Cazadores con derechos y obligaciones

La caza ha sido perseguida, probablemente, desde que la gente comenzó a vivir en las ciudades, pero aún más si cabe está siendo perseguida, en los últimos años, por grupos de personas que, ajenos a la realidad de la vida natural, manipulan la información a su antojo. Engañando a todas aquellas personas que olvidadas de su origen rural, consideran el medio ambiente como un lugar de cuento de hadas.

Muchos somos los que intentamos paliar esta nueva moda y poner un poco de cordura ante tanta locura. Defendiendo los derechos que, como personas de esta sociedad, como humanos y sobre todo como cazadores, los mayores cuidadores del ecosistema y del medio natural, tenemos, pero… los cazadores no sólo tenemos derechos sino que también tenemos obligaciones, obligaciones que debemos cumplir con esmero y con tesón.

Los cazadores somos los encargados del cuidado de los ecosistemas, y cuando hablamos de ecosistemas debemos entender el medio como un todo: el conjunto de todos los seres vivos que conforman el medio. Con ello me refiero a especies vegetales y animales, ya sean cinegéticas o no. Como cazadores, debemos estar pendientes en las épocas de sequía de que los animales tengan agua y comida, debemos respetar las épocas de cría, debemos respetar los refugios naturales de las especies animales y animar a los agricultores a que también lo hagan. Debemos respetar las especies no cinegéticas y las especies cinegéticas seleccionando aquello que entra por nuestro punto de mira, debemos respetar la pieza abatida hasta el final del acto de la cacería. Y debemos respetar el entorno en el que cazamos, dejándolo como lo encontramos, recogiendo restos de suciedad propios y ajenos, así como vainas de balas y cartuchos que tantas y tantas veces se quedan en el campo contaminando todo a su alrededor y poniendo en peligro nuestro lugar favorito en el mundo.

Siempre he defendido la caza como el mejor medio de cuidado y conservación de la naturaleza y así lo creo fervientemente, pero todavía más hoy si cabe debemos hacer hincapié en nuestras obligaciones y convertirlas en meras rutinas que completen el día de caza perfecto.

Bea Alcoya