Abatido un corzo afectado por un grave caso de sarna en Castilla y León

3 mayo, 2018 • Noticias de caza

Entre 2014 y 2016, la Reserva de Caza de Urbión (Soria) registraba 369 casos de sarna en ciervos, aunque los corzos también son víctimas de esta afección. 

A finales de los años ochenta, un brote de sarna ya redujo hasta un 3% la población de cabras en la sierra de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén) en tan solo cuatro años.

Redacción | La sarna es un proceso parasitario provocado por un ácaro capaz de causar verdaderos estragos en las poblaciones a las que afecta por su amplio espectro de hospedadores, su elevada contagiosidad y su resistencia.

Está demostrado que la ivermectina, un antiparasitario de amplio espectro, es un tratamiento efectivo contra la sarna en animales domésticos, pero a la hora de tratar a animales salvajes las dificultades e inconvenientes se disparan. Y es el caso de un corzo abatido en Soria. El animal presentaba una grave afección de esta enfermedad.

No es la primera vez que se detectan corzos afectados por esta enfermedad en los últimos años. Entre 2014 y 2016, la Reserva de Caza de Urbión (Soria) registró 369 casos de sarna en ciervos. Aunque la mayor parte de los ejemplares afectados eran ciervos, los corzos también son víctimas de esta afección.

Además, en el año 2017 se redujo a la mitad los ciervos a subasta tras los problemas con la sarna, siendo caza a rececho de 66 corzos y 22 ciervos correspondientes a la temporada 2017/2018. La Reserva ha reducido a la mitad, de 45 del pasado año a 22, el número de ciervos que salen a subasta.

Las redes sociales han mostrado imágenes del corzo, supuestamente cazado en Soria, que presenta una afección muy severa por sarna.

Casos de sarna

En mayo de 1993, según informaba en 2012 la Asociación del Corzo Español, se detectó una epizootia de sarna en el rebeco de la población de la Cordillera Cantábrica. Además, se descubrió el diagnóstico en la misma zona de cuatro casos de sarna en ciervos y uno en corzo. Aún así, en España, la prevalencia de la enfermedad en especies distintas de la gamuza es muy baja.

Dos casos fatales de sarna sarcóptica afectaron en 2006 a dos corzos en Asturias. Los animales se encontraron en mal estado y no presentaban más lesiones que las afectadas por los ácaros de Sarcoptes scabiei.

Animales más afectados

Hace aproximadamente 3 años se dectectó un brote de sarna en Cataluña, llegando a afectar a las cabras de la comunidad vecina, Aragón.

Los expertos advierten de que no se puede pronosticar la incidencia ya que depende de muchos factores pero en el caso más pesimista se podría llegar a reducir el número de ejemplares en un 90%.

A finales de los años ochenta un brote de sarna ya redujo hasta un 3% la población de cabras en la sierra de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén) en tan solo cuatro años. Pese a que la administración autonómica vecina tomó varias medidas para acotar y frenar el avance de la enfermedad, la llegada del parásito no ha sorprendido.

La cabra montés es una de las especies cinegéticas más valoradas presentando unas características biológicas que la hacen particular, lo que justifica la puesta en marcha de las medidas de lucha y control de la sarna en comunidades como Andalucía.

Medidas y recomendaciones

El protocolo de actuación que se inició en el año 2010 para la prevención sanitaria quiso garantizar la seguridad de los cazadores y para ello se propusieron normas de manipulación de los ejemplares, tratamiento de perros y materiales de transporte, entre otros aspectos.

En todos los casos se recomienda utilizar guantes para la manipulación de los animales, supervisar las condiciones higiénicas en el transporte, no transportar los animales cazados en los carros para perros, desinfectar y lavar los materiales y los remolques, lavar la ropa después de la jornada de caza y llevar a analizar las piezas por un veterinario.

No se transmite a humanos

La sarna sarcóptica no se contagia al ser humano. Sin embargo, entre rumiantes tan solo es necesario un contacto mínimo con la piel de un animal infectado, que duerman en el mismo lugar o que roce una piedra en la que se ha rascado el animal enfermo.


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