«Errores imperdonables» en la muerte del niño de 4 años para el presidente de la FAC

31 enero, 2019 • Noticias de caza

José María Mancheño explica que los errores cometidos por el autor del trágico suceso son «inexplicables» en un cazador experimentado.

El arquitecto, argentino y militante de la formación de Pablo Iglesias, creyó  disparar a un jabalí cuando en realidad lo hacía sobre el pequeño Aitor, de cuatro años.

Aitor iba vestido de cazador, con ropita de camuflaje, botas y su escopeta de juguete. Por su corta edad, hizo tanta gracia a los asistentes a la montería que le hicieron fotos antes de que comenzara. El niño se encontraba junto a su padre, José Antonio, su abuelo, el que tenía asignado el puesto, y el hermano de éste. Se habían levantado temprano y conducido desde Écija hasta la finca La Lapa, en Guillena (Sevilla). Eran más de las 11 de la mañana y el pequeño de cuatro años estaba sentado en un banco en el puesto de caza que le habían asignado. Y de pronto, mientras sonaban los disparos, Aitor cayó al suelo.

Según testigos, el proyectil le dejó sentenciado en el acto. El balazo le alcanzó de lleno en la cabeza y nada pudo hacerse por salvarle la vida. El presunto autor del fatídico disparo, Luis Antonio, se encontraba a más de un centenar de metros del niño. Había pagado entre 200 y 300 euros para participar en la montería, a la que había acudido con un amigo.

Han pasado ocho días, el pequeño Aitor fue enterrado en medio de un gran dolor y el hombre que supuestamente disparó la bala «está en tratamiento psicológico», hundido. «Si él fuera el juez, él mismo se condenaría a prisión permanente revisable», dijo su abogado.

Pero ¿quién es este cazador de 60 años y activo militante de Podemos, el partido que aboga por suprimir esta afición deportiva, y al que acusan de un presunto delito de homicidio imprudente?

De origen italiano, pero de nacionalidad argentina, al igual que su pareja, Elina, hace ya varias décadas que Luis Antonio Gasparini aterrizó en Andalucía,instalándose definitivamente en el Puerto de Santa María, donde es muy conocido como arquitecto [tiene la medalla de plata por sus 25 años como colegiado en el Colegio de Arquitectos de la provincia de Cádiz], profesión que comparte con su esposa. Entre las obras que llevan su firma figura la construcción del Hotel Utopía, en Banalup-Casas Viejas (Cádiz), ejecutada en 2006. Un proyecto para el que buscó inspiración en María Silva, La Libertaria, la anarquista que saltó a la fama en los sucesos de Casas Viejas de 1933 y nieta de Francisco Cruz Seisdedos. De hecho, la ubicación del hotel es anexa a la choza en la que falleció Seisdedos.

En cuanto a las ideas, Luis Antonio es de Podemos prácticamente desde los inicios de la formación de Pablo Iglesias. Y muy activo. Fue uno de los firmantes, en 2015, de un manifiesto contra el apoyo al PSOE de la plataforma Levantemos El Puerto -la marca con la que Podemos concurrió a la elecciones municipales ese mismo año- para hacerse con la alcaldía de la localidad gaditana. También lo rubricó su pareja, que incluso concurrió a las elecciones como suplente en las listas de la formación morada al Senado por la provincia de Cádiz a la generales de ese año.

Los dos son amigos de Lourdes Ciria Roselló, miembro del Círculo Podemos Cannábico, ponente en Vistalegre II e impulsora de la iniciativa de legalizar la marihuana para uso terapéutico que promulga el partido de Iglesias.

En sus redes sociales, Nino (como llaman familiarmente a Luis Antonio) afirma que estudió en las «Carmelitas Desnudas» (sic) y es seguidor de páginas relacionadas con la caza y con perros de razas vinculadas a esta actividad. El juez ha decretado su puesta en libertad sin fianza y con cargos, le ha retirado el arma y la munición, le ha prohibido cazar y deberá estar localizable para comparecer cuando se le reclame. El arquitecto poseía todos los permisos y el seguro de responsabilidad civil, que también ha entregado. Se le imputa un presunto delito de homicidio imprudente.

Rosario Serrano, la abogada de la familia del pequeño, asegura que tras el disparo, Luis Antonio «no se acercó al niño para auxiliarlo. Sabía perfectamente lo que había hecho, se dio media vuelta y se marchó». Él, sin embargo, dio otra versión en el juzgado. Dijo que desconocía que hubiera un niño en la montería y que tampoco sabía la ubicación del resto de los puestos. Una versión que el padre de Aitor, José Antonio Ávalo, contradice: «Porque precisamente él, o su acompañante, le hicieron una foto al niño», sostiene en conversación con Crónica.»Todo el mundo en la montería sabía que estaba allí. Era un pequeño gran hombre y muy responsable».

Mientras Aitor miraba sentado en su banquito, el cazador Luis Antonio salió de su puesto y, buscando el tiro, caminó 20 metros en línea recta. Ante el juez del juzgado de instrucción número 16 de Sevilla declaró este lunes que oyó un ruido en unos matorrales que pensó que se trataba de la rehala de perros y jabalíes, giró el arma a la derecha 90 grados y, sin ver la presa, apretó el gatillo.(«Al padre del niño hubo que quitarle la escopeta de las manos», cuenta un testigo). Argumento que el padre del niño desmiente pues, según él, ellos se encontraban a la izquierda y no a la derecha, que es hacia donde Luis Antonio ha declarado haber disparado. El niño cayó a sus pies. «Fue una imprudencia total. No merece volver a cazar en su vida». La familia de Aitor se ha personado como acusación particular, y además baraja, una vez avance la investigación judicial, la posible imputación de un delito de omisión del deber de socorro.

Francisco José Mouriño, el abogado del presunto homicida, cuenta que Luis Antonio «se encuentra muy mal, está en tratamiento psicológico. Cuando se enteró, y como él mismo dijo, lo que menos podía pensar es que le diera a un pibe de cuatro años». Aitor estaba a dos días de cumplirlos.

La Federación Andaluza de Caza pone en duda que Luis Antonio fuera un cazador experimentado. «Cometió tres errores inexplicables e imperdonables», explica José María Mancheño, el presidente de una federación que aglutina a unos 300.000 cazadores andaluces. El primero de ellos es salir del puesto y cruzar la línea de tiro. El segundo, «que un cazador experimentado sabe», puntualiza, es que «primero apuntas, luego, identificas la pieza y disparas. Él lo hizo a ciegas». Y por último haber girado noventa grados el arma y apretar el gatillo. «Disparó sin saber a qué disparaba, y encima giró… Tú puedes girar diez, 20 grados, pero no 90 porque a tu lado están tus compañeros…».

Laura Garofano para elmundo.es


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *