Crónica de montería de Malagoncillo, por Monteros de Encinasola
Una vez más, Monteros de Encinasola ponía punto de partida a un fin de semana de caza por tierras onubenses. Cabezas Rubias era el lugar de encuentro de los monteros que iban a participar en esta coqueta jornada tras jabalíes y venados.
«Malagoncillo» era el destino de los casi treinta puestos que acompañaban a la organización. Esta finca, que cuenta con una mancha de apenas doscientas hectáreas, es muy querenciosa para el encame de los jabalíes, con una amplia dehesa que la rodea y grandes extensiones de siembra, lo que supone un aporte alimenticio apropiado para la caza. La zona a cazar en sí es bastante llana, contando con una mancha de jaras que en el centro cuenta con un arroyo que la cruza, el cual está totalmente cubierto de zarzales, que hacen de fortín para los escurridizos cochinos.
Sobre las ocho y veinte de la mañana, Paco Berjano daba las últimas indicaciones y comenzaba el sorteo de posturas. Poco a poco, los monteros fueron cogiendo de encima de la mesa las tarjetas y poco después daba comienzo el desfile de armadas. A las diez estaba cerrada la zona a cazar y se había tenido noticias de algún lance. Tan solo media hora después, abrían portones las rehalas, que en este día cazarían desde los extremos hacia el centro, y una que soltaría en el centro para expandir y dar fuerza al resto.
En una primera instancia, un silencio extraño reinaba en la finca, pero tras diez minutos llegaron las primeras ladras y los primeros disparos. Las ladras se hicieron incesantes pero los lances tardaban en llegar. Los perreros informaban de que los jabalíes se resistían a abandonar el refugio de las zarzas, y preferían ser apresados por los perros a asomarse a las posturas. Tal vez, mucha culpa de esto la tuviese el tiempo, que con un aire no muy fuerte pero cambiante bailaba de un lado para otro, haciendo cargar aire a las posturas.
Pero no tardaron en sucederse los lances y los disparos, que se prolongaron desde la suelta hasta las dos de la tarde, cuando la organización daba por finalizada la montería.
Hubo monteros con cuatro y seis lances. Así, Jose María Romero se quedaba con tres jabalíes o Carlos Casilda con dos y una zorra de tres tirados. Los mejores jabalíes fueron para Francisco Saavedra y Antonio González.
Al plantel llegaron un total de 32 jabalíes y 3 venados, destacando de estos últimos el de Miguel Montero de un porte excepcional.
Una buena jornada para comenzar un fin de semana con Monteros de Encinasola.
Crónica de Carlos Casilda Sánchez