Castellón frena la caída de aficionados a la caza
Dicen que la caza es la afición más antigua del mundo y que Castellón es una de las provincias dónde más se habla de cotos, munición, tordos, conejos y perdices. Y eso que los datos de ahora poco tienen que ver con los de hace una década. La crisis y, sobre todo, la creciente influencia del movimiento animalista han provocado una sangría en el número de aficionados, un descenso que ahora así parece que ha tocado definitivamente fondo.
En apenas tres días se abre la temporada de caza para 13.453 aficionados federados de Castellón. «Todavía son entre un 1 y un 2% menos que el año pasado, pero las cifras demuestran que el descenso se ha frenado», reconoce Máximo Belenguer, presidente de la delegación de la Federación de Caza de la Comunidad Valenciana (FCCV), que confía en acabar el año con casi 14.000. De hecho, desde el 2007, las cifras siempre han ido a la baja, hasta el punto de que se estima que la provincia ha perdido casi 8.000 cazadores en tan solo 10 años.
Para recuperar aficionados y, sobre todo, captar cazadores jóvenes (la media edad de los federados de Castellón supera los 40 años), asociaciones y delegación provincial están acometiendo su propia revolución. ¿Cómo? Reinventándose. Y ejemplos hay muchos. «Queremos dar un vuelco a la imagen que se tiene del cazador. Estamos desarrollando labores medioambientales, actividades para niños y proyectos sociales con el objetivo de que la sociedad nos conozca más», describe Máximo Belenguer, quien asegura que hay muchos sectores de la economía provincial que esperan como agua de mayo el inicio de la temporada. «Para la agricultura, la caza es importante porque acabamos con las plagas de conejos que tanto daño les hace. Y para los bares y restaurantes del interior, la caza también es un complemento importante», argumenta el máximo representante de los cazadores, que asegura que Castellón recibe cada vez más aficionados de otras provincias y de países de la UE.
Proyectos como el campus de verano desarrollado en La Llosa, y cuyo objetivo es que se extienda el próximo año a todas las comarcas de Castellón, o la donación de carne a comedores sociales y familias necesitadas (la iniciativa está pendiente del ok de Conselleria) pretenden popularizar la práctica de la caza, una afición que solo en la provincia, mueve 30 millones de euros al año.
MUCHO MÁS QUE CLUBES DE CAZA
La revolución emprendida por la delegación provincial está empezando a dar sus frutos. Y un ejemplo es el club La Muntanya de Borriol, con 350 asociados, que en los últimos tres años ha conseguido darle un vuelco a la situación con 15 nuevas altas, de las que 10 pertenecen a aficionados de menos de 30 años. ¿El secreto? Abrir el club y no dejar de hacer actividades en todo el año. «Llevamos a cabo iniciativas para fomentar la recuperación de antiguos aljibes, mantener limpio el bosque, alimentar y cuidar a los animales salvajes o fomentar el deporte con los perros· resumen Arsenio Valls y Salva Pallarés, presidente y secretario del club.
Reivindicar la labor de los clubs (hay más de un centenar) y hacer entender que la caza es mucho más que salir al monte a pegar cuatro tiros. «Antes de cada temporada hay muchos meses de trabajo», sentencian .
Informa: elperiodicomediterraneo.com