Crónica de montería Cabeza Negro de Vegas del Sever
El secadero de Dehesa de Solana, se convertía en el punto de encuentro para los cazadores que iban a asistir a la montería que Vegas del Sever organizaba en la finca ya clásica dentro de su calendario: Cabeza Negro.
Con buenas expectativas puestas en esta finca que siempre suele cumplir, con gamos y venados de muy buena calidad, acudían a la cita los monteros.
El toque de queda fue a las 8:30 horas, demorando un poco el sorteo por un pequeño contratiempo con el catering. Aún así, eran las diez menos cuarto cuando rodaba el bombo que repartía en suertes a los asistentes. Y tan solo las diez cuando salían los cierres de Atoquedo, la Higuera y el Castelo, para cerrar la parte alta de la finca.
Algunos lances se podían escuchar dispersos con la entrada de los vehículos y el movimiento de las armadas por la finca, con lo que hacía presagiar que una vez más la finca tenía caza dentro.
A las doce se soltaron las rehalas y tan solo cinco minutos después corría como la pólvora la noticia de que en el número diez del cierre de Atoquedo se había abatido un gran venado.
La caza se fue repartiendo a medida que se fueron adentrando las rehalas a la parte baja de la finca, a la que llegaron sin fuerzas por las carreras tras las reses. De esta manera, algunos monteros veían desesperados como los cochinos jugaban al escondite con los cansados perros que poco pudieron hacer por sacarlos de la parte más intrincada del río. Aun así, el guarda de la finca, dejó de contar aburrido cuando llegó a los doscientos setenta disparos, que no dejaron de sonar hasta finalizada la montería.
Las dos y cuarto daban cuando el postor nos retiraba de la postura, la mía, más afortunada imposible, habiendo abatido mi acompañante el gran venado del que todo el mundo hablaba, el cual, entró acollerado con otro de mejor porte, que finalmente dobló y fue errado por el montero que ocupaba el número nueve de nuestra misma armada, quedándonos con el más pequeño de los dos, que a la postre ofrecería un trofeo de oro. Con posterioridad, una zorra y un venado bonito de montería para completar el cupo particular hacían de esta una jornada inolvidable para mí, y qué contar para mi afortunado acompañante. Mi armada ofrecía al plantel otros tres venados y varias ciervas. Los gamos, se dejaron ver por las posturas adecuadas en los cierres de Atoquedo y la Higuera, salvándose así por fortuna.
La comida se alargó entre comentarios de lances herrados y acertados, como algunos monteros que fallaron seis cochinos en el río.
Finalmente el plantel mostro un total de 32 venados, uno de ellos oro y varios de muy buen porte, 6 jabalíes de entre los que destacaba un navajero y 18 ciervas.
Puestos: 45.
Rehalas: 8.
Cupo: 2 venados. Gamo a res abatida.
Finca: abierta con una superficie de 1000 hectáreas.
Resultado: 32 venados (1 oro), 6 jabalíes y 18 ciervas.
Crónica de montería de Carlos Casilda.
Hay sólo 1 comentario. Yo sé que quieres decir algo:
Agradeceria que en las cronicas se pusiera el precio de la monteria , de esta manera se podria juzgar mas acertadamente si es buen ao mediocre.
Saludos Zara