Cazadores y perros: Sobresaliente día de caza

Para despedir el último miércoles del 2010, el amo decidió llevarme a cazar a Guadalajara, en compañía de los perruchos de sus amigos, José, David y Toño.

Aunque me cueste reconocerlo, por eso de ser perro con mucho carácter, sé que esos perruchos me dan varías vueltas en todos los sentidos, pero sé que con el tiempo les acabaré comiendo terreno.

¡A lo que iba, que me pierdo! Tras un vomitivo viaje, llegamos a ese terreno, tan abrupto, tan bonito, tan cargado de olores… En él la caza no mana del suelo, es caza dura, de la que hay que trabajar. Los conejos, resabiados como en ningún otro lugar, nos hacen echar la gota gorda hasta que conseguimos levantar alguno, pero una vez lo sacamos, la satisfacción es máxima. En pocas palabras, es una maravilla.

Guardado en nuestras retinas, quedó el conejo que saco Fauna, una perrilla muy bonita, pequeñaja, y con una nariz exquisita, que al amo le tiene fascinado y que se entretuvo con un conejo hasta conseguir sacarlo. Tras realizar José un disparo fallido, corrimos el conejo por toda la ladera, consiguiendo volcarlo hacia donde se encontraban los mandamases. José, esta vez no perdonó y consiguió abatirlo.

La jornada fue algo más intensa de lo normal, tanto en tiempo y diversión, como en buen ambiente. Y yo, aunque al principio de la mañana, estuve demasiado calenturiento detrás de las perras modelo de José, se me acabó pasando la tontería y fui entrando en faena, que es lo que al amo le gusta.

Pero… No todo fue tan bonito. ¡Otra vez me la jugó! A media mañana, los que caminan sobre dos piernas nos encerraron en nuestras jaulas, y nos maltrataron psicológicamente con ese olor a salchichón, a queso, a jamón…. ¿Creéis que eso se puede hacer? ¡Ni los restos nos dieron, ni los restos!

Según he escuchado a Juanillo, este miércoles repetiremos alternativa, espero torear mejor esta vez 😉 Ya os contaré.

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