Declarar como persona a un orangután y otras increíbles situaciones del animalismo
La juez Elena Liberatori dictó la polémica sentencia en la que considera al primate como «persona no humana».
Un juzgado español llegó a citar como testigo a una perra pitbull como testigo en un caso de maltrato animal.
Redacción | Elena Liberatori, juez argentina que comanda el Juzgado Contencioso, Administrativo y Tributario número 4 de la Ciudad de Buenos Aires y declarada animalista, ha sentenciado tras más de cinco años de litigio que a partir de ahora se considerará como «persona no humana» a una hembra de orangután que hasta ahora vivía en el zoo de Buenos Aires.
No obstante, la vida de este animal fue como la de cualquier otro que viva en un zoológico hasta el año 2014. Fue entonces cuando la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (Afada), representada por el abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez, interpuso una reclamación considerando que la situación de esta hembra de orangután «encerrada en una caja de cemento» no era la adecuada.
Así, apoyados por la asociación animalista española Gran Simio, que aportó un informe a la juez, han conseguido que Sandra —así llaman al animal— sea el primer animal en ser considerado como «persona no humana». Además, se le concedió un recurso de habeas corpus, el procedimiento por el que cualquier detenido puede exigir comparecer ante el juez para que este determine sobre la legalidad de su privación de libertad. De esta manera, el zoo se convirtió en ecoparque y se prohibieron las visitas libres.
Ahora la orangutana está pendiente de su traslado a un santuario en semilibertad en Florida.
Decisión polémica
No obstante, el caso no ha estado exento de polémica —tal y como cabía esperar— ya que al principio de la instrucción, en 2014, Julio Conte-Grand, procurador general de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, publicó en el diario conservador La Nación un artículo titulado “Darwin ha muerto” en el que afirmaba: «La idea de otorgar personalidad jurídica a los animales, amén de configurar una ruptura con la visión clásica y un abierto rechazo a pautas distintivas básicas de naturaleza metafísica y antropológica, representa la literal y fatal descalificación de la teoría darwiniana, ya que parte importante de esa corriente de pensamiento, al tiempo que reclama el reconocimiento de la personalidad de los animales no humanos, se la niega a los embriones humanos».
Precedentes
Otros casos similares que precedieron al de Sandra y que resultaron igual de polémicos fuera del entorno animalista fueron la de un chimpancé llamada Cecilia, declarada sujeto de derechos no humano también en Argentina, o el del orangután Totó en México. Casos en los que se otorgaron derechos atribuibles a los humanos a animales.
No obstante, también cabe recordar que, en España, en el año 2017, se elevó al Congreso de los Diputados una propuesta llevada a cabo por el PP para que los animales dejasen de ser considerados como cosas para pasar a ser considerados como «seres sintientes». De esta manera pasarían a ser tenidos en cuenta en casos hipotecarios o de separaciones.
Peligro real
Casos más estrambóticos también se han podido ver. Un ejemplo claro del problema real que supone el animalismo más radical es el de la perra Milagros, una hembra de pitbull llamada a declarar como testigo en un juicio por un caso de maltrato animal.
A este respecto ya se pronunció Juan Ignacio Pérez, profesor de Fisiología Animal en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad del País Vasco. Pérez afirmó que «no se trata igual a un orangután que a una rata. El problema es ver dónde está el final del camino, dónde ponemos la frontera. El discurso animalista ha cambiado mucho en los últimos tiempos y si seguimos así, no tardaremos en llegar a reclamar los derechos de las anémonas o las plantas».
PETA incluso llegó a plantear que se dejasen de utilizar nombres de animales como adjetivos por ser vejatorios para dichas especies.
Gran Simio
La organización que ha orquestado esta campaña es la misma que en España declaró la guerra a los acuarios en los que se exhiben animales como los delfines. No obstante, quedó probado que se trataba de información sesgada por su parte, como así afirmaban desde la dirección y los cuidadores del Zoo Aquarium de Madrid.
Además, desde el plano filosófico e ideológico, el filósofo Gustavo Bueno —que definió como «chirigota» esta tendencia— también les asestó un duro golpe a través de sus escritos. «Los simios sólo merecerían el título de personas, como sujetos de derechos, si tuvieran capacidad, poder y decisión para reclamarlos y exigirlos», sentenció en uno de sus ensayos titulado «Por qué es absurdo «otorgar» a los simios la consideración de sujetos de derecho».