Crónica de montería de La Víbora, por Monteros de Siempre

30 octubre, 2017 • Caza mayor

Citaba Isaac Alvarez a sus monteros en el Restaurante Leo de Monesterio, en la mañana del pasado 29 de octubre, para cazar la finca «La Víbora».

Para el que nunca haya estado en esta finca, está compuesta de un inmenso mar de encinas y alcornoques, sin apenas monte bajo, con fuertes ondulaciones de terreno y un barranco con zarzales, lo que hace de ella un paraíso en cuanto comienza a caer el fruto clave, la bellota.

El sorteo comenzaba temprano para cerrar bien la mancha y distribuir las distintas armadas por la finca.

Tras sortear a sobre puesto, es decir, con todos los puestos encima de la mesa, partieron los primeros cierres hacia el cazadero. Así los cierres de La Habana, El Machado y El Sentrón partían hacia la finca sin dilación alguna, seguidos de las traviesas como Cerro del Milagro o del Moro.

Algunos disparos dispersos se habían producido antes de la entrada de los remolques de los perros en el cazadero. Con el ajetreo de los canes en los coches se incrementó el número de disparos, lo que hacía presagiar que la finca estaba «sopada» de reses.

Tras la suelta, los presagios se hicieron realidad, con ladras continuas aquí y allá que esparramaron los lances por todas las armadas. El tiroteo se tornó incesante por momentos y se parecía más aquello a una tirada que a una montería.

Las rehalas fueron recorriendo todos los rincones de la finca y al llegar a uno de los barrancos dieron con un buen jabalí que fue a romper por la postura del amigo Pedro “Culebra”, que se hacía con el tras un disparo. El jabalí no quedó en el sitio y consiguió a trompicones introducirse en un zarzal y tras buscar y rebuscar, gracias a la labor de los perros, consiguieron encontrarlo ya sin vida.

Un buen venado levantaba José Venancio Moreno con sus perros ya casi de vuelta, y le cumplía a la postura que ocupaba el amigo Mancera, quien lo hería de un disparo en el cuello. Impresionantemente, el venado recorrió más de dos kilómetros antes de quedar abatido y fue cobrado gracias a la incesante labor de Abel Galán y otros postores de Monteros de Siempre que siguieron el rastro dejado por el animal.

Francisco Rubio también consiguió un bonito venado de doce puntas en un intenso lance.

Al final de la jornada se habían contabilizado más de trescientos disparos y la organización se empleaba a fondo para sacar más de medio centenar de ciervas que se habían abatido. El plantel mostró un total de 17 jabalíes, destacando el del amigo Pedro y otros dos navajerillos; 18 venados, de entre los que destacaban cuatro de buen porte y todo un ramillete de ciervas.

Otra buena jornada para Isaac Álvarez y su grupo de Monteros de Siempre.

Crónica de Carlos Casilda Sánchez


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