Paco ya no se dedica a la actividad agrícola de forma profesional, pero está procediendo a unir a los damnificados de la zona ante la que comenta «es una urgencia que requiere de una solución inmediata y efectiva o las pequeñas plantaciones desaparecerán», advierte Planells.
En este aspecto, insta a «erradicar» a esta especie invasora de la isla avanzando la veda de caza dos meses antes de la actual o ampliándola para todo el año. Los afectados demandan una implicación «urgente» por parte del Consell d’Eivissa ya que, hasta ahora, reconocen la naturaleza de este hecho como de plaga pero las medidas son insuficientes, asegura Planells.
Su desesperación viene dada por la ineficacia de las medidas disuasorias contra esta ave y por la que acusan de «falta de información y de alternativas para actuar».
En este sentido, los afectados aseguran estar luchando con una especie de paloma muy astuta, ya que se acostumbra a cualquier elemento que sirva para ahuyentarlas. Actúan en bandada desde primera hora de la mañana hasta el atardecer, lanzándose desde el bosque a las vides, olivos así como a otras plantaciones y devorando los frutos maduros en solo cinco minutos. El uso de halcones (cometas), espantapájaros, cintas, cañones o incluso la caza resultan del todo insuficientes, así como una pérdida de tiempo y recursos, lamenta el propietario de las Bodegas Maymó, Antonio Costa, que ha tenido que abandonar dos de sus campos de viñas en Sant Mateu por el hecho de no poder ocuparse.
Incapaces de controlar la plaga, Costa afirma que, según cálculos, sus pérdidas serán de casi el 15% tras la vendimia de este año y eso contando con el uso de todas las herramientas disuasorias posibles. En este sentido, como encargado también de las famosas Bodegas Can Rich, así mismo afectadas, hace unos días eliminaron a unos «mil ejemplares en un día» en una de las diversas jornadas de caza que han organizado, sin solucionar el problema. «Es un ave invasora; no tienen ningún enemigo natural y se reproducen dos o tres veces más cada año», asegura el agricultor. Sastre, es otro de los perjudicados por la torcaz dedicado a la producción industrial. Comenta que en una de sus extensiones de tierra iba plantando lechugas y detrás se iban comiendo los esquejes.
Para J. Conesa, de la Cooperativa Agrícola Santa Eulalia, la incidencia en las cosechas de las torcaces este año es inferior a la del año pasado. La veda de caza se ha avanzado medio mes este año, dando comienzo el pasado 30 de julio y, como ya se hizo el año pasado, coincidiendo con el enverado (momento de maduración de la uva) y la finalización del periodo de cría de la paloma, en un intento del Consell d’Eivissa por mejorar la situación de las explotaciones que han visto mermada su producción.
Informa periodicodeibiza.es