Crónica de montería de La Moña, por Monteros de Encinasola
Volvían a casa Monteros de Encinasola en la mañana del 27 de noviembre, tras un atracón cochinero extremeño el día anterior. El hotel de Encinasola recibía a los monteros en un día lluvioso que prometía no ponérselo fácil a los cazadores.
Tras el desayuno y sin demorar el asunto, comenzó Paco Berjano con las últimas indicaciones dando la palabra a Hugo Larrubia para que, después del correspondiente rezo, se empezara con los trámites.
Como siempre, prudencia y seriedad se pidió a los asistentes que seguían atentos el transcurso del sorteo. África iba sacando los tacos de los números que deparaban la suerte a los asistentes, quienes comenzaban a salir inmediatamente por armadas. Los cierres de Antonio Luis e Isidoro fueron los primeros en partir, seguidos de todos los demás.
Ya antes de la suelta se habían escuchado algunos disparos, pero no fue hasta la entrada de las rehalas cuando se animó la montería.
Soltaron primero las rehalas de la parte alta, pero inmediatamente hubo perros que llegaron a la otra punta con las primeras carreras de las reses. Las detonaciones no tardaron en producirse.
La lluvia dificultó sobremanera la montería, sorprendiendo la caza a los monteros que, refugiados en paraguas y capotes, veían como algunas reses se les colaban sin poder jugar lance. Aún así estuvo muy entretenida, escuchándose bastantes disparos.
Destacar posturas como la del amigo Iñigo, que se hizo con dos venados; la del amigo Fernando Guerrero, que consiguió el cochino de la montería, o la de José Morales con un cochino y un venado. También destacar los venados abatidos de gran porte como el de Alfonso Aguado, el de Fernando Montero de Espinosa o el propio de Paco Berjano: ¡enhorabuena!, ya te tocaba.
En fin, un día de perros, climatológicamente hablando, pero que finalmente acabó con sabor dulce, con un plantel que mostró 14 venados, 11 jabalíes y 17 ciervas.
Crónica de Carlos Casilda