El jabalí destrona a la perdiz en Murcia

24 enero, 2017 • Noticias de caza

La Región de Murcia está sufriendo la merma de una especie de caza menor como la perdiz roja al tiempo que la población de jabalíes aumenta. La temporada cinegética que expira certifica el giro definitivo de los aficionados hacia la caza del cada vez más numeroso jabalí y el declive de las patirrojas. Las cifras que maneja la Administración estiman un total de 35.000 jabalíes en esta región.

La caza mayor en la Región, que desde hace largas décadas podía considerarse casi anecdótica por la escasez de ungulados —excepción hecha de la actividad generada en torno a Sierra Espuña por el arruí—, prácticamente ha acabado imponiéndose ya entre los aficionados murcianos merced a la extraordinaria proliferación de jabalíes registrada en los últimos años. La temporada cinegética que está expirando —el pasado domingo se cerró el periodo hábil para la caza menor y a la mayor le queda poco más de un mes, aunque ahora empieza el reclamo con macho de perdiz— ha venido a certificar que cada vez es mayor el número de cazadores que renuncia a echarse al monte en pos de las perdices y, en su defecto, de los conejos y liebres, y opta por probar suerte en algunos de los numerosos ganchos, batidas y monterías que se organizan cada fin de semana con el jabalí como involuntario protagonista.

Cazadores se dirigen a los puestos / R. Fernández

La principal razón de ese cambio de tendencia habría que buscarla, como señalan muchos aficionados, en dos circunstancias de signo contrario que han venido a coincidir en el tiempo: el declive de las patirrojas y la paralela explosión de la población de marranos en los montes murcianos, hasta el extremo de que las pocas cifras que maneja la Administración regional apuntan a que el número de estos suidos se habría triplicado en poco tiempo y superaría los 35.000 ejemplares en la Región.

La extraordinaria capacidad de reproducción de esta especie, cuyas hembras son capaces de procrear a partir de los ocho meses de edad y pueden parir hasta diez crías en dos ocasiones al año, ha hecho que el jabalí haya colonizado todo el territorio murciano, llegando incluso hasta los montes más cercanos a la costa. Y aunque la presión cinegética sobre este mamífero se ha multiplicado en los últimos tiempos, hasta el punto de que es probable que en el año 2016 se superen ampliamente los 6.000 guarros abatidos, no está siendo suficiente para reducir de manera sensible su población, aunque al menos está contribuyendo a contener algunos de los perjuicios que lleva tiempo ocasionando en otras regiones.

El presidente de la Federación de Caza de la Región de Murcia (FCRM), Manuel Cava, recuerda que el jabalí se ha convertido en un problema muy serio en núcleos urbanos como los de Madrid, Barcelona y Alicante, entre otros, en los que piaras de estos suidos deambulan cada noche por calles y parques en busca de comida. Un extremo que ha llevado a las administraciones locales a solicitar incluso la colaboración de grupos de arqueros, con el fin de que se dediquen a abatir a esos animales y traten así de alejarlos de las zonas urbanas.

Colaboración de arqueros

«La acción de los cazadores murcianos, que en los últimos años se están volcando hacia el jabalí, está haciendo posible contener los daños en la agricultura y los accidentes en las carreteras que ocasiona este animal, que por fortuna sigue sin ser un problema en nuestras ciudades», asegura Cava, que confirma que la afición cinegética se está centrando ahora en este animal, sobre todo entre las sociedades deportivas de la mitad norte de la Región.

Ese hecho, explica, sumado a la labor ‘protectora’ que se viene realizando en torno a la perdiz silvestre —con reducciones de cupos y de días de caza y sueltas de aves de criadero que desvían la atención de las salvajes—, «está haciendo que en la Región sigamos manteniendo unas cifras aceptables de esta especie».

Respecto al conejo, considera que esta temporada ha sido algo menos abundante que en años anteriores, «aunque su número sigue siendo importante en la comarca del Valle del Guadalentín y en zonas con una importante actividad agrícola», lo que obliga a no bajar la presión sobre estos lagomorfos.

Cava recuerda además que el balance de la media veda puede calificarse como positivo, «ya que hubo abundancia de palomas torcaces y se empieza a apreciar una cierta recuperación de la tórtola común».

Informa Ricardo Fernández para laverdad.es


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