Un club de cazadores alicantino destina miles de euros y kilos de cereales para ayudar a la avifauna de la zona
Los más de 200 cazadores que están asociados han invertido en 2017 cerca de 20.000 euros y parte de su tiempo libre para cultivar 5.000 kilos de cereales, además de preparar comederos y bebederos.
Para el club de caza Tossal Aspre de Gata de Gorgos no todo es «disparar con las armas, somos conscientes de que hay que cuidar el entorno». Por ello este año han cultivado 47 parcelas con una superficie cercana de 270 hanegadas [1 hanegada valenciana mide 831 m2] para el cultivo de cereales. Su objetivo es poder alimentar y aumentar la fauna de la zona.
Se trata de una iniciativa que los más de 200 miembros de la asociación de caza lleva realizando desde hace años. Al principio, explican, se encargaban de trabajar las tierras del coto privado que utilizan para cazar, pero en los últimos años han aumentado los cultivos. «Preguntamos a los dueños de los huertos abandonados que lindaban con el coto y nos dijeron que podíamos usarlos», destacan.
A lo largo de 2017, los cazadores invirtieron en estos trabajos cerca de 20.000 euros, además de tiempo libre de los voluntarios para cultivar, entre julio y agosto, cerca de 6.600 kilos de cereales. De esta cantidad, 1.600 kilos se destinaron a los 36 comederos para animales con los que cuenta el coto. La zona también tiene 12 balsas de gran tamaño y 21 bebederos con depósitos de autoabastecimiento. Para su mantenimiento se han utilizado, apuntan, más de 90.000 litros de agua. «Hemos mejorado el entorno para los animales para que aumenten su índice de natalidad», comentan.
Indican también que las «excelentes condiciones de la zona» han atraído, incluso, a nuevas especies como un ave rapaz que habita, por lo normal, en la zona del Montgó. Aseguran que varios de estos ejemplares han decidido anidar en el coto y tuvieron tres crías. «Aquí hay bastante fauna que favorece su alimentación, se sienten cómodas y nosotros estamos encantados que vivan en la zona», recalcan.
Aunque no están contentos con todas las especies que habitan en el término municipal. Una de ellas es el conejo, que en los últimos años se ha reproducido de manera exponencial hasta convertirse en una plaga en algunos puntos cercanos al cementerio de Gata. Pero los cazadores están intentando solucionar el problema. Según apuntan, «tenemos un permiso especial para cazarlos. Hay que recordar que nosotros tenemos la obligación de gestionar la fauna de la zona».
Otro de los animales que da quebraderos de cabeza es el jabalí. En 2017 consiguieron abatir a más de 70 ejemplares, aunque aseguran que todavía quedan en la zona más de 200 jabalíes. «También intentamos hacer el máximo de batidas para reducir el número», comentan. Respecto a esta modalidad de caza, que ha recibido quejas en otros puntos de la comarca como en la Vall de Gallinera, desde la asociación gatera afirman que ellos cumplen con todos los requisitos, pues «marcamos e informamos a las autoridades de todas las batidas que realizamos».
Son conscientes de que «en cada zona y cada persona hace lo que quiere, pero nosotros en Gata tenemos mucho cuidado porque hablamos de armas. No queremos que salga nadie herido, sabemos que hay que respetar, tanto a las personas como al entorno», matizan.
Informa B. Ortolá para lasprovincias.es