Los sorianos comentan por Facebook la llegada del corzo a la ciudad

23 agosto, 2017 • Noticias de caza

Corzo en la ladera de las Siete Curvas / Juan Pablo Fadrique

Los corzos se suman a los conejos, las ardillas o las nutrias que habitan algunos puntos de Soria capital y los ciudadanos locales comparten por la red social sus avistamientos.

Soria presume de su naturaleza con enclaves como la Laguna Negra, el Cañón del Río Lobos, sus pinares o el Moncayo. Sin embargo, la capital también tiene retazos de campo en estado puro. Ayer un joven lo puedo comprobar en persona al encontrarse corzos pululando por el parque del Castillo.

Juan Pablo Fadrique bajaba del Parador por la mañana cuando, en las Siete Curvas, se encontró con la estampa. Un corcito joven se perdía en el monte en una imagen más habitual en los montes que en un espacio que se considera semiurbano. De hecho, en algunas de sus instantáneas se encuentra en la misma cuneta de la carretera que conecta el Parador de Turismo Antonio Machado con el Soto Playa.

Fadrique se mostró sorprendido tanto por el avistamiento como por el momento del día. Y es que «serían las 10.30 horas más o menos. Que si me dices que es de noche…». Los corzos son por lo general huidizos y su presencia es más visible al amanecer o al anochecer, pero el protagonista de la sorpresa de ayer había perdido el miedo.

Este joven colgó sus fotografías en Facebook y pronto aparecieron más testigos de la presencia de estos animales en la capital. «Hay por lo menos una pareja y lleva unos cuantos años», apuntó un usuario de la red social. Otros recordaban que al fin y al cabo es un monte y confirmaban que era perfectamente posible que se hubiesen mudado a este enclave.

De esta forma, los corzos del parque del Castillo se suman a una nutrida nómina de fauna salvaje que acompaña a los sorianos en su día a día. Las ardillas de la Dehesa y del propio Castillo, la colonia de conejos detrás del Caballo Blanco o los cernícalos que de vez en cuando anidan en la capital (los hubo en Duques de Soria) ponen una nota de color a la que se unen cigüeñas, roedores o las cercanas nutrias. En definitiva, trocitos de naturaleza que aguantan a los humanos.

Informa Antonio Carrillo para diariodesoria.es


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