Crónica de montería de Las Mengachas, por Monteros de Encinasola
Durante la tarde del 13 de enero, Monteros de Encinasola ponía rumbo a tierras extremeñas para disfrutar de un fin de semana cochinero. Para ello, daba cita a sus monteros en el hotel de Montánchez.
Muy temprano comenzaban a llegar los monteros venidos de todas partes de la geografía española, con caras muy reconocidas dentro del panorama montero español.
Tras los pertinentes saludos, Paco Berjano y Hugo Larrubia dieron comienzo al sorteo de las más de ochenta posturas, con la intención de agilizar la salida de armadas a la mañana siguiente.
Con el sorteo realizado y los cazadores puestos en situación, se realizó una cena de hermandad que, como suele pasar, se extendió hasta bien entrada la noche.
A la mañana siguiente, frío y niebla anunciaba que el día iba a estar espléndido. Unas buenas migas esperaban en la corchera próxima de Alcuéscar, próxima al cruce de las Herrerías, donde tenía lugar la reunión de los cazadores, que inmediatamente partían hacia el cazadero ordenados por armadas.
La primera de ellas partió al cazadero pasadas las nueve y cuarto de la mañana, seguida de las demás que fueron cumpliendo la salida con riguroso orden, a excepción de algún despistado que había que sacar del amor de la lumbre.
Ya antes de soltar se habían escuchado cinco disparos y se tenía conocimiento de que se habían cobrado tres jabalíes, lo que presagiaba una buena montería.
La tómbola vino después del momento de abrir portones, marcando el reloj las doce del medio día. Fue entonces cuando el monte cobró vida y comenzaron las ladras, las carreras y el estrépito.
Lances repartidos por doquier, disparos que no paraban de escucharse, sobre todo en la parte alta de la finca, mucho más sucia y apretada de monte.
Las rehalas se emplearon a fondo para empujar los guarros a las posturas, cazando muy despacito y con buena letra, dejando correr las ladras, recobrando perros y volviendo a empujar. Un diez para todo ese equipo de rehaleros que trabajan con esta organización.
Los cochinos fueron cumpliendo a las difíciles posturas, con estrechos tiraderos y caminos de “andar de uñas”, hasta que, pasadas las tres y media de la tarde, se retiraban las rehalas cuando ya venían cazando de vuelta la mancha.
El resultado no desmereció y esta mancha volvió a cumplir un año más, ofreciendo un plantel total de 88 jabalíes, destacando 12 buenos navajeros.
Hubo monteros que tuvieron hasta ocho lances, acertando a cobrar cinco jabalíes. Multitud de monteros con dos y tres cochinos abatidos y, como en toda montería en abierto, otro puñado de ellos que desafortunadamente no pudieron disparar. Pero, en general, todo el mundo tuvo cerca, vio o escuchó caza. El ambiente era fenomenal.
Los monteros volvieron a la corchera donde les esperaba ‘el Emigrante’ con unas buenas viandas que fueron refrescadas con “los de los hielos” mientras se conformaba el tapete de jabalíes. La sobremesa se unió con la cena, y con extendidas conversaciones de lances dispares se entretuvieron allí un gran número de monteros que a la luz de la candela se mantuvieron amenizados, resistiéndose a volver a sus lugares de origen o al hotel para la jornada siguiente.
Así se daba por finalizada la primera montería de este fin de semana montero andaluz de Monteros de Encinasola por tierras extremeñas.
Crónica de Carlos Casilda