Crónica de montería de Nogalito, por Monteros de Encinasola
Con la venida del día comenzaba el goteo de asistentes llegando al hotel de Encinasola, donde Paco Berjano y Hugo Larrubia habían dado cita a sus monteros para cazar de invitación la coqueta mancha de «Nogalito».
Esta finca, situada a medio camino entre «Los Valles» y «Gonzalo Gil», era toda una incógnita, ya que no se había cazado en montería desde hacía tiempo. Es una finca con muchas ondulaciones de terreno compuesta de terrazos de eucalipto y una mancha de jara apretada rodeada por la ribera.
Tras las indicaciones de Paco Berjano, y el correspondiente rezó por los monteros fallecidos, dio comenzó el sorteo.
El primer cierre en salir lo montaba el amigo Pirri, tras el cual fueron saliendo los demás.
Algún disparo suelto, que presagiaba el movimiento del cervuno, se podía escuchar desde la colocación de las primeras armadas.
Fue tras la suelta, sobre las doce del medio día, cuando se produjo el mayor movimiento de reses, que no tardaron en dar cara a las posturas.
Poco a poco y con carácter intermitente, se fueron produciendo los lances y sobre las quince horas se daba por terminada la montería.
Los asistentes se desplazaron hasta el punto de reunión donde degustaron unas buenas viandas preparadas por ‘el Emigrante’, mientras se sacaba la caza al plantel.
Destacaron dos venados de muy buen porte, abatidos por los amigos José Cándido e Ignacio García; además, posturas como el siete del cierre que montaba Miguel Infante, donde el amigo Paco Torres de Sevilla consiguió abatir un cochino, quedando herido uno de mayor porte que, tras pistearlo, fue perdido en el fondo de un barranco sin llegar a cobrarse.
Finalmente, al plantel llegaron un total de siete venados, dos jabalíes y veinte ciervas, cerrando así la primera montería de gestión e invitación que esta organización va a dar para los accionistas.
Crónica de Carlos Casilda