Crónica de montería de El Vaqueril, por Extremeña de Monterías
En una mañana en la que el sol lucía en el firmamento, y en el que el fuerte viento del norte se tornaba protagonista de lo climatológico, había citado a sus monteros Extremeña de Monterías en Membrío para cazar la finca cercana a la localidad de «El Vaqueril».
Pasadas las nueve de la mañana comenzaba el sorteo de las veinticinco posturas en el bar Batalla de dicha localidad, desde donde salieron sin mediar palabra las distintas armadas para cazar esta bonita finca extremeña.
Temprano soltaban las rehalas: las agujas del reloj no tocaban las once y treinta cuando se abría portones a los perros y comenzaba el espectáculo.
Lo primero con lo que se toparon perros y perreros fue con una gran piara de jabalíes que se encontraban encamados casi en la misma suelta, lo que propició un alubión de carreras y lances que terminaron con algunos de ellos cobrados en las distintas posturas, sobre todo, en las mas cercanas a los furgones de las rehalas.
Algunos de los jabalíes consiguieron escapar por las gateras existentes en la malla y con ellos algún que otro perro se perdía.
Una vez acabado con los jabalíes, los perreros se centraron en conducir los venados a las posturas, que eran el objetivo primordial de la jornada.
Así, poco a poco se fueron escuchando ladras y disparos por doquier hasta que se levantaron las posturas pasadas las trece y treinta.
Los cazadores degustaron una suculenta comida ofrecida por el catering mientras esperaban la llegada de las reses al plantel, que finalmente juntó un total de 25 venados, todos ellos de muy buen porte, entre los que hay 7 pendientes de homologación, y 18 jabalíes, tres de ellos con buen trofeo.
Todos los cazadores cumplieron el cupo y marcharon a casa satisfechos después de haber degustado otra buena jornada junto a Enrique Batalla y Extremeña de Monterías.
Crónica de Carlos Casilda Sánchez