Safari de luna de miel I
Hola, me llamo Jonathan Méndez, soy de Garriguella, un pueblo de la provincia de Gerona. Trabajo en el sector del transporte por las mañanas, y desde 2005, tengo un modesto negocio de taxidermia que día tras día coge mayor auge. Me apasiona la caza, en especial la mayor, y no hay fin de semana que no salga al monte, al igual que mi mujer, Gloria, quien comparte afición conmigo.
Después de una pequeña introducción, pasaré a contaros como comenzó todo: Hace unos días colgué en Cazaworld unas fotos de mi última aventura cinegética, mi primer safari en Sudáfrica. Al verlas, se puso en contacto conmigo Bernardo Martínez y me animó a que escribiera un relato contando lo vivido allí, y esperando que sea de vuestro agrado, será lo que haga a continuación.
Todo empezó hace un par de años cuando decidimos casarnos mi mujer y yo. Hacia el mes de junio empezamos a pensar en el viaje, no sabíamos sí hacer un crucero, un viaje al Caribe o uno por Europa, pero en realidad, nada de esto nos convencía. Mi mujer, entonces, me propuso hacer un viaje de caza, algo que yo siempre había querido pero que por el coste, nunca me había planteado de forma seria. Después de hablarlo y asegurarme de que realmente era lo que ella quería, porque se trataba de nuestro viaje de boda, me puse manos a la obra. En principio queríamos ir a Canadá a por un oso negro, pero todo cambió cuando en el mes de agosto, mientras almorzábamos, se lo comenté a un cliente y compañero de caza que había hecho varias salidas de caza al extranjero. Me comentó que desistiera de Canadá como primer viaje y me fuera a África. Según me comentó, el servicio en Canadá es tipo rural, dónde tú te lavas la ropa, te haces la comida y, además, solo realizabas un disparo, mientras que en África estás a cuerpo de rey, con todos los servicios de un buen hotel y te ofrece una infinidad de animales y precios para cazar.
Hablé con varios organizadores de caza, busqué ofertas en revistas de caza e internet, y al final me decante por Spistkop Safaris ya que, personalmente, no he encontrado ninguna oferta más competitiva que la que ellos ofrecen. Por ese motivo, no me fiaba de que todo fuese a ir bien, pero su representante en España, José María Aranda, me dio varios números de teléfono dónde contrastar opiniones y todas las personas a las que llame habían quedado encantados y con ganas de repetir. Fue entonces cuando me acabé de decidir. Hablé con varios amigos que estaban interesados en ir y contratamos en viaje. Cada uno tuvo que ingresar una cuantía de 500€, parte proporcional del pack por contratar un orix y cuatro facóqueros como reserva. El grupo inicial contaba con ocho personas y dos acompañantes, aunque por diferentes circunstancias, fuimos seis aventurados: Pepe, Dani, Oliver, Rafa, mi mujer y yo.
Hecha esta primera reserva, aún quedaba un año y medio para el viaje, que se haría la semana del 21 de marzo de 2011. La cosa quedó parada, tiempo que aproveché para asesorarme con clientes y amigos que habían realizado viajes parecidos. Buscaba por internet las especies disponibles en la tarifa de precios para tener conocimiento de ellas, trámites a seguir con las armas en el aeropuerto, tipo de munición… Y con cualquier duda que me surgía, llamaba a José María.
El siguiente trámite fue en Agosto de 2010, cuando nos dispusimos a comprar los billetes. Al tratarse de un grupo, me aconsejaron cogerlos con tiempo y buscar el mejor precio posible. Lo más barato era hacer transbordo en Londres, cosa totalmente desaconsejada por el tema burocrático con armas, y al final, hicimos Barcelona-Suiza-Johannesburgo-Bloemfontein. El viaje nos salió por unos 1100€ por persona. La parada en Johannesburgo era necesaria para arreglar los documentos para trasportar armas, de lo contrario, las armas quedan retenidas en la capital y se pierde un día de safari porque hay que ir a recogerlas, y para colmo, pagar el coste del traslado.
A principios de 2011, fuimos a vacunarnos. No era obligatorio pero si recomendable. Las vacunas nos costaron 24€ por persona y consideramos que no valía la pena correr riesgos.
Hecho esto, solo faltaba rellenar los documentos S.A.P 520, que me facilitó la orgánica para cada uno de los cazadores (este documento era necesario para recoger el arma en el aeropuerto), preparar el equipaje para esperar el gran día y pagar las tasas a la Guardia Civil para poder sacar el arma del país, cosa que es mejor haberla realizado con anterioridad.
Como fui quién se encargó de preparar el papeleo de todos los cazadores, aconsejo hacer una lista por cazador con cada uno de los trámites que hacen falta, aunque sea trabajoso, en estos viajes es mejor evitar sorpresas.