de marranos. La utilización de productos repelentes como la naftalina parece ser ya una de las estrategias en boga en algunos de los cotos de la comarca y ello con el fin de retirar del terreno a los cerdos salvajes. El anuncio de una batida se conoce de antemano y hay quien, parece ser que con intereses cinegéticos, utilizan estos productos para que los jabalíes se desplacen del lugar. Una circunstancia que provoca la irritación y enfado de los cazadores que en esa jornada se disponían a batir la mancha de terreno encontrándose con un coto baldío donde hasta la jornada anterior abundaba la fauna.

Un numeroso grupo de 65 cazadores acudieron el pasado sábado a Villaferrueña a una montería. Una caza de jabalíes en los terrenos gestionados por el coto «Monte Carpurias» con 860 hectáreas de superficie tras la Sierra, en los terrenos que llegan al límite con los términos de Arrabalde, Cunquilla y Brime de Urz y que el Ayuntamiento ha arrendado al club benaventano «La cuadrilla» por 7.000 euros la temporada. En el término de Villaferrueña existe otro coto, el de «La Devesa», con otras 800 hectáreas, en los confines con Coomonte y Alija, por el que el Ayuntamiento no recibe compensación económica alguna ya que se benefician los propios cazadores del pueblo.

La jornada de caza que se auguraba positiva por la abundancia de jabalíes, como había ocurrido en el otoño pasado con 43 jabalíes abatidos, resultó con un sabor más que agrio entre los propios cazadores. En la mancha se encontraron un buen número de bolas de alcanfor esparcidas por el suelo. El olor de la naftalina sirve de ahuyentador a los jabalíes desplazándose a lo lejos, al menos durante varias jornadas, según aducen los expertos abogando por las buenas prácticas de la caza como un bien sostenible y necesario para el control de la fauna, así como evitar los daños a los cultivos y riesgos a la circulación rodada.

Informa M. A. Casquero para laopiniondezamora.es