Asaja advierte de la pérdida de casi 40.000 hectáreas de dehesa andaluza por la seca

9 enero, 2017 • Naturaleza

El presidente de Asaja en Huelva, José Luis García-Palacios, ha lamentado que desde finales de los años 50 se han perdido en la provincia unas 40.000 hectáreas de dehesa, más de 600 al año, a causa de la seca del encinar, un fenómeno que afecta a la práctica totalidad de la dehesa en Andalucía, ya sea en mayor o menor medida, y que es «el mayor problema medioambiental de la provincia», que cuenta con unas 240.000 hectáreas, por lo que ha pedido a las administraciones que emprendan líneas de ayuda para paliarlo.

En una entrevista concedida a Europa Press, ha señalado que en la actualidad, lo único que existe para combatirla es un plan director que «salió seis años después de la Ley de la Dehesa de Andalucía», por lo que ha lamentado que las administraciones ni siquiera se hayan acogido a las ayudas forestales para este problema.

Encina afectada por la seca.

Así, desde el Foro de Encinal, impulsado por Asaja, se desarrolló la primera ley que reconoce la dehesa como ecosistema y se ha estado «investigando mucho», desde 1997 cuando se firmó el primer convenio con las universidades de Córdoba y Huelva.

El presidente de Asaja en Huelva también ha remarcado que desde 2007 y tras esas investigaciones se han puesto sobre la mesa «alternativas» que sobre todo están poniendo en marcha los propietarios de fincas con dehesa, y que «deberían llevar un respaldo económico de la administración»; sin embargo, «lamentablemente todas las reivindicaciones de Asaja en este sentido han caído en saco roto».

Por ello, desde Asaja reclaman una mayor implicación de los gobiernos de España y Andalucía ante el que considera el problema medioambiental «más grave» de Andalucía y por ende de la provincia, donde desde 2005 se han cortado legalmente entre encinas y alcornoques más de 457.000 ejemplares.

Desde la entidad agrícola señalan que luchar contra la seca requiere un cambio de concepto y una gestión «más acorde y razonable» que promueva la recuperación de la biodiversidad. Además, se debe implantar el uso de «abonos más adecuados para reducir el PH y acidificación del suelo», que es uno de los principales factores para la aparición del hongo que provoca la muerte súbita de la encina.

Del mismo modo, entre las medidas a implantar que se han señalado en las investigaciones, también destaca la reducción de la población de meloncillos y el control de poblaciones de algunos córvidos como el rabilargo y la urraca, que ayudan en «la fractura de la biodiversidad».

García-Palacios ha señalado sin embargo que estos proyectos tienen resultados siempre a largo plazo y a las administraciones «no les termina de gustar este tipo de proyectos» porque tienen una visión más cortoplacista, por lo que finalmente no se implican en los mismos.

Las ayudas

Sobre la cuantía de las ayudas que deberían dar las administraciones en este sentido, García-Palacios ha precisado que, lo que realmente le puede salir caro a las administraciones es que «desaparezcan miles de hectáreas de dehesa», ya que no afectará solo al propietario sino que tendrá impactos sobre la industria cárnica, la ganadería, la caza, el turismo rural, e incluso sobre el entorno medioambiental de las ciudades.

Por ello, García-Palacios ha estimado que cualquier ayuda en este sentido será «muy rentable», y que «todo lo que sea recuperar la naturaleza beneficia de forma generalizada a la sociedad». En este sentido, el presidente de Asaja ha señalado que «ni siquiera ha habido un planteamiento para aprovechar ayudas europeas en este sentido».

Desde Asaja señalan que ya se han reunido en numerosas ocasiones con las administraciones y que éstas «conocen el problema perfectamente», por lo que hace falta es un «compromiso firme y sacar líneas de ayuda concretas».

Actividades realizadas

Entre las actividades que ya se han desarrollado destacan algunas como las 5.000 cajas nido que se han puesto en todo el suroeste de la península, incluido Portugal y que se ha demostrado que tiene un efecto «vigorizante» sobre el árbol lo que les permite defenderse de loa patógenos que le atacan.

García-Palacios ha concluido que «existen herramientas para luchar contra la seca», por lo que «hay que extender esa información y llevar a cabo un reconocimiento de líneas específicas para que los titulares de las fincas las puedan llevar a cabo».

Informa lainformacion.com


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