Odile Rodríguez de la Fuente defiende la figura del cazador en las Xornadas do Lobo de Santa Comba
La hija del documentalista Rodríguez de la Fuente siempre tuvo claro que compartía la pasión de su padre por la naturaleza. Se formó como bióloga en Estados Unidos y tras completar sus estudios, volvió a España con la intención de recopilar y cohesionar todo el material creado por su padre. Para ello, y a petición de su madre, creó la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente en 2004. Superados más de diez años de trabajo, las devastadoras consecuencias de la crisis también se cebaron con esta ONG; en 2016 se vio obligada a presentar un concurso de acreedores y cesar en su actividad, pero esto no ha impedido que Odile mantenga su compromiso con un proyecto de cambio social que parte del respeto al entorno, el estudio y el cuidado de las relaciones entre el hombre y la tierra, un equilibrio que depende de todos los seres vivos que lo sustentan.
Con motivo de las Xornadas do Lobo celebradas en Santa Comba, Odile Rodríguez de la Fuente presentó su visión sobre la situación de este mamífero a través de una videoconferencia. En las distintas ponencias del día se trataron temas como la necesidad de establecer un censo preciso con la cifra de lobos y un seguimiento de las poblaciones, la demanda del colectivo ganadero para crear un sistema de ayudas por daños más justo o el trabajo del Seprona y la necesidad de incrementar los medios técnicos y humanos a su disposición. La figura del cazador, por supuesto, ocupó un papel predominante en estas charlas. Como heredera del trabajo divulgativo del lobo ibérico que hizo su progenitor, no dejó escapar la oportunidad de desmarcarse «de una postura radical, que se abandera bajo el nombre de mi padre», en referencia a las actitudes agresivas que ciertos grupos animalistas mantienen contra cazadores y ganaderos. Firme defensora de acciones que impliquen a todos los colectivos, dejó claro que estas conductas «no tienen nada que ver con lo que fue la defensa que hizo mi padre del lobo».
La hija del autor de El Hombre y la Tierra insistió en que la convivencia del hombre y el lobo es un reto diario con el que tienen que lidiar, desde la responsabilidad, la Administración Pública, los ganaderos y los cazadores. Para ello propuso crear un foro común en el que encajar las propuestas de todos los colectivos, un espacio de trabajo que consiga consensuar y actualizar los planes de gestión. Odile Rodríguez de la Fuente insistió en huir de la radicalización de las posturas, que suelen traer como consecuencia pérdidas para todos, pero en especial para el animal. El equilibrio es la clave para evitar posturas extremas que acaban por acrecentar la aversión hacia esta especie, ya que el odio suele derivar en un aumento de casos de furtivismo, cepos y envenenamientos. Los cazadores, con su conocimiento del entorno y control de los individuos, tienen que adjudicarse un papel activo en la gestión de la convivencia con el lobo. Rodríguez de la Fuente no dejó de destacar que “ese sería el mensaje que habría mantenido mi padre, quien en vida defendió la caza en su aspecto conservacionista”.
Mantener estable el censo de individuos sigue siendo una tarea clave y pocas cosas han cambiado con respecto a las primeras batidas autorizadas para el control de la población. A lo sumo pequeños detalles, casi siempre estéticos, que introducen las nuevas generaciones; nuevas costumbres, como el uso de dispositivos móviles y algún cambio de juego en la tradicional partida de cartas, donde los jóvenes prefieren optar por opciones más actuales y picas, tréboles, corazones y rombos sustituyen a bastos, copas, oros y espadas. También permanecen intactas las demandas de los ganaderos, que tienen que sumar los ataques sufridos por sus animales a la difícil situación por la que atraviesa la industria del vacuno. Desde el pasado otoño, son conocidos los casos de ataques en la zona de Barco, Piedrahíta y Gredos, donde varias explotaciones han sufrido bajas a consecuencia del incremento de la presión de los lobos.
Los propietarios de las reses afectadas llevan tiempo solicitando un incremento en las autorizaciones para el control poblacional, así como una puesta al día de las cuantías a percibir en compensación por las pérdidas. El colectivo avisa que la desaparición de esta actividad de los pueblos acarrearía la pérdida de una fuente trabajo e ingresos que resulta fundamental para evitar la desaparición de las zonas rurales.
Uno de los objetivos de las Xornadas do Lobo es el conocido como “Memorando de Santa Comba por la defensa del lobo ibérico”, un proyecto que surge con la intención de ser presentado en el Congreso de los Diputados y el Parlamento Europeo. En él se incluye también una referencia a una iniciativa esperanzadora para el cánido salvaje, que en la sierra de La Culebra (Zamora) ha demostrado tener un gran potencial económico. Tanto es así que el dueño de la primera empresa que integra los avistamientos del lobo en su oferta de turismo rural estima que los servicios de hostelería relacionados con este tipo de propuestas generaron unos ingresos superiores al medio millón de euros.