El valle del Nalón estrena en Laviana la primera sala de despiece para caza

4 marzo, 2017 • Actualidad

Responsables del programa Leader visitaron este viernes las empresas ubicadas en la comarca asturiana del Alto Nalón. Una de ellas es Cárnicas José Tomás, que ofrece información y facilidades a las asociaciones de cazadores para que puedan comercializar sus piezas de caza  «con todas las garantías». Esta empresa cuenta con la primera sala de despiece en la comarca y la segunda de Asturias.

Cada vez que alguien entra por la puerta se escucha un sonoro timbre y en la mañana de ayer no paraba el soniquete. «Es que estamos en época de hacer chorizos y es mucha la gente que acude a por los ingredientes para ellos», explicaba uno de los responsables de Cárnicas José Tomás, Juan José Álvarez. Ataviado con una bata blanca inmaculada, fue el encargado de recibir ayer a responsables del programa Leader que dedicaron la jornada a visitar empresas en la comarca del Alto Nalón. Esta compañía, ubicada en el polígono El Sutu, muy cerca de Pola de Laviana, tiene un proyecto para ampliar la recientemente estrenada sala de despiece para piezas de caza mayor. «Se trata de la primera instalación de este tipo para la comarca y la segunda de Asturias, ya que hay otra en Felechosa», en Aller, otra zona en la que la caza tiene mucho predicamento.

En los estantes para despachar hay todo tipo de productos agroalimentarios, pero el grueso del negocio viene de su sala de despiece, que sirve a mayoristas y a sus propias carnicerías. «Vimos que había ahí, en la caza, un nicho que no estaba siendo aprovechado. Hay mucha caza que se vende a restaurantes, pero sin las debidas garantías sanitarias», explicaba el gerente de la empresa, José Tomás. Por eso, ofrecen información y facilidades a las asociaciones de cazadores para que puedan comercializar sus piezas «con todas las garantías». La empresa ha realizado una importante inversión en sus instalaciones, que acumulan una década de historia aunque que la actividad la inició José Tomás hace ya treinta años.

«Hemos adecuado una parte de nuestras instalaciones para la caza y hemos tenido que instalar un nuevo laboratorio para controlar la calidad de las piezas, para que no tengan problema alguno», afirmaba.

Los controles son estrictos. «La pieza tiene que llegar a nuestras instalaciones, como mucho, once horas después de su muerte y tiene que estar completamente precintada, tanto el animal como sus vísceras». Para ello, es la propia empresa la que facilita todo el material, como los sacos sanitarios, a las asociaciones de cazadores. «Una vez llega la pieza aquí, acude un veterinario y se realizan los análisis para que la carne salga con todas las garantías».

Un trabajo, se afirma en esta empresa, que lleva su tiempo, porque los cazadores no están acostumbrados a este tipo de instalaciones y es preciso crear el hábito.
Informa Alejandro Fuente para elcomercio.es

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