Cazadores y perros: buen puente.
Poco a poco, parece que el amo está más contento conmigo y es que, en el pasado puente de diciembre me ha sacado dos días casi seguidos y yo he cumplido, como cachorro, pero he cumplido. Este amo… No tiene punto medio. ¡Cómo se nota que las agujetas no las sufre él!
Resulta que el sábado tuve la oportunidad de cazar en un coto de Toledo, en el que no pare de subir, de bajar, de ir para aquí, de ir para allá… El amo, acabó muy contento, y aunque el trabajo de los perros no se vio debidamente gratificado, su compañero, pudo abatir un conejo que salió gazapeado de un chaparro en el que acabábamos de entrar un bretón y yo. El día fue duro, hacía mucho aire, que nos desconcertaba tanto a mí como a los demás perros, y el suelo, estaba nevado en algunas zonas. ¡Vaya frió que pasé!
El amo me dejo tres días de descanso, en los que, además de recuperarme de las agujetas, me recuperé de la tos que cogí el sábado, gracias a los polvitos que Juanillo añadía a la comida.
El miércoles, volvimos a ir de caza, el amo iba de morralero, acompañando a un buen amigo suyo, podenquero de pro y que tiene cuatro perras de las que da gusto verlas. Echamos una jornada de caza larga, en la que yo no paré durante las cuatro primeras horas, después, por lo duro que era el terreno y por no encontrarme en plenas cualidades me vine abajo y ya no tuve la misma energía, pero aún así, el amo salió muy satisfecho.
Por lo que le dice Juanillo a su padre, está muy contento conmigo. Según dice, cada día voy avanzando algo. Y eso a mí, me enorgullece, igual que cuando menciona que cada día estoy más fuerte y a cada jornada de caza, hecho más músculo.
Ya estoy deseando que me vuelva a sacar de caza, a ver cuándo toca. Ya os contare… Mientras tanto, comer, dormir y pasear 😉