Voces de caza
«Félix jamás dijo que el lobo no tuviera que ser controlado»
Odile es una de las tres hijas de Félix Rodríguez de la Fuente y la que más se ha significado como defensora del legado de su padre. Ayer asistía a un homenaje en el Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León (Robledo de Sanabria, Zamora), donde se ha descubierto una placa dedicada a su padre.
Se celebra el 90 aniversario del nacimiento de su padre. ¿Tiene vigencia hoy su legado?
Cada vez más, a medida que pasa el tiempo.
¿Qué pensaría él si comprobase que el que está en peligro de extinción es el hombre del medio rural?
Su mensaje siempre giraba alrededor del ser humano, como parte integral de la naturaleza. Fue un adelantado a su tiempo y su mensaje debe ser un faro, dentro del caos en el que vivimos. La despoblación es un drama de una dimensión insondable, porque el hombre pierde sus raíces, su identidad y su acervo cultural.
¿Qué es más urgente, la conservación de las especies o la despoblación del medio rural?
Van de la mano. Por poner un ejemplo, siempre he pensado que el mejor modo de defender al lobo es ponerse del lado del ganadero.
En una ocasión me dijo que no le gustaba la idea de ser un ‘Félix con faldas’. ¿Lo ha conseguido?
Por supuesto. Nunca nadie ha intentado que lo sea y mi padre tampoco lo hubiera querido. Él era irrepetible. Quien se considere su reencarnación cae en un grave error.
¿Qué le dice la gente cuando se entera de su identidad?
Las reacciones me conmueven, me sobrepasan. Es algo absolutamente mágico. El gesto cambia y veo entonces la mirada del niño, escondida detrás de la de adulto. Es una mirada nostálgica, de infancia, de sueños, de libertad. Todo esto me da mucha energía. Siento el agradecimiento de la gente hacia mi padre, a través de mi persona, y eso es muy emocionante.
¿Habrá continuidad en la siguiente generación de su familia?
No lo sé. Aparte de mis sobrinos, los míos son pequeños aún, pero muy apasionados del campo. La clave de sentir la naturaleza es perderse en ella de niño. Y esa no es una experiencia intelectual, sino emocional.
Pocas figuras como Félix provocan tanto respeto y admiración, en un país donde apenas nos ponemos de acuerdo en nada…
Es apabullante. Hace un año me metí en Twitter y me parecen maravillosas las respuestas que me llegan por esa vía. Y no hay un mensaje raro, todo es positivo.
Adolfo Suárez decía: “¡No me queráis tanto y votadme más!” ¿Ha llegado la hora de que respaldemos mucho más su legado?
Absolutamente. Pero hay que ir más allá de los símbolos, utilizar su fuerza para aplicarla a la conservación y a todos los retos que hay por delante, pero de forma activa. Ese sería el mejor homenaje.
¿Se ha enfriado su defensa del legado de Félix tras el triste desenlace de la Fundación?
En absoluto. Yo soy otro ‘niño de Félix’, con la fortuna de tener a millones de hermanos repartidos el mundo. Soy su fan número 1, una absoluta fascinada de su mensaje. Muchas respuestas están ahí.
¿Cómo están ahora las cosas?
La Fundación todavía no se ha liquidado. Aunque suene un poco raro, estoy mucho mejor así. Al final, me convertí en una administradora. Casi todo el tiempo estaba entre papeles, gestionando, pidiendo dinero… Y yo me decía, ¿pero qué hago aquí? ¡Si esto no es lo que quiero hacer en la vida! Ahora he podido reconectar con mi familia, recuperar fuerzas y empezar a dedicarme a la divulgación, que es mi vocación.
Algunos lugares de Castilla y León que le recuerden a su padre…
Burgos, toda la provincia. Y toda la región, porque es el territorio que dio lugar a un personaje como él. No podía haber nacido en otro lugar. Es el mejor embajador y representante de los valores de su región.
Félix recorrió una buen parte de los espacios naturales de Castilla y León. Algo influiría en su protección…
Con toda seguridad. Si él no hubiese existido, no habría ni la mitad. Habríamos perdido muchísimos humedales y, desde luego, especies tan emblemáticas como el lobo.
¿Ha oído hablar del Centro del Lobo de Robledo?
Iré el viernes, 23 de marzo, a una conmemoración muy bonita. Tengo muchas expectativas. Espero que sea una oportunidad para hablar de lo que yo creo que fue el mensaje de mi padre sobre el lobo, tan mal interpretado hoy en día.
¡Adelánteme algo!
En una época en la que había menos de 500 lobos en España –niveles bajísimos, una época en la que todavía había alimañeros- él defendía la no extinción del lobo. En ese contexto tan difícil, trató de cambiar la mentalidad. Decía que el lobo no era tan tremendo ni tan sanguinario, que tenía un rol ecosistémico vital y que teníamos que tener lobos en España. Pero jamás dijo que el lobo no tuviera que ser controlado. Y ahora se pone en su boca que él dijo que al lobo no se le puede tocar. Y eso es falso.
¿No echa en falta un centro museístico que recuerde a su padre?
Sé que hay uno en Poza de la Sal. De igual modo que pienso que es un drama perder nuestra identidad rural, sería un gran drama olvidar el mensaje de mi padre. El medio ambiente es un tema que está encima de la mesa y tenemos la suerte de tener al pionero de España en Castilla y León, a la persona que abrió los ojos al mundo.
¿Qué sueño le gustaría cumplir?
Que se creara algún tipo de entidad que asegurara la preservación del legado, el archivo y el mensaje de Félix, orientado a las nuevas generaciones.
Informa Javier Pérez Andrés para diariodevalladolid.es