El verdadero cazador lo es todo el año

31 enero, 2017 • Pluma invitada

Cazador con escopeta para la sección Pluma invitada

Tiempo de gestión es el que toca ahora, y es que la mayoría de los acotados gestionados por sociedades locales, que no comerciales, están disfrutando de las últimas jornadas de caza, si no han cerrado ya. Empieza una época tan bonita como la veda, una época en la que el cazador de verdad sale al campo a cuidarlo. Hay que cambiar esa mentalidad de que el campo se cuida solo, hay que cambiar esa mentalidad de que lo único a lo que se dedica uno es ir a cazar en la época de desveda y una vez abierta la veda me olvido hasta el próximo octubre. No señor, no. Como dice mi padre, «cazador no es el que más mata, sino el que mejor caza, el que mejor conoce el campo, el que respeta la caza y sus diferentes especies…». Cazador, bajo mi humilde opinión, es el que se dedica al mantenimiento durante todo el año de su coto.

Presumimos de lo que nos gusta el campo y la naturaleza y de lo que respetamos a los animales; pues ya que presumimos hay que predicar con el ejemplo para demostrar, a todos aquellos que ponen en duda nuestra afición, que mas que nuestra afición, la caza es nuestra forma de vida. Dar ejemplo a los pequeños, y que las nuevas generaciones vayan tomando nota y vayan formándose, está en nuestra mano. Algo tan simple como dar una batida andando con los pequeños recogiendo las vainas que no se hayan recogido previamente, por ejemplo, es una forma ideal de motivarles mientras se les van explicando las señales con las que el campo nos habla; o una actividad en la que ellos tengan los primeros contactos con los animales como son los refuerzos de conejos, ayudando a vacunar y soltando posteriormente los conejos. Hoy en día, toda la ayuda que se les pueda proporcionar a las especies de caza menor son pocas: control de depredadores, comederos y bebederos, son aspectos importantísimos para hacerles más fácil la supervivencia.

El verdadero cazador debe sentirse orgulloso y feliz haciendo estas labores de gestión tan necesarias solamente por la sactisfacción de las labores hechas. En mi caso personal, cuando abato una perdiz o un conejo en mi coto, después del trabajo que lleva detrás, me hace sentirme orgulloso, aparte del respeto hacia la pieza de caza, ya que disfruto más del lance vivido y del momento que me proporciona el perro que de abatir la pieza.

El verdadero cazador lo es todo el año.

Javier Pérez Gutiérrez


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