Un estudio confirma que el jabalí es el mayor transmisor de la tuberculosis

26 junio, 2019 • Noticias de caza

La investigación ha recogido datos de 45 cotos de caza diferentes y explotaciones extensivas de ganado bovino.

El jabalí se presentaría como el mayor transmisor de la enfermedad, pese a que la diversidad de ungulados sería uno de los mayores problemas.

Redacción | Un nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores españoles de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de Castilla-La Mancha, ha demostrado que una gran variedad de ungulados (vacas, gamos, ciervos y jabalíes) aumenta la transmisión de tuberculosis. La investigación se desarrolló en 45 cotos de caza y explotaciones extensivas de vacuno del suroeste español.

El estudio explica que una gran riqueza de especies dentro de un ecosistema no modera la transmisión de enfermedades, tal y como afirmaba el conocido como ‘efecto de dilución’. Por el contrario, hablando concretamente del ecosistema mediterráneo y de la tuberculosis, la variedad de ungulados crea un efecto contrario de amplificación. Según la investigación se amplía un 46% la tasa de contagios.

Según han explicado los autores, estos «hallazgos proporcionan evidencia de que los aumentos en la biodiversidad no necesariamente reducen el riesgo de enfermedad, al menos en escenarios gestionados». Así pues, el estudio ha demostrado que la gran variedad de especies afecta de manera negativa en mayor medida que la superpoblación de una especie en concreto.

Por otra parte, los investigadores han explicado que la infección por tuberculosis generalmente se desarrolla de forma crónica, con persistencia a largo plazo en poblaciones y presenta una baja inmunidad inducida. Los animales que mantengan un periodo amplio el riesgo de contagio, ya sea por contacto directo o indirecto, estarán más expuestos al contagio y por tanto a ser transmisores.

El jabalí, el mayor propagador

En el estudio, la capacidad de transmisión de cada reservorio variaba ampliamente según la especie ungulada que fuese, siendo los valores más altos los del jabalí. Además, la introducción de animales capaces de portar la enfermedad que son menos frecuentes en una zona concreta, si bien son altamente competentes en la transmisión de la enfermedad, aumentaría considerablemente la transmisión en el resto del ecosistema.

Ante esto, los investigadores explican que esto es posible dado que el modo de transmisión “masivo” de la tuberculosis se beneficiaría del aumento de nichos ofrecidos por una mayor diversidad de hospedadores.

Este escenario se presenta en patógenos que infectan a múltiples hospedadores como las micobacterias, capaces de persistir en el medio ambiente. Estos microorganismos solo afectan físicamente a los huéspedes en etapas muy avanzadas, por lo que no representan un riesgo en la supervivencia de especies en la comunidad durante la mayor parte de su vida.

Una mayor investigación, necesidad imperiosa

Una de las conclusiones del estudio es que «aunque la riqueza de las comunidades de especies es deseable para la función y la conservación de los ecosistemas, su papel en el control de las enfermedades infecciosas sigue siendo discutible». Por esta razón, abogan por conocer con mayor profundidad la forma de transmisión de un patógeno concreto para valorar el efecto de la biodiversidad para poder encauzar de manera más efectiva los recursos de conservación o salud pública.

Por tanto, según los autores del estudio, explican que sería de gran utilidad una mayor investigación en materia de transmisión de patógenos en ecosistemas donde convivan distintas especies, ya que la mayoría de estudios en este sentido solo valoran la convivencia de una o dos especies, sin tener en cuenta un conjunto más amplio.


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