Ángeles Marcos: «La caza está muy herida y enferma»
Mi nombre es Ángeles Marcos. Tengo ya cincuenta y un años. Me defino como “cazadora de alma” como bien dijo Gabriela Maura. La caza es una de mis pasiones y forma parte de mi manera de entender la vida; en ella ejerzo mi libertad más absoluta y es ella quien me ofrece momentos de auténtico vacío mental donde recobro mi esencia y me reconozco humana. Empecé de la mano de mi esposo a reconocerme como tal y a vivirla en su plenitud e intensidad. Me dedico a la docencia y también a la escritura. Me reconozco sensible, implicada, consecuente y verdadera, luchando siempre porque al campo y a la naturaleza se las reconozca en su verdadera valía, y veo la necesidad de compromiso para su conservación. Nací cazadora para reconocerme más tarde cuando las circunstancias propiciaron ese reencuentro con mi verdad. No necesito justificarme ni demostrar nada. Soy lo que soy y orgullosa de serlo, así de simple.
¿Cómo entra la caza en su vida?
La caza ya formaba parte de mi vida. Mis circunstancias hicieron que la descubriese un poco más tarde de lo habitual ya que tenía por entonces veinticuatro años y ni mi abuelo ni mi padre han sido cazadores. De todas formas, mi familia y su entorno fueron un buen caldo de cultivo para ello: tolerantes, respetuosos con la naturaleza y cercanos a la vida del campo y de lo rural. Mi marido se redescubrió cazador al mismo tiempo; se puede decir que casi fuimos de la mano en esta pasión. Dimos nuestros primeros pasos juntos aunque yo tardé algo más en reconocerme como cazadora, así que él ha sido mi maestro y mi guía. En la caza, como en todo, hay que ser humilde y aprender siempre.
¿Qué modalidades practica, cuál prefiere y por qué?
Practico la caza mayor porque es la que conocí al iniciarme en este mundo de la caza. Entré directamente en ella precisamente cuando en Galicia comenzaba a despuntar al tiempo que la caza menor sufría un bajón significativo. Practico la caza de jabalí, corzo y ciervo también en batida y montería. Aunque mi modalidad favorita es el rececho de corzo por lo que supone de dificultad y encuentro a solas con la naturaleza y por la forma en que yo lo entiendo.
¿Qué valoración hace de la caza mayor en España?
No puedo hacer una valoración objetiva ni generalizada para toda España al respecto puesto que sólo conozco mi entorno más cercano, el gallego, y alguna que otra salida puntual a Burgos, Soria y Huesca. Me preocupa el aumento de las poblaciones de lobo y su inadecuada previsión, por no decir también ausencia de gestión. Me preocupa también desde hace tiempo la proliferación de especies invasoras que “se han soltado al monte” haciendo alarde del más puro ecoterrorismo ambiental, como los visones y el cerdo vietnamita.
La caza es un recurso económico muy importante y un gran dinamizador de lo rural, aun sin perder en Galicia su acento de caza social. La caza se convierte en necesaria para gestionar el medio. Me preocupan las últimas ideas iluminadas en nuestra comunidad gallega para hacerlo sin contar con nosotros los cazadores: jaulas, eutanasias, esterilizaciones… Una evidencia más de que quienes hacen la política y gestionan desde los despachos desconocen la realidad y no les preocupa hacerlo tampoco.
Y en cuanto a la caza menor, ¿qué diría?
En la mayor parte de Galicia se basa fundamentalmente en la siembra y la repoblación, y precisamente ahora no tiene su mejor momento de gloria por lo que me cuentan compañeros y puedo leer en los medios, así como evidenciar yo misma con mis paseos con mi perrita Canela. Habrá que establecer nuevas estrategias y plantearse otras medidas y demandar más implicación por quienes tienen los medios y los recursos, porque me temo que de seguir en esta línea… cada vez tendremos más escasez y menos caza.
Sobre la mujer y la caza en la actualidad, ¿cómo describiría la situación y qué valoración haría?
No resulta ninguna novedad que haya mujeres cazadoras; desde hace mucho tiempo las ha habido y con más dificultades que ahora para ser aceptadas. Fueron ellas las verdaderas pioneras y las que abrieron camino no sin dificultades. Es cierto que en los últimos años parece haber aumentado su número de forma significativa y ya no resulta extraño ver alguna mujer formando parte de alguna cuadrilla en Galicia. Me alegra en gran medida que chicas jóvenes y no tan jóvenes se acerquen a la caza porque les apasione sin ningún tipo de prejuicio y en total libertad para decidir sobre lo que les gusta, sin complejos. Resulta estupendo que la mujer recupere el papel que tiene por derecho dentro da la caza y por libre elección. Pero lo que me preocupa sobremanera y de verdad es que esto sólo responda a una moda y no a un compromiso, que no sea más que un mero recurso y trampolín para hacerse un hueco en el mundo de la publicidad, el marketing o la representación de alguna marca;: algo respetable pero que es lo que siempre ha habido y el único papel al que la mujer fue relegada durante mucho tiempo, por lo que evidenciaría que es sólo “un espejismo de apariencias” que pondría de relieve que nada o muy poco ha cambiado.
Echo de menos ver mujeres que cazan en puestos de responsabilidad y de valía aportando algo más que su imagen, luchando por sus ideas y defendiendo realmente a la caza desde despachos también, no siendo un mero producto comercial atrayente de posibles compradores. Hoy más que nunca, para que perdure, la caza no necesita sólo que se viva en primera persona y que, de manera individual, se salga al monte y al campo: necesita también defensa comprometida ante las administraciones y medidas claras y responsables. Uno de los caminos para que la caza perdure es la incorporación de la mujer a la actividad cinegética de manera natural y verdadera, con una absoluta implicación y puestos adecuados a sus capacidades en igualdad de derechos y trato, también en los despachos.
Perros, armas, gastronomía… ¿Qué aspecto de la caza le atrae más?
Todo me atrae. Para mí, la caza es todo un mundo, una forma de vida donde todo guarda relación. No podría entender la caza sin ninguno de esos pilares: perros, armas, gastronomía… también viajes, cultura, amistad, naturaleza y campo. No podría elegir un aspecto sin el todo porque todo ello es caza.
Entre la tradición y la tecnología, ¿con qué se quedaría en la caza y por qué?
No encuentro contradicción ni dicotomía alguna entre ambas cosas. La caza es tradición en sí misma y la tecnología es algo inherente a la capacidad humana para solventar la perdida de instintos y la inferioridad en condición y fuerza, al tiempo que se evitan sufrimientos innecesarios a la pieza a abatir. Hablamos de cazar y de gestión, hablamos de respeto y de dignidad.
¿Qué diría sobre la literatura cinegética? ¿Destacaría alguna obra?
Me apasiona la literatura, es mi otra pasión. La caza es sentimiento y ha habido grandes escritores que han sabido transmitir en el papel su pasión y su esencia. En nuestra biblioteca tenemos un apartado dedicado a la cinegética donde hay más una centena de volúmenes donde no faltan autores clásicos como Delibes, el conde de Yebes, J. Hunter, Hemingway, Antonio Covarsí, Castroviejo, el duque de Almazán, y otros actuales como Antonio Pérez Henares. Todos ellos me han reportado maravillosos momentos, cada uno en su estilo. Pero si tengo que elegir uno me quedo con un libro muy especial y poco conocido escrito por una mujer: En Plenitud, Gabriela Maura, cazadora, que recoge también todas las cartas que ella remitió a los becaderos de toda Europa de la época y que pone de manifiesto su gran conocimiento y experiencia, así como una gran sensibilidad y coraje.
En la Senda de Diana nace en 2012. ¿Por qué? ¿Hacia dónde camina?
Realmente, En la Senda de Diana nace para separar un poco mi pasión por la caza de otras pasiones y de mi perfil personal en las redes sociales, aunque no resulta fácil. Entiéndase que jamás con el ánimo de esconderme, muy al contrario. Siempre he llevado con orgullo mi condición sin ningún tipo de complejo, también como complemento a mis escritos para algunas revistas del sector que en su momento demandaron mis aportaciones. Nació también para mostrar una imagen verdadera de la mujer cazadora, alejada del marketing para reclamo de ventas que ya se había convertido en un clásico sin ofrecer nada nuevo ni adaptado a la realidad de la caza a pie de campo. Al poco tiempo descubrí que tenía algo que defender y mostrar que no era otra cosa que la visión femenina de la caza desde mi punto de vista; aportar mi pequeño grano de arena en defensa de la caza tal como yo la vivo y la entiendo, que coincide con muchos de nosotros. Mostrar nuestra realidad sin artificios, nuestra verdad con naturalidad, orgullo y respeto. La idea de transmitir, informar, aportar opiniones, aunar esfuerzos en una verdadera defensa de la caza fue tomando forma en mi página porque la caza lo merece todo. En la Senda de Diana defiende la caza desde una visión ecologista y de conservación del medio natural, con una importante aportación femenina y de los más jóvenes, pero sin compartimentos estancos y divisorios. En la Senda de Diana es de todos y de todas. Una manera de vivir que se muestra como es.
Jamás me planteé que iba a llegar a tener la repercusión que tiene la página, incluso a nivel internacional, ni el número de seguidores y visitas que ha alcanzado. La iniciativa de un primer calendario de cazadoras, desde otro punto de vista al acostumbradoal de “cabina de camioneros”, en el año 2014 y al que siguieron las ediciones del 2015 y 2016; el diseño de camisetas y prendas específicas para nosotras que nos hagan sentirnos cómodas y que, de alguna manera, nos unan en nuestra condición; los concursos de difusión de una actividad respetuosa que supone mucho más que el abate de la pieza… Demostrar que somos y estamos, por derecho, y que seguiremos estando si no se nos niega y repudia.
Las críticas respetuosas y desde la libertad de opinión que se pueden manifestar en mi página, sin censuras más que a la falta de respeto, son un soplo de aire fresco para tanta información monopolizada, sesgada y secuestrada por intereses varios que en poco o nada favorecen a la caza.
En la Senda de Diana es una página personal, un blog con una sola administradora que no es ningún personaje público, ni lo pretende, en el mundo de la caza. La idea que se transmite en la página es el referente para quienes se identifican con esa visión de la caza, no con mi persona. He tenido muchos ataques, muchos intentos de callarme, amenazas, boicots, muchas críticas nada respetuosas, muchos imitadores también… lo cual significa que algo estoy haciendo bien en el beneficio de lo que realmente me preocupa: que los que nos sigan puedan ejercer esa libertad que a mí tanta felicidad me aporta y poder transmitir la verdadera esencia de esta actividad ancestral, pasional pero racional también, sin perversiones y que las mujeres tengan su verdadera cabida por derecho y en igualdad, no como mero accesorio decorativo y teniendo que demostrarlo todo el tiempo. Creo que En la Senda de Diana, en su modestia, ha abierto un camino y espero que nos conduzca a valorar lo que tenemos y a la necesidad de defenderlo.
¿Tiene otros proyectos actuales o en mente sobre difusión de contenidos de caza?
Aunque no lo parezca, todo lo que estoy haciendo me supone mucho trabajo, esfuerzo y tiempo. No vivo de la caza, vivo para ella. Tengo también muchos otros intereses, entre ellos la escritura. Es por ello que actualmente estoy trabajando en un libro con contenidos de experiencias y vivencias cinegéticas.
En cuanto a la página, intentaré seguir con el calendario —ya todo un referente desde su primera edición en el 2014— de En la Senda de Diana con nuevas ideas y propuestas, aunque me lo ha puesto muy complicado alguna imitación disfrazada de beneficencia que no nos ha dejado en buen lugar al colectivo.
Actualmente, la caza está siendo atacada y puesta en duda por parte de la sociedad. ¿Lo es por críticas radicales de un sector social o porque se ha descuidado la imagen?
Ambas cosas son ciertas, pero desde mi punto de vista la primera de ellas tiene mucho más peso. El entramado de la intolerancia ha entrado en muchos despachos y tiene mucha repercusión en una sociedad cada vez más urbanita, alejada del campo y de lo rural, que necesita de creencias y que busca los valores que no tiene en donde tampoco los hay. Una sociedad cada vez más manipulable por las redes y los medios, sin criterio, que repite de oídas, que hace suyos dogmas de fe. Una sociedad cada vez más insensible que necesita repetirse que lo es para acallar su conciencia, vistiendo a sus perros de Dior mientras abandona en el monte a los cerdos vietnamitas cuando dejan de ser una monada. Falta educación, rigor en los programas de naturaleza y divulgación. Se muestra una realidad disfrazada de buenismo que resulta amoral y una total mentira o, lo que es peor, una media verdad. El animalismo ha sustituido al humanismo y se ha infiltrado en los estamentos cinegéticos también.
Y mientras los cazadores acomplejados se esconden, cobardemente se niegan y los que no lo hacen intentan sacarle beneficio, la caza se ordeña desde la administración y desde sus altas esferas federativas. Es rentable para unos cuantos que se aferran a sus sillones y que venden pura imagen sin defenderla. La caza se ha contagiado también de la falta de valores que nos rodea; es el mal del momento: absurdas competencias, falta de dignidad y respeto, intolerancia… porque la caza saca lo mejor y lo peor de las personas al dejar al aire nuestros instintos en estado puro. La falta de racionalidad de los tiempos que nos tocan vivir también nos afectan.
Para que la caza sea una actividad natural respetada y admirada por esta sociedad, ¿qué sería necesario?
Tan simple como que la caza mostrase su necesidad, sin mentiras. Para ello habría que sufrir los inconvenientes de su ausencia. En la ausencia se valoran las cosas, en su ausencia y en su precio. Es el único camino; otro no cabe.
¿Cómo definiría el sector de los medios especializados en caza y su oferta?
Existen numerosas revistas especializadas, algunas editadas por la propias federaciones, y espero que no sólo con un mero objeto propagandístico, aunque a veces lo parezcan dado sus limitados contenidos donde se obvian ciertas cosas no convenientes a su imagen. Muchas páginas en las redes sociales y muchos blogs específicos, pero siguen sin llegar a los medios generalistas y al gran público. Son compartimentos estancos que dudo gocen de absoluta libertad de expresión cuando muchas opiniones son vetadas en algunos de ellos en el beneficio de determinado lobby de la caza.
¿Qué valoración haría de las múltiples agrupaciones juveniles de caza?
¿Múltiples? Yo sólo conozco un par de ellas con diferentes ramas pero con el mismo origen. No creo en los compartimentos estancos y mucho menos en las divisiones del sector y las etiquetas por edades y sexos. La verdadera lucha por la incorporación de los jóvenes debe empezar por la educación, por poner medios y recursos para acercarles a este mundo abaratándoles costes, dando buen ejemplo y luchando por la limitación de edades en su práctica. Desconozco el número de socios de esas entidades y sólo sé de su repercusión mediática. ¿Forma sin verdadero fondo? Eso me asusta.
Y del incremento de asociaciones de mujeres relacionadas con la caza, ¿qué diría?
También sólo conozco una proveniente también de la misma fuente. Y mi opinión es que crea estereotipos y modelos a seguir que nada tienen que ver con la verdadera mujer cazadora, que no tiene por qué desvincularse ni distinguirse de sus compañeros cazadores varones. La mujer es cazadora por propio derecho en una sociedad democrática y libre. Ni mejor ni peor. A veces no se ve más que ambición personal detrás de esas asociaciones. Se habla de “llegarás lejos”, de ser la mejor… y, la verdad, dice muy poco de la verdadera lucha por la defensa de la caza. Defender la caza es ser y creer en ella sin pretender otra cosa que eso, y en la verdadera lucha se pierden más cosas que se ganan en el camino. Lo único que se gana son enemigos por ser obstáculo para determinados intereses y la satisfacción de defender unos valores y principios en los que crees firmemente.
¿Cómo definiría el presente de la caza y qué futuro prevé?
El presente ahora mismo es una lucha de poder, con un entramado económico inherente dentro del propio colectivo, una multitud de asociaciones vinculadas a los mismos socios con las mismas cabezas detrás, ambiciones ansiosas, malos ejemplos a seguir, federaciones muy dependientes de subvenciones y malas prácticas… Esto por un lado. Por el otro, un abandono total del campo, al que se le niega todo derecho y una conciencia animalista grabada a fuego de repetición en muchas conciencias incapaces de pensar por sí mismas.
Un colectivo poco implicado, desinformado y muy manipulable de un lado, y del otro, que sólo se queda en la fotografía. Añadamos también una administración más preocupada en venderse que en las personas y el respeto y cuidado por la naturaleza. Empresas que crean los problemas para vender la solución. Medios generalistas que sólo atienden a una de las partes que interesan y niegan la otra, etc.
La caza está muy herida, está tocada y enferma… Muchos no lo ven o no quieren verlo porque no les conviene.
¿El futuro? Depende sólo de nosotros, de cómo actuemos y de lo valientes que estemos dispuestos a ser para defender lo nuestro.
Si tuviera que destacar una frase o reflexión sobre la caza, ¿cuál sería?
Me quedo con la frase de mi antepasada cazadora que no necesitó poner “cazador” y “cazadora” pero se refería a ambos sin distinciones. Ella era el vivo ejemplo de un “cazador de alma”:
El cazador que lo es de verdad tiene por ese solo hecho una segunda naturaleza que le proporciona un disfrute tan hondo que sólo pueden comprenderlo los que tenemos ese don del Creador. Gabriela Maura.
Apunte final… para los lectores de CAZAWORLD.
Hay que seguir luchando por la caza, sin desánimo, aunque parezca a veces que todo está perdido… ¡La CAZA se lo merece! ¡En la Senda de Diana, somos y estamos!