Tras la pista de los ataques de lobos
Los agentes de Medio Ambiente de la Junta de Galicia analizan cada caso de ataque al ganado para valorar el cobro de ayudas por ataques de lobo.
Acudir al lugar de los hechos, hablar con personas que pueden aportar alguna información sobre lo ocurrido, inspeccionar y tomar datos. Parece la actuación de un grupo de agentes de algún cuerpo policial, pero en realidad son los pasos que dan los miembros del servicio de Medio Ambiente de la Junta destinados en el distrito de Vilalba tras recibir una alerta por un ataque de cabras en la parroquia de San Simón da Costa, en el mismo municipio donde tienen su base.
José Antonio Pérez Alvite, Isabel Vidal y Mercedes Gómez acuden a media mañana al prado en el que ocurrió el suceso. Sobre la hierba hay tres cabras muertas, dos hembras y un macho. Otras cuatro tuvieron más suerte que sus compañeras de rebaño. Lograron escapar indemnes. No sufrieron daños.
Cerca de la finca, a unas decenas de metros, aguarda el dueño de los animales. A última hora de la tarde del día anterior Misael Cuba Cendán descubrió los cuerpos de sus animales, los mismos a los que ahora los agentes de Medio Ambiente analizan para saber quién les dio muerte. Lo primero que hacen es anotar sus números de chapa. Luego revisan las heridas. Las cabras, por su pelo, hacen más difícil la comprobación, explica José Antonio Pérez Alvite.
Después de tomarles fotos, comprueban si hay hematomas. Son la señal de que aún estaban vivas cuando fueron atacadas. Tienen heridas en el cuello, un ataque propio de un depredador. El círculo se cierra todavía más cuando descubren que una de las cabras tiene desgarros en el vientre: «Este es un caso claro, no hay duda», sostiene el agente. Otras veces las pistas son más confusas, pero esta vez parece que todo apunta al lobo.