Atropellados por un jabalí

Principios de enero de 2012. Una carretera de Burgos. Es de noche y, de repente, un jabalí irrumpe en la calzada. Al conductor no le da tiempo a reaccionar y atropella al animal. Pero tiene suerte: el coche tiene arreglo y su boca, única parte en la que ha sufrido daños, también.

La reparación del vehículo costó 4.251 euros, la de su dentadura 5.990, y ambas, las terminó por abonar el titular del coto de caza por el que discurría la carretera.

Junio de 2016. Imaginemos que se repiten los hechos. Pues ahora ese conductor tendrá que responder a todos los gastos, aunque no tuviese la culpa. Sería un conductor «desamparado» según la terminología acuñada por el Tribunal Supremo en un reciente sentencia.

Con la actual ley en la mano, cualquier automovilista que sufra un accidente por «el atropello de una especie cinegética (animales de caza) será responsable de los daños a las personas o bienes». Lo que implica que, en los casos más extremos, este se quedaría sin una indemnización si resultase un gran lesionado; o su familia si falleciese. Como consuelo tonto, eso sí, no se le podrá reclamar el valor del bicho atropellado.

Como chocar con un elefante

«Se ha cedido a las presiones del lobby de los cazadores», remarca la sentencia del tribunal y denuncia Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Asociados, al referirse al último cambio legislativo que entró en vigor en 2014. Previamente, en 2005 hubo otro que fijó la responsabilidad del conductor siempre que hubiese cometido una infracción. Hasta entonces, es cierto, la culpa de estos siniestros se endosaba casi de forma automática a los titulares de los cotos de caza.

Lo grave es que la compensación ha sido total y ahora prácticamente salen de rositas: sólo responderán cuando el accidente sea consecuencia directa de una batida de caza mayor (no sirven conejos, por ejemplo); o si ocurre en las 12 horas posteriores a aquella. Y para encontrar culpable a la Administración, habrá que demostrar que no reparó el cerramiento de la carretera o no colocó la señalización adecuada.

Con la nueva situación, los cotos de caza -que Arnaldo cifra en unos 30.000- se estarían ahorrando cada año 45 millones de euros en las pólizas de los seguros. La cifra es jugosa, pero es poco más del 1% de los 3.635 millones de riqueza que genera la caza, según la Real Federación Española de la Caza.

Aunque los ahorros puede que no acaben ahí ya que «el patrón de diligencia rigurosa en la conservación de los terrenos acotados… ha dejado de ser aplicable» con la nueva situación, como recuerda el Supremo.

En este sentido, la DGT recoge un continuo incremento del número de estos siniestros en los últimos años, aunque también contabilizan -sin discriminar los datos- el atropello de animales domésticos (un perro) o agrícolas (una vaca). En estos grupos sigue funcionando el Código Civil y responderán «sus dueños o quienes se sirviesen de ellos». Cosa que tampoco es fácil de demostrar.

73 fallecidos en la última década

En concreto, Tráfico tiene anotados casi 4.500 siniestros con víctimas en la última década, con 73 fallecidos. Aunque hay fuentes aseguradoras que hablan de unos 15.000 accidentes de este tipo cada año. De hecho, solo la compañía Axa tiene documentados entre su cartera de clientes 2.815 siniestros por atropellos de jabalíes entre 2013 y 2015.

La siniestralidad con animales en la carretera

Un estudio de esta entidad, junto con la iniciativa de Seguridad Vial Ponle Freno, revela, por ejemplo, que el 4% de los atropellos de animales ocasionan daños personales, más caros si son cinegéticos. Y también rompen más el coche: de los 843 euros que cuesta chocar con un animal doméstico se sube hasta los 1.250 euros si se trata de un jabalí, un ciervo o un gato montés.

El informe de Axa señala que sólo 10 provincias -Soria, Burgos, Guadalajara, León, Segovia, Huesca, Lugo, Orense, Zaragoza y Palencia- registran casi la mitad de las colisiones, aunque los clientes que tienen en ellas son el 10% de la cartera.

¿Se puede hacer algo contra esta culpabilización per se del conductor? Legalmente, ni siquiera se logró introducir una modificación en la reforma del baremo de indemnizaciones que entró en vigor a comienzos de este año. Y desde Tráfico, reconocen que el cambio legal de mayo de 2014 les «ha venido dado».

Así que no queda otra que asumir una conducción preventiva y circular más despacio. Y si el accidente es inevitable, mantener la vista donde queremos llevar el coche ya que un volantazo para esquivar el animal puede terminar en colisión con otro vehículo o una peligrosa salida de la vía (son el 40% de los accidentes mortales en carreteras secundarias).

Igual de recomendable es contratar una póliza que cubra al conductor de estas situaciones. La primera compañía en lanzarla fue Línea Directa y hoy son muy habituales, incluso las han llegado a diseñar algunas Cajas de Ahorro en zonas afectadas por el problema.

Por último, habría que pedir a las Administraciones competentes que vigilen determinadas poblaciones de animales ya que, como reconoce Jorge Castellanos, del Race, con la nueva legislación «ya no se cuida tanto el equilibrio y hay demasiados animales sueltos».

Informa: elmundo.es