Millones de aves mueren ilegalmente en Oriente Medio por considerarse un manjar
Un estudio ha cifrado entre 1,7 y 4,6 millones de aves, entre las que se encuentra la tórtola común, las que anualmente se matan de manera ilegal por ser «plaga», para venta o por ser una delicatessen.
Redacción | Más de 3 millones de unas 400 especies de aves se matan ilegalmente en Arabia, Irán e Irak cada año. Esta es la estimación que ha hecho un estudio sobre la captura ilegal de aves que se realiza en países de Oriente Medio, entre las que se encuentra la tórtola común o europea.
El estudio ‘Evaluación preliminar del alcance y la escala de la matanza ilegal y captura de aves silvestres en la península arábiga, Irán e Irak’ (A preliminary assessment of the scope and scale of illegal killing and taking of wild birds in the Arabian peninsula, Iran and Iraq) concluye que el país donde se producen las matanzas más numerosas es Arabia Saudí, con una estimación de casi 2 millones de aves capturadas de manera ilegal.
La mayor parte de las aves capturadas lo son por considerarse un manjar en las culturas locales. Se matan en cantidades muy numerosas y sin gestión ninguna mientras hacen sus viajes migratorios.
Área de estudio
Para el estudio se analizó una área comprendida por los siguientes países: Arabia Saudí, Irán, Irak, Kuwait, Barén, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen. Según indica el estudio, hay una prohibición expresa de caza de cualquier aves silvestre en Bahrein, Kuwait, Omán, Arabia Saudita y Yemen, por lo que toda captura en estos ya era ilegal de por sí, independientemente del método empleado y la fecha.
Para el resto de países de Oriente Medio en los que se ha hecho el estudio hay prefijados unos periodos de caza. Los autores del estudio estiman que parte del porcentaje de aves contabilizado puede estar incluido en periodos legales de caza, pero afirman que esta cifra es mínima y que la más amplia se refiere a capturas ilegales.
Para la obtención de datos, los autores recurrieron a organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, así como a particulares y asociaciones de caza. Se preguntó por todas las especies de aves que frecuentan de manera anual o temporal estos países, ya fueran cinegéticas o no.
Entre 1,7 y 4,6 millones de aves
Los autores del estudio quisieron dividir las aves capturadas en varios grupos, en función de las razones de su captura y posible destino posterior. Así, el total de aves se desglosa en aquellas que son consideradas un «depredador o plaga», por «deporte», por comida (en donde se distinguió entre «subsistencia» y «delicatessen«, para venta comercial, para taxidermia o para pájaros de jaula, entre los que se encuentran las aves para cetrería. Un último grupo englobaba las que no encajaban en ninguno de los anteriores.
El estudio estima que el número de aves capturadas de forma ilegal oscila entre 1,7 y 4,6. En cuanto a especies, los paseriformes son las aves más capturadas, seguidas de las acuáticas y, en menor cantidad, las aves rapaces y cinegéticas.
Los números estimados más altos fueron para currucas (693.000–2.600.000),
patos, gansos y cisnes (381.000–641.000), fochas, gallinetas y otras similares (170.000–312.000) y faisán, perdices y algunas especies de tetraónidas (125.000–332.000). Para el resto de especies, se estima unas capturas medias superiores a 100.000 ejemplares.
Oriente Medio y Andalucía
Los autores concluyen que estas capturas masivas de aves pueden tener repercusiones negativas en las poblaciones de algunas especies dentro de la región Mediterránea. Afirman que se necesita seguir investigando estas capturas ilegales, sobre todo en Irán y Arabia Saudita, donde los datos únicamente se refieren a zonas de cada país.
En España, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía descubrió que la cosecha nocturna en los olivares intensivos provoca «una alta mortandad» de aves, entre los que destaca el zorzal, que ya pernocta en estas plantaciones. El informe advertía del riesgo de cosechar durante la noche y cifraba en 100 las aves muertas por cada hectárea cosechada.
«Las estimas más conservadoras apuntan a que esta práctica pueda estar afectando a 2,6 millones de aves cada año en Andalucía, especialmente en las provincias de Sevilla, Córdoba y Jaén”, según informaba la propia Consejería.