Esta familia reconoce estar más unida por la caza y tras la pandemia de la COVID-19

10 julio, 2020 • Noticias de caza

Son dos jóvenes cazadores con cuatro hijos que llevan una forma de vida que consiste en comer lo que cazan.

Tras la pandemia del coronavirus, muchas personas han dicho: «¡Oh, deberíamos haberlos escuchado!»

Redacción | En lugar de comprar carne en los supermercados, esta pareja recorre casi 100 kilómetros tres veces a la semana para conseguir carne para cocinar en casa. Alimentarse con la carne de caza que ellos mismos capturan es algo que llevan haciendo desde hace 12 años y es algo que la pandemia de la COVID-19 ha hecho aún más importante. Reconocen que el hecho de ser cazadores parece haberles preparado para una situación excepcional como a la que nos enfrentamos. «Esta es nuestra vida. Es lo que hacemos».

Henry y Lakeisha Woodard cazan en los bosques de Misisipi y el 75% de la carne que comen proviene de las piezas que cazan, ya sean pavos salvajes o ciervos de cola blanca entre otros. Para Henry resulta difícil justificar el hecho de entrar en una tienda a comprar carne cuando él mismo puede conseguirla. Pero reconocen que hacerlo, comer lo que cazan, no es tarea fácil.

Cazar antes que comprar papel higiénico

Esta pareja de cazadores se levanta a las 4 de la madrugada para llegar al cazadero antes del amanecer. Preparan todo su equipo y se disponen a explorar una zona de caza. Recorren el terreno observando huellas y rastros de las piezas, hasta elegir el lugar en el que intentarán darles caza.

En el caso de los pavos salvajes, Henry y Lakeisha preparan un puesto cuando han elegido el lugar apropiado. Entonces, emplean diversos reclamos sonoros para intentar atraer a estas grandes aves. Son largos tiempos de espera, e intentos uno tras otro, pero Henry reconoce que la experiencia de estar en medio del bosque, haciendo lo que hacen, es ya un logro para ellos.

Conseguir su propia carne para alimentarse les ha hecho sentirse seguros durante la pandemia. Cuando el coronavirus irrumpió en marzo en EE. UU., el pánico se apoderó de parte de la población, como sucedió en otros países, y parte de estanterías de las tiendas de alimentación quedaron vacías sin productos. Esta pareja de cazadores siguieron cazando y consiguiendo sus recursos mientras gran parte de la población hacia acopio de papel higiénico.

La caza se ha disparado en EE. UU.

«Hay una serie de habilidades que Lakeisha y yo hemos adquirido, que nos dan la confianza y los conocimientos para poder sobrevivir a pesar de lo mala que sea la situación», admite Henry. Durante la situación de pandemia, el interés por la caza en EE. UU. ha crecido y las licencias de caza y pesca han aumentado.

Henry y Lakeisha han notado en primera persona este creciente interés por la caza. Tienen una web donde relatan sus crónicas de caza y han comprobado el aumento de visitas durante el brote de coronavirus. «Éramos como Noé predicando el diluvio, pero ahora vemos como si todo el mundo intentara entrar en el arca… ¡Oh, deberíamos haberlos escuchado! Ellos han estado bien todo el tiempo. Necesitamos sus habilidades para sobrevivir», explica Henry acerca de la reacción de la gente ante lo que hacen.

La caza, una forma de vida

Henry y Lakeisha utilizan su web y las redes sociales para contar lo que hacen y cómo lo hacen, es decir, qué cazan y cómo lo cazan. Para ellos, cazar y alimentarse de lo que cazan es una forma de vida y esperan que esto sea algo que motive a otras personas. Confían en que los que conozcan su modo de vivir se inspiren en esta «joven y enérgica» pareja de cazadores.

El hecho de que los Woodard muestren publicamente cómo enseñan a sus cuatro hijos a aprender a cazar y conseguir su alimento puede animar a que otros padres hagan lo mismo con sus hijos. «Quiero transmitirles disciplina y quiero que tengan autoestima y confianza en sí mismos» para poder ser autosuficientes, en determinadas situaciones, para que se cuiden y cuiden de nosotros, para que sean mejores personas, y así todo tendrá solución, confiesa Henry.

Este cazador americano reconoce que el hecho de salir y cazar y conseguir el alimento para llevar a la mesa familiar ha hecho que estén más unidos. «Significa mucho para nosotros», concluye.


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