Consigue abatir un gran jabalí después de matar a un perro y herir a su perra

4 febrero, 2022 • Caza mayor, Noticias de caza

Después de matar a un perro y herir a una perra, Antonio Nieto consiguió abatir este gran jabalí con la escopeta que le regaló un amigo

Redacción | ¡No se puede comenzar el año con mejor pie!, pensaría este afortunado cazador cordobés. Y es que el pasado 1 de enero, Antonio Nieto se encontraba cazando junto a su padre y cuatro amigos. Estaban cazando en mano como suelen hacer por un terreno variado de monte bajo, olivares y un río con abundantes zarzas. Batían con sus perros esta zona y consiguieron sacar dos zorros, pudiendo abatir uno de ellos. Pero la sorpresa vino después, cuando de una zarza los perros consiguieron echar un gran jabalí.

Después de liarse con el zorro cobrado, los perros dieron con un jabalí que saltó de una zarza a otra para protegerse. Arremetió contra los perros, matando a uno de ellos e hiriendo a una perra de raza villano de Antonio. Entretanto, uno de los amigos disparó sobre el verraco cuando trataba de huir. Sin conseguir acertarle y viendo que se marchaba río arriba, este cazador avisó a Antonio contándole que había tirado a «un cochino muy grande» y que corriese a su encuentro.

La ladra de los perros llevó al jabalí hasta la zona de olivos. Antonio vio al cochino corriendo entre los olivos y no dudó un instante. Se encaró su escopeta y soltó el primer disparo, pegándole trasero. Corrigió la mano y el segundo tiro le dio «en su sitio», afirma el cazador. Fue entonces cuando el jabalí comenzó a rodar pecho abajo. Los perros se arremolinaron sobre el jabalí. Mientras Antonio se acercaba a verlo pensaba cómo se hizo con él con la superpuesta de más de 30 años que le regaló su amigo Ángel El gaditano. Cuando llegó al animal, Antonio reconoce que estaba «nervioso perdido» al comprobar sus defensas. ¡Navajas de 18 centímetros!

Cuando Antonio llamó a su amigo contándole que había cobrado «un cochino muy grande», este no se lo creyó hasta llegar al lugar y ver el jabalí. «Alucinado se quedó», apunta Antonio.


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