El cuarto de despiece

En canal:  Centenares de personas claman contra la caza en Santa Cruz

Rumiado en:   laopinion.es

Clamar sensatez

15 febrero, 2017 • Miscelánea

Desde la Asociación Canaria de Entidades de Caza (ACEC) nos remiten una noticia firmada por Delia Guerra para laopinion.es en la que se repite la cantinela de los 50.000 galgos para meter ruido durante las manifestaciones contra la caza celebradas en varias ciudades españolas. Más de lo mismo, así que… ‘El matancero cacero’ saca el hacha de las palabras y se pone a trabajar porque… La información sobre caza y naturaleza que aparece en los medios de comunicación generalistas no siempre está contrastada y muestra todas las caras de un mismo hecho. En muchas ocasiones, las noticas que se publican en esos medios, ya sean impresos o digitales, muestran la tendencia de ofrecer una visión negativa de la caza y los cazadores. La sociedad que “consume” esas informaciones tergiversadas no hace sino alimentar la corriente anticaza y animalista que se expande por la sociedad urbanita y que crece como una bola de nieve… tendenciosa y mediatizada. CAZAWORLD ha creado ‘El cuarto de despiece’, un rincón donde sacaremos el hacha para desmenuzar con cierta sorna, cuando se pueda, esos textos que atentan contra la caza y la compresión racional de la naturaleza. ¡Que aproveche!

Centenares de personas se manifestaron este domingo 5 de febrero contra la caza con perros por las calles de la capital tinerfeña. Santa Cruz se unía así a las más de 25 ciudades españolas que clamaron contra esta práctica.

Parece claro que en la capital insular también suenan las gaitas en contra de la caza. Queda patente que la sinrazón campa a sus anchas y sobrevuela océanos, al igual que la moda prêt-à-porter o la del “poquemón”, y es que la cosa se celebraba, ejem, en un puñado de ciudades españolas. Ellos y ellas, miembros y miembras animalistas y muy anti, exigen la prohibición de la caza y relinchan además contra los toros, las carreras de galgos y una larga retahíla de actividades ligadas, sobre todo, a nuestros hermosos y benditos campos. Ya ven ustedes, cuando el personal anda aburrido, le tira piedras al vecino.

Curioso sería haber visto esos centenares y tratar de precisarlos, porque abrir la noticia así, a las bravas, tiene un tufillo a engrandecer esa junta de animalistas vociferantes contra la caza. Ahora son centenares, mientras que apenas son —porque no aparecen en la prensa generalista— cuando se trata de cazadores que se manifiestan por miles.

La manifestación, que fue convocada por la ONG nacional No a la caza (NAC) y apoyada por la Red Canaria Contra la Crueldad Animal, partió a las 11:00 de la mañana de la plaza Weyler y recorrió la calle Castillo hasta la plaza de la Candelaria. La protesta realizó paradas frente al Parlamento de Canarias y la empresa Ópticas Rieu, que vende material para la caza.

En realidad, se trata de la Plataforma NAC, No A la Caza, que bien podría ser NohAgoCaso…de na y sigo con mis trece, despotricando a todo son. En esto de los odios a la caza y los toros, principalmente, se ha juntado una corriente animalista muy tozuda y beligerante con unas ganas tremendas de amargar la vida al prójimo. Otra cosa será que lo consigan, aunque reconozcamos que lata dan.

Como se lee, aprovechando el plácido domingo, los muy anti se dieron un paseíto matutino por las calles de Santa Cruz. Ejercicio saludable el de pasear, y es que esta gente es muy sana. Otra cosa será que la mayoría ande más o menos alejada del sano juicio de quienes conocen con propiedad la naturaleza, a sus habitantes montaraces y la actividad que tanto critican, o sea, la caza. Aquí observamos una buena falta de sensatez y muchas dotes de pontificar sobre lo divino y humano… de los animales. El discurso entonces, como entenderán, se rompe y se cae por su propia fragilidad.

Y en estas andábamos, caminando por las bellas calles de Santa Cruz, cuando la tropa u horda de los muy anti fueron a cantarle las cuarenta a Ópticas Rieu. Antes se habían pasado por el Parlamento a vociferar, pues ya saben ustedes la actividad que hay los domingos en dicha cámara legislativa regional: frenética. Imagino que los señores ópticos tampoco abrieron en jornada dominical para escuchar voces que no vienen ni a cuento ni santo de nada cabal. Total, la cosa era meter un poco de ruido aquí y allá, y lanzar a los cuatro vientos esa cantinela de lo malos que son la caza y los cazadores.

Al llegar a la plaza de Candelaria se leyó un manifiesto que criticó que cada año los cazadores abandonan 50.000 galgos y podencos en toda España. Denunciaron que los cazadores terminan acabando con la vida de estos animales «pegándoles un tiro, tirándolos en charcas y pozos, ahorcándolos o abandonándolos a su suerte».

Entonces, algún miembro o miembra de la tropa u horda de los muy anti cogió un altavoz o gritó a viva voz, de nuevo, la gran mentira de los “50mil”. Un número redondo que suena bien para sus propósitos y que resulta llamativo para la sociedad, que de esto no sabe na.

La gran farsa de los 50 mil es sonora y lleva pululando por los medios generalistas desde hace tiempo. “50milabandonados”, “50milasesinados”, “50milmaltratados”… Eran 50 mil galgos, pero ahora le han metido los podencos, que en 50 mil perros caben todas las razas, oiga. Cualquiera de los medios que ha difundido la cifra redonda de los “50mil”, ¿habrá contrastado ese número con otras fuentes? Titulares resumidos en “50milabandonados”, “50milasesinados”, “50milmaltratados”… bien merecen contrastar la información (?) cuando lo que se dice es tan cruento. Hay afirmaciones que no por sonoras y redondas, ¡“50mil”!, tienen que acercarse a la verdad. Lamentablemente, las cifras grandes manchadas de sangre, venden.

Volviendo al domingo de autos y a la ciudad de Santa Cruz, imaginen a una familia tinerfeña, isleña o peninsular caminando cerca del obelisco de la Candelaria cuando suenan unas voces que ladran: «pegándoles un tiro, tirándolos en charcas y pozos, ahorcándolos o abandonándolos a su suerte». ¡Virgen santa, qué atrocidad! Veamos:

— ¿Se han matado perros a tiros?

— Sí

— ¿Se han lanzado perros a pozos?

— Sí

— ¿Se han ahorcado perros?

— Sí

— ¿Y se han abandonado a su suerte?

— También.

Indeseables hicieron todo eso, pero ya saben ustedes… Matas a un perro y te llaman “mataperros” ¡y cazador!; ahogas a un perro y te llaman “ahogaperros” ¡y cazador!; ahorcas a un perro y te llaman “ahorcaperros” ¡y cazador!, y abandonas a un perro y te llaman eso y, además, ¡cazador! Las hordas animalistas lo tienen claro: hagas el mal que hagas, ¡eres cazador!; así que si inflamos el globo de la mentira y le echamos un poco de kétchup mediático y sensacionalista, pues nos sale el número redondo de “50mil”. El cazador, ya saben ustedes, es ese ser horrendo que sale de la caverna cada mañana y no para de matar, ahorcar, ahogar, maltratar y destruirlo todo hasta que vuelve a ella al caer el sol. O sea, como lo de Walt Disney, pero contado al revés.

Márgenes de cauces y carreteras atestados de basuras y vertidos, una agricultura y ganadería intensivas que consumen los campos y hacen desaparecer especies por el uso abusivo de productos nocivos, una utilización masiva de la naturaleza con fines lúdicos y vacacionales… Nada, la naturaleza tiembla, pero los muy anti tienen su ira puesta sobre la diana de la caza.

Los participantes pidieron a las autoridades que «acaben con esta carnicería» prohibiendo la caza con perros como ya han hecho todos los países de Europa excepto España.

En Canarias la competencia para acabar con esta práctica la tiene el Gobierno regional, por lo que solicitaron que prohibieran la utilización de perros en las cacerías.

Querida Delia, ¿has contrastado esa patraña de que España es el único país en el que se emplean perros para cazar? No digo más.

Lo cierto es que cada cierto tiempo salen a luz casos de perros de caza maltratados en la Isla. El más reciente fue denunciado por un grupo de turistas alemanes que encontraron en Los Realejos una docena de podencos en situación crítica. Fuentes próximas al caso aseguraron que la mayoría de los animales no tenía ni agua, algunos sangraban y otros estaban totalmente desnutridos y rodeados de restos óseos de otros perros. Por otro lado, solo en 2015 el Seprona registró más de 300 infracciones por maltrato a perros de caza en Canarias.

Lo cierto es que, a modo de coda, no se iba a quedar Delia con las ganas de generalizar el maltrato de perros con tufo de cazador, así que narra un caso de abandono y dejadez que desde este cuarto reprochamos enérgicamente, como todos los que se ceban cruelmente con cualquier animal. Luego tira de las estadísticas del Seprona, que bien pudo consultar para contrastar ese número redondo y sonoro de “50mil”.

En fin, menudo descuaje. Tengo por aquí cantidades muy gordas, paseantes de domingo voceando de aquí para allá, patas de galgos y cabezas de podencos sin ordenar. Y lo que veo entre pellejos, sílabas y números, es muy mala leche y ganas de incordiar. Obcecados por un ramalazo animalista que se expande pegajoso como el aceite o la clara de huevo, los animalistas, los muy anti, han elevado y aceptado como semejantes a los animales y por eso entienden, pobres ignorantes, que torear o cazar es matar al prójimo, asesinar.

Seguirán dando traca y, ahora que andamos en carnaval, dando la murga, pero de esa otra, la mala que pretende jeringar. Ellos claman contra la caza, contra los toros y hasta contra todo, cuando nosotros clamamos a favor de toneladas de sensatez. Son las que necesitan para entender que la caza y los cazadores… ¡qué iluso!

Y con este hachazo sobre la mesa cierro el cuarto enviando un afectuoso saludo a los cazadores canarios, y me voy dándoles la paz a ellos y a todos los demás.

El matancero cacero


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