Crónica de montería de Valdeinfierno, por Cabezas Servicios de Caza
En ocasiones, con un simple vistazo a un plantel o con ver los números, las cosas saltan a la vista. En esta ocasión, con poco se puede apreciar el gran día que disfrutaron 10 afortunados monteros, ya que entre ellos cobraron la friolera de nada menos que 106 jabalíes. Una media de 10 jabalíes por puesto lo dice todo.
En esta ocasión se montearía una mancha en la que no se cazaba desde hace ya 5 años, por lo que eran muchas las ilusiones y ganas por volver a cazar en «Valdeinfierno», todo un capricho de caza, ya que en esta gran finca se cuida todo al mínimo detalle, contando con gestión, cantidad y gran calidad de jabalíes. Si a todo ello le sumamos unas inmejorables instalaciones, tiraderos y puestos perfectamente ubicados en torretas con gran visibilidad, se pueden imaginar que buen tándem. Ya tan solo faltaban buenos monteros y una jornada de caza en la que el día acompañase.
Y así fue con todo lo anteriormente señalado a nuestro favor, pues nos reunimos en el gran pabellón de trofeos de esta bonita finca, en el que en un gran ambiente montero se repartió la suerte que luego más tarde en el monte tendríamos el gusto de disfrutar. Nada mas colocarse los monteros en sus posturas, no se tardó en empezar a escuchar esa bonita melodía de lances en una y otra zona de la mancha a montear que, minutos más tarde, acompañada de ladras y carreras, se convertiría en un auténtico disfrute, ya que algunos puestos no tuvieron un solo segundo de paz entre lances, ladras y movimiento de carreras en sus posturas. Posturas que se recordarán durante muchos años… Puestos como el Nº 3, con nada menos que 17 jabalíes cobrados; los números 9 y 10, con 12 jabalíes cobrados, y así una pequeña lista hasta sumar nada menos que 106 jabalíes, entre tan solo 10 monteros.
Al llegar a la casa, durante la comida ya se respiraban en el ambiente aires de gloria, ya que la felicidad de muchos de los asistentes fue el mejor reflejo de lo que luego contemplamos en el plantel final. Plantel en el que, además de cantidad, blanqueaban los colmillos de los grandes macarenos cobrados, siendo impresionante la calidad de algunos. Por lo que nos despedimos de esta gran finca, inmortalizando el momento bajo la caída de la tarde y al ritmo de pasodobles taurinos que supieron a puerta grande.
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