Alectoris rufa, la reina de la caza menor.
Ave de bonito plumaje, sonoro despegue, enérgico vuelo y bonito aterrizaje, cuenta con miles de seguidores extranjeros, que temporada tras temporada regresan a nuestro país para intentar conquistarla, bien sea en ojeo, en mano, al salto, o de manera más sutil, con reclamo.
Muy a nuestro pesar, las poblaciones actuales no son las de antaño, y las causas, como no podían ser de otra manera, son antropogénicas. Afectando enormemente, entre otras causas, la agricultura moderna y la suelta indiscriminada de perdices de granja, siendo estas, las culpables del daño realizado en el genotipo de la auténtica perdiz roja.
Habita en zonas sin excesiva vegetación, generalmente en terrenos de monte bajo y cultivos. Tiene una alimentación variada, pudiendo ingerir desde brotes, hojas y semillas, hasta insectos, siendo estos, importantísimos para el desarrollo de los polluelos en las primeras semanas de vida.
La hembra, realizará la puesta en primavera. El nido, situado en el suelo, será protegido y camuflado de los depredadores mediante la vegetación. A las tres semanas de incubación, y en cuanto los huevos hayan eclosionado, los polluelos abandonarán el nido, pudiendo alimentarse por sí mismos. Excepto en la época de cría, las perdices se agrupan en bandos, separándose por parejas para criar.