Los puestos en la caza del jabalí al rastro III

25 agosto, 2011 • Noticias de caza

Capítulo III: Cómo ir al puesto

Obvio resulta que el silencio es la regla de oro que debe respetar el cazador cuando se dirige al puesto que le ha sido asignado. Y esta regla de oro es la que con mayor frecuencia se infringe, dando lugar a auténticas romerías por la sierra, entre comentarios y sonoras carcajadas, portazos de coche y avisos a grito pelado entre cazadores, que sólo contribuyen al fracaso de la cacería. Cuando has empezado con las primeras luces del día a seguir el rastro del pelo del  jabalí y no has conseguido emplazarlo hasta las doce del mediodía, el oír toda esta jarana suele producirte sensaciones desagradables que, digamos, te agrían el carácter.

La primera línea de cierre es obligado que arme a pie. Su proximidad al encame descarta absolutamente la comodidad del TT. Ni palabra. El postor se limitará a señalar con el dedo la postura y el cazador que la debe ocupar, siguiendo el resto su camino sin el menor comentario.

Por descontado que, ante el follón que organizan las armas semiautomáticas cuando se cargan, entiendo aconsejable el que las mismas ya estén cargadas cuando se llega al puesto, obviamente manteniendo el seguro en posición y adoptando las precauciones lógicas.

En esta modalidad de caza al rastro, nadie sabe dónde está el encame hasta que los perros lo detectan y señalan. Tan sólo se sabe dónde está el rastro de entrada al encame, pero no en qué parte de la zona cercada se halla el mismo. En consecuencia, es perfectamente posible que, aunque la jauría se suelte a trescientos metros de esta primera línea de cierre, tengamos el jabalí acostado a veinte metros del puesto, por lo que toda precaución es poca.

En otro orden de cosas, si esta primera línea de cierre no respeta el necesario silencio, nuestro jabalí, que ya se ha medio incorporado y está con las orejas más tiesas que un podenco campanero, situará perfectamente dónde se hallan colocadas las posturas y, viéndose copado, se resistirá a romper el cerco, prefiriendo en muchas ocasiones partirse los cuartos con la jauría, antes que cruzar la línea. En estos casos, es probable que el puesto que hemos dejado en la suelta, sea el que tire.

Los cazadores que arman la segunda línea pueden hacerlo en coche. En primer lugar, la distancia al encame es suficiente para no alertar al jabalí y, en segundo lugar, el recorrido para armar esta segunda línea es largo.

Armando este segundo cierre, y al formarse la típica caravana de TT’s, encabezada por el postor, entiendo que si lo que se pretende es armar rápido, los puestos deberán dejarse empezando siempre por delante, es decir, por los cazadores que ocupen el TT inmediatamente posterior al del postor. De esta forma, el postor no debe bajarse del coche y recorrer la caravana hasta el último vehículo, para indicar con precisión el puesto a ocupar.

Dado que generalmente se circula por pistas forestales estrechas, que no permiten el paso de dos vehículos a la vez, entiendo aconsejable que los conductores de los TT’s continuen la marcha y ocupen los últimos puestos a cubrir, evitando así la demora que implica el aparcamiento del vehículo para dejar paso a los posteriores.


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