Historias de Angel Rojas

25 agosto, 2013 • Miscelánea

A mediados de Agosto del 2010, un doctor en Medicina, me pidió que le relatara por escrito, cual era mi impresión cuando una pieza de caza era abatida por un disparo, disparado por mi claro está.

Contesté al que me lo pedía que lo haría. No que probaría de hacerlo.

¿Porque estaba tan seguro de poderlo  hacer?

Porque es uno de los momentos que mas atraen mi atención, hace bastante años

que estoy tomando notas sobre este tema.  En todos mis viajes empiezo tomando notas que después se olvidan , pero siempre están en su lugar y solamente es necesario que salgan a la luz, intentaré atar las unas con las otras ya que yo no soy escritor y es difícil para mí, plasmar en unas cuartillas mis pensamientos

¿Como queréis que sepa que pasa en mi interior en aquellos momentos, cuando todo el mundo te felicita te abraza, ríe y te hace fotografías ¿.  Si fuese capaz de explicar las sensaciones vividas en momentos como estos, mis libretas de viaje estarían llenas de anotaciones y prácticamente están vacías..

Hace años, cuando cazabas una perdiz te la mirabas con respeto y le decías, me has hecho correr pero te he ganado, era la sensación de haber tenido que trabajar para poderla obtener. Ahora solamente tienes que andar hacia los lugares donde han sido colocadas.

Cuando eres capaz y tienes la suerte de poder cambiar las cacerías  caseras por otras de más arriesgadas, toca madera,  es un veneno mortal que te ha entrado y que llevaras encima hasta el fin de tus días,

Tanto si viajas  al desierto  a las altas montañas o a las selvas africanas , donde has de planificar la cacería con tiempo,  tener que coger media docena de aviones para poder llegar al sitio escogido , un viaje tan largo para poder abatir a un solo animal, solamente uno, que has de encontrar,  perseguir y cuando lo encuentras a través de unos paisajes  que enardecen tu espíritu y que son  nuevos para ti, de donde posiblemente puedes volver con las manos vacías.

Que impresión sufres en aquel momento si tienes la suerte de poderlo abatir, aquel animal tan bello o tan raro, con unas cuernas  de formas diversas, rectas o curvadas, si las tiene. En aquel momento, repito, me preguntas cual es mi impresión, supongo que contemplo su rareza y le digo, me has hecho correr, gatear por bosques y cimas, has desaparecido y te he vuelto a encontrar y al final he ganado yo.

¿No es posible que le haya dicho esto, porque no?

Porque lo contemplo y quedo sorprendido, asolado, anonadado, ja se ha terminado la cacería, no más persecuciones  por los llanos, las montañas, los desiertos y los bosques.

Cuando en mi juventud podías obtener un permiso para cazar un Isard en nuestro Pirineo y te concedían dos días para cazarlo, tenías el problema que el Guarda de la Reserva te llevaba en diez minutos a la vista de la caza. siempre he fallado los primeros disparos. Lo que yo  he quería, era perseguir la pieza  por las crestas y por los heleros y saludarlo cuando huye y poderle decir , me has hecho correr, he pasado frío o calor pero al final he ganado yo

Estos cortos pensamientos finalizaron  a primeros de Septiembre del mismo año que fue cuando los entregué a mi amigo el Doctor en  Medicina.

Relato de caza participante en el concurso organizado por Cazaworld, autor Angel Rojas.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *