Crónica de montería de La Baltasala, por Monteros de Encinasola
Despertaba al sol perezoso, con algo de niebla y fresco, en la mañana del 10 de diciembre, fecha escogida por Monteros de Encinasola para cazar una finca ya clásica dentro del calendario de Picorotos. En esta ocasión, se iba a cazar la mancha de «La Baltasala», que año tras año ofrece alguna sorpresa de venados.
Durante los días previos a la montería se había comprobado la existencia de abundantes rastros de los jabalíes, por lo que había puestas grandes expectativas en esta mancha de preciosos y complicados tiraderos, muchos de ellos de testero y con grandes vistas.
Como siempre, tras el desayuno en el hotel de Encinasola, Paco Berjano y Hugo Larrubia tomaron la palabra y dieron las últimas indicaciones sobre el estado de la mancha, recalcando las normas básicas y haciendo hincapié en la seguridad.
Después del rezo por los monteros fallecidos, se dio paso al sorteo, como siempre por armadas, por celeridad y orden a la hora de montar las posturas. Poco a poco los monteros fueron abandonando el hotel.
El reloj marcaba las doce y cuarto cuando se abrían portones a los perros y comenzaba la montería. Ya antes de soltar, Alfonso Aguado, en el número uno de la Cerca Grande, había tenido un lance con dos preciosos venados que intentaban abandonar la zona de quema. No fue el único, dado que se contabilizaron casi una veintena de detonaciones antes de este mismo momento.
Los perros poco tardaron en dar con los encames y los monteros disfrutaron de una montería de ida y vuelta, con ladras y lances intermitentes durante todo el transcurso de la misma.
Sobre las dos y media se sacaban los perros de la mancha y partían los monteros hasta la casa de la finca para degustar unas buenas viandas mientras se sacaban las reses. Afortunados como el amigo Cabanillas, quien consiguió hacerse con un doblete de cochinos adornando el resultado con un precioso venado; Iñigo Martínez, a quien volvió a sonreírle la suerte abatiendo el mejor cochino de la montería; también Teresa Hijano, en el número uno del Cava, que aportaba otro par de jabalíes al plantel, o una bonita collera de venados que se quedaban en el puesto ocupado por Jose Luis González González, quien con mano diestra consiguió abatir los dos venados que entraron a la par. Alberto Gutiérrez también tuvo su lance en el tres de la Pared Alta, quedando herida una gran jabalina que fue apresada por los perros de Camostra y Becerra, y que se remató a cuchillo como mandan los cánones. El mejor venado de la montería que fue abatido en el número dos del Cierre de la Cerca Grande por Pablo Troncoso.
En fin, una entretenida montería que dio de sí para casi todos, con un resultado de 24 jabalíes y 6 venados destacando sobremanera la gran calidad de los seis venados abatidos.
Y como es habitual en esta organización, todo sale a la luz, y se atrapó y se enjuició a dos cazadores que habían conseguido abatir su primera res en monterías anteriores. Son Carlos Álvarez Márquez que, zorro él, consiguió abatir el mejor cochino de «Corrales» adjudicándoselo a su progenitor por evitar el juicio, y María del Carmen Bañuls Viñegla, que hizo lo propio con un jabalí en la pasada montería de «Las Peñas». Ambos fueron atrapados y juzgados por sus pecados según manda la tradición.
Crónica de Carlos Casilda