Las intensas jornadas de caza en España de Claire Zambuni: codornices en media veda
Es directora de la agencia de medios británica que lleva su nombre y España es uno de sus países favoritos para cazar, en el que uno puede además disfrutar de la deliciosa gastronomía y de su amplia cultura. Se llama Claire Zambuni. Este año ha pisado tierra riojanas para cazar codornices junto a su amigo Martin Gabor. Rastrojos y márgenes han servido de escenario para que pointers y setters dieran con las escasas codornices. La charla amigable y el buen comer han puesto el remate a unas jornadas de caza apasionantes. Un relato exclusivo para Cazaworld.
España sigue siendo uno de mis países favoritos para cazar. Adoro los diversos paisajes debido a la amplitud del país; las armas, la gente, el clima, la comida y el vino. Siempre pienso que hay una gran empatía entre los españoles y los británicos.
He cazado perdices, jabalí, corzo y estaré pescando en los Pirineos españoles el próximo mes. He visitado varias de las fábricas de armas en Eibar donde los artesanos hacen armas a medida para rivalizar con una escopeta inglesa, especialmente en precio.
Mi primera pareja de armas fue de Arrieta Crown del calibre 12. Me encantaban y me llevaron a la fábrica de Elgoibar para que se convirtiesen simplemente en una pareja de números consecutivos. Con gran tristeza las vendí el año pasado después de decidir usar el calibre 20 para todo. Las Arrieta lo tienen todo pero ya no están y ahora, para este viaje, he usado una Grulla Supreme del 20.
He cazado perdices, jabalí, corzo y estaré pescando en los Pirineos españoles el próximo mes. He visitado varias de las fábricas de armas en Eibar donde los artesanos hacen armas a medida para rivalizar con una escopeta inglesa, especialmente en precio.
Mi querido amigo Martin Gabor y yo nos encontramos en algún lugar del mundo para cazar cada año. Hemos cubierto Suecia, Laponia, España y los EE. UU., por nombrar sólo algunos. El año pasado le mostré los ojeos de perdiz en España, en «Butler Del Prado» en Matarrubia. Ashley Butler y Pepe, que dirigen el equipo, se han convertido en grandes amigos. Ambos son cazadores apasionados y entusiastas en hacer las cosas de la manera correcta. Ashley también dirige una finca en Devon, en U.K., donde lleva a cabo varias cacerías para sus amigos cada año. Pepe ha viajado por el mundo siguiendo su amor por la caza, que lo ha llevado de Mongolia a Rumania siguiendo las tradiciones cinegéticas de su familia.
Cazando codornices
Tuvimos la suerte de ser los primeros en alojarnos en el hotel de tiro en Matarrubia cuando abrió sus puertas en octubre del año pasado. El ojeo de perdices fue espectacular y la mezcla de tradiciones británicas y españolas funcionó maravillosamente. Regresamos en febrero. Sabíamos que la caza de la codorniz sería muy diferente en un año particularmente difícil para las codornices en España durante la corta temporada del 15 de agosto al 7 de septiembre, que pronto descubrimos por nosotros mismos. Como íbamos a ser solamente nosotros dos lo que cazaríamos con perros, estábamos muy interesados en descubrir una nueva parte de España y su cultura, así como la caza en sí.
Volamos a Bilbao y viajamos por el País Vasco, llegando en La Rioja hasta la pequeña ciudad de Casalarreina, en el corazón de esta región. Nuestro hotel, un monasterio restaurado, la Hospedería Señorío de Casalarreina, data de 1711, cuando formaba parte del vecino Retiro de Nuestra Señora de la Piedad de los dominicos. El hotel cuenta ahora con 15 habitaciones dobles bien restauradas con suelos de madera y cantería sólida, muchas de las paredes decoradas con pintorescos murales. Pero no íbamos a pasar mucho tiempo en él ya que nos reunimos la primera mañana, a las 6:30, para ir hacia los campos de caza. Nos acompañaban guías con perros de muestra. Nuestro hombre, Josun, contaba con dos setter ingleses.
Sabíamos que la caza de la codorniz sería muy diferente en un año particularmente difícil para las codornices en España durante la corta temporada del 15 de agosto al 7 de septiembre, que pronto descubrimos por nosotros mismos.
No ha sido buen año para la codorniz y la caza fue dura. Nunca había disparado sobre una codorniz común por lo que no estaba segura de dónde buscarlas. Esa mañana resultó difícil. Martin caminó en otra dirección y vio dos pájaros, pero era no estaba seguro de su patrón de vuelo ni estaba preparado para la cercanía con la que pasaban por los márgenes del terreno. También era imperativo juzgar la seguridad con los perros mostrando y levantando las piezas.
La muestra de los perros
Cuando mi guía y yo casi nos habíamos dado por vencidos y caminábamos de regreso a los vehículos, el perro se puso en marcha en un pastizal alto. Los guías pensaban que la razón de la falta de codorniz era el trigo recién cortado y ciertamente parecían preferir una cobertura más larga. El pájaro salió pero no pude disparar porque voló bajo bajo y el perro le perseguía detrás. Sin embargo, había visto mi primera codorniz. Curiosamente, era como la mezcla entre una agachadiza y una perdiz que se asemejaba más a la anterior. Mientras caminábamos de regreso al coche, el perro mostró de nuevo. Me acerqué y el pájaro se levantó. Esta vez, fue un tiro más limpio y el pájaro cayó. Cuando volví de recoger la pieza en el campo vecino, el setter estaba de muestra una vez más. Estaba bien en lo alto de una loma. El pájaro rompió la vegetación y yo la disparé. Dos codornices en el morral.
Ya era hora del taco español. Nos dirigimos a un valle celestial, enclavado entre dos colinas escalonadas que brillaban doradas bajo el sol. Dos corzos bailaron al otro lado de la colina y la esposa de Carlos llegó con algunos deliciosos platos caseros. El idioma parecía lo menos importante a la hora de comunicarnos mientras estábamos sentados al sol, hablando sobre el día y compartiendo comida y vino de Rioja.
Ya era hora del taco español. Nos dirigimos a un valle celestial, enclavado entre dos colinas escalonadas que brillaban doradas bajo el sol. Dos corzos bailaron al otro lado de la colina y la esposa de Carlos llegó con algunos deliciosos platos caseros.
Tras del madrugón, regresamos al hotel para echar una siesta y dejar que bajase el sol antes de cazar de nuevo. Aquella tarde fuimos a otra zona. La topografía era un poco más dura. Martin y yo salimos otra vez en diferentes direcciones: yo con Josun y sus setters, y Martin con Carlos, Javier y los pointers españoles. Mis dos primeras muestras fueron muy satisfactorias. El pájaro levantó y voló una cierta distancia. El tiro no era seguro, así que miramos hacia donde cayó la codorniz y nos dirigimos en esa dirección. Me puse al lado del perro cuando mostraba. La codorniz levantó por segunda vez, proporcionó un tiro seguro y cobramos el pájaro.
Cazar y viajar
Para mí, uno de los aspectos más atractivos de la caza en el extranjero es la oportunidad de experimentar el paisaje y la cultura de otro país. La caza no fue abundante, sin embargo, la comida, el vino y la camaradería sí lo fueron. Fuimos a auténticos restaurantes locales cada noche. Visitamos La Vieja Bodega y La Cueva De Dona Isabela en Casalarriena y mi favorito, El Trujal del Abuelo en Cihuri. Siempre fuimos los únicos ingleses y alemanes en el restaurante cada noche, lleno sólo de españoles, lo que es siempre una buena señal. En Cihuri nuestro viaje concluyó maravillosamente con una invitación inesperada a la bodega del cocinero, donde el idioma no era ninguna barrera e intercambiamos delicioso jamón, vino local, licores y risas.
Para mí, uno de los aspectos más atractivos de la caza en el extranjero es la oportunidad de experimentar el paisaje y la cultura de otro país. La caza no fue abundante, sin embargo, la comida, el vino y la camaradería sí lo fueron.
Claire Zambuni ha empleado durante sus jornadas de caza tras la codornices una escopeta Grulla del calibre 20, chaleco y bota de la casa Purdey, así como un fular de Ivana Nohel.
Claire Zambuni
Directora de Zambuni